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ISABEL BELLIDO
Lunes, 2 de marzo 2015, 02:21
El tiempo de Toro en Málaga ha terminado. Tras filmar desde principios de enero en Benalmádena, Fuengirola y en la capital de la Costa del Sol, ayer fue el último día de rodaje en la provincia. Y el equipo de la película dirigida por Kike Maíllo (ganador del Goya al Mejor Director Novel por Eva) y protagonizada por Mario Casas, Luis Tosar y José Sacristán parte hacia Almería encantado. Nos vamos a ir llorando, confesaba ayer Maíllo. Nos han tratado tan bien y estamos tan contentos que nos da lástima irnos, decía el cineasta. Las rodadas ayer fueron secuencias de acción, siguiendo la tónica general de la película. Por la mañana filmaron escenas de persecución en el Paseo Marítimo Ruíz Picasso, en la parte de La Malagueta, para luego hacer una parada en la calle Cervantes.
Desde entonces aguardaban entre treinta y cuarenta curiosos y seguidores (sobre todo de Mario Casas) que intentaban vislumbrar cualquier atisbo que les indicase que allí, efectivamente, se estaba rodando algo. Sin embargo, entre policías, personal de organización, coches de rodaje, el camera car y técnicos, resultaba difícil conseguirlo. A algunos, como a Lucía Losada (que salía a comprar el periódico), el rodaje les pilló por casualidad, pero otros ya tenían planeado acudir a la zona de La Malagueta. Era el caso de Nieves de los Ríos, que llegaba acompañada de toda su familia. Sabía que Mario Casas estaba por aquí, comentaba, aunque admitió no tener ni idea sobre la película. Me voy a quedar toda la mañana, anunció, a lo que su marido respondió que eso sólo sería así si él almorzaba y se tomaba un café antes.
Tras El camino de los Ingleses
Para Mario Casas, el más esperado por el público malagueño, ha sido la segunda vez rodando en Málaga, tras El camino de los ingleses, cuando sólo tenía 18 o 19 años, recuerda. Ahora ya tiene 28, pero también los mismos nervios e ilusión. El gallego habla de su papel a la vez que resume la cinta. Mi personaje pasa cinco años en la cárcel por un atraco, lo cual le cambia la vida, relata el actor, cuyo hermano en la ficción es Luis Tosar (un cantamañanas y vividor, según define el propio intérprete), que pertenece a una mafia de la cual José Sacristán es capo.
Cuando sale de prisión quiere reinsertarse en la sociedad, pero se va a encontrar con que su hermano le reclama porque han secuestrado a su hija y él va a tener que volver con los malos, sintetizó Casas, que describe a Toro, su personaje, como un tipo que tiene que retener una violencia constante. Por su parte, Tosar (que fue el encargado de entregarle a Mario Casas la Biznaga de Plata al Mejor Actor Protagonista por La Mula en 2013), por cómo está caracterizado en el filme, parece sacado de Pulp Fiction, aunque el director se inspiró en realidad en Nick Cave para construir el aspecto de López, su personaje.
Persecución en la arena
Concluyeron la última mañana de rodaje con otra persecución, esta vez en la arena de la playa, con una impresionante entrada del doble de Mario Casas en moto gracias a una rampa. Por la tarde, el equipo del largometraje se desplazó unos metros más adelante, justo al lado del chiringuito La Caleta, donde rodaron la escena más impresionante del día. En esta persecución concreta, dos vehículos conducen por la arena de la playa de forma paralela, hasta que finalmente uno de ellos, el BMW azul oscuro, se estrella contra una caseta construida especialmente para la película. En cambio, el Volvo naranja (algo destartalado y con un rótulo que reza Aerotaxi Torremolinos) en el que van los dobles de Luis Tosar, Mario Casas y Claudia Canal (la hija de Tosar en la cinta) consigue salir airoso. Tanto estruendo no pudo silenciar los gritos de las fans de Mario Casas, que desde el otro extremo del paseo marítimo clamaban su nombre. El director ordenó repetir dos veces la escena, y parece ser que la segunda toma le gustó más, pues el BMW quedó completamente volcado hacia un lateral gracias a una rampa. Una vez comprobado que los especialistas estaban bien tras rodar dicha escena, el equipo no dudó en aplaudir.
Toro se rodará ahora en el Cabo de Gata para concluir en Galicia en aproximadamente un mes, según estima el sevillano Antonio Pérez, uno de los productores de la película. Pero el equipo también ha pasado por Antequera, pues la escena de la iglesia (el jefe de la mafia, José Sacristán, es un hombre de fe que pretende lavar su imagen desde una cofradía) finalmente no se grabó en Málaga, ya que ni la Catedral ni las cofradías se prestaron a ello. Y aunque tanto Maíllo como Pérez sostienen que la película no pretende dar una visión negativa de la Iglesia, el director sí cree que va a causar controversia y el productor insiste en que se trata de pura ficción. Siempre es complicado rodar en una cárcel o en una iglesia, comentó Maíllo entre risas.
Enrique López Lavigne, principal productor de Toro, anunció que en el Festival de Cannes se verá una promo de la película y reconoció que el cine andaluz ha dado una auténtica lección con La Isla Mínima y El Niño. Creo que todo esto va animar a que mucha gente venga a rodar a Málaga, sentenció convencido.
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