El malagueño David Muñoz vuelve a competir con un corto en la Berlinale

Aquí todos se esconden. De la guerra, de otros niños o del objetivo de la cámara.De una u otra forma todos se ocultan, hasta que David Muñoz los destapa. El director malagueño pone el foco sobre el drama de los refugiados sirios en su nuevo cortometraje El juego del escondite, una mezcla de documental y ficción que ya tiene fecha de estreno: nada menos que en la 65 Berlinale, del 5 al 15 de febrero. Dos años después de su debut en el prestigioso festival de cine, el realizador vuelve a competir por el Oso de Oro frente a otras 26 cintas en formato corto de 18 países. Y el suyo es el único filme cien por cien español. «Es una alegría ver que valoran mi trabajo, es la confirmación de que les interesa lo que hago», resalta Muñoz.

Si A propósito de Ndugu seleccionado para la Berlinale de 2013 le llevó hasta Kenia, El juego del escondite (Híbrida Films) le acerca hasta el Valle de Bekaa en el Líbano. Un artículo de prensa sobre la situación de los niños en un campo de refugiados «fue la semilla». Más de un millón y medio de sirios han huido de la guerra hacia el país vecino, entre ellos muchos menores que de un día para otro dejan sus casas, sus colegios, sus amigos, sus familiares... Poniendo a jugar a los más pequeños Muñoz «quería llegar a los mayores, que se esconden más en serio», explica el malagueño, que ha contado con la colaboración de Acción contra el Hambre y la financiación de AECID Cooperación Española, Junta de Andalucía, Festival de Málaga y Comunidad de Madrid.

El juego del escondite se convierte así en un «vehículo» para mostrar el día a día de esa microsociedad atestada de personas sin recursos que luchan por sobrevivir. En ese contexto, él y su equipo tenían la intención de limitarse a grabar, pero acabaron convertidos también en personajes de esa ficción tan real que define los filmes del malagueño. Porque aquí como en sus anteriores trabajos no hay actores ni guión: quienes se colocan frente a la cámara son refugiados de verdad que improvisan a partir de una situación que les plantea Muñoz. Fatoum Al Hussein, la protagonista, es una mujer que ha escapado de la guerra sola con su hija. Desconoce el paradero de su marido y un día perderá de vista también a su pequeña después de que esta juegue al escondite en el campamento.

La improvisación es un «riesgo», pero en su caso también es un ejercicio de coherencia. «Desconozco qué es lo que les ocurre; no me encuentro en disposición de escribir un guión sobre ellos, sería artificial». Y así nace esta historia con «varias capas» a partir de un juego de niños, que a su vez encierra «una reflexión sobre el lenguaje y la narrativa visual».

El nuevo destino de su cámara está más cerca. Tras recorrer el mundo, David Muñoz rueda por primera vez en España y lo hace en Málaga. El cineasta dirige estos días el largo documental El mundanal ruido, una historia de aventuras con el trasfondo musical de los verdiales.