Hace diez años publicaba un recopilatorio de sus canciones con el título 'Un caso sin resolver'. «Y si antes tenía sentido, ahora todavía más», admitía entre risas Christina Rosenvinge nada más comenzar su charla en el Aula de Cultura de SUR, en la fábrica de Cervezas Victoria. Porque su trayectoria sigue siendo un misterio, la excepción a una regla no escrita que establece que lo suyo es una rareza en la industria musical: «Si tengo que resumir lo que he hecho en esta vida sobre todo ha sido romper clichés». Y lo hizo también durante esta conversación con los periodistas Alberto Gómez y Antonio Javier López en la que Rosenvinge huyó de poses y territorios comunes para sincerarse sobre sí misma y sobre su carrera.
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La artista, Premio Nacional de las Músicas Actuales, enumeró uno a uno todos los «prejuicios» a los que todavía hoy planta cara: «Han estado constantemente y siguen estando». Se supone que si alguien ha tenido un éxito comercial, no puede montar una banda underground. Se entiende que si cambias de país y de idioma, te la juegas en la música. Si eres mujer en el mundo de la creación, no pasas de década. Y ya si tienes más de 50 años, es impensable subir a un escenario con una guitarra eléctrica. «Se puede», sentenció.
la industria
arriesgada
Su trayectoria es la prueba, pero no ha sido sencillo. «Todo en el mundo de la música está construido para dejar a las mujeres fuera. Tienes que tener motivaciones fuertes y ser muy bruta para que no te puedan echar». Por eso mantiene que las mujeres que permanecen son las que tienen una expresión personal «muy potente», y otras muchas con perfiles más técnicos se quedan por el camino. Dejó claro en muchos momentos su compromiso con el feminismo, un activismo que ha sido clave para resistir: «El haber tenido conciencia feminista es la razón por la que estoy aquí. En los momentos en los que he tenido que luchar contra los elementos, tenía muy claro que lo que había contra mí eran prejuicios por ser mujer». Como cuando el «'establishment' masculino del rock» le rechazó tras 'Mi pequeño animal' y «empezó de cero» durante una feliz etapa en EE UU.
activista
dificultades
Por lo general, dijo, los directores de sellos y festivales son «tíos sumamente conservadores» que no conciben que una mujer pasada una cierta edad sea una artista experimental y no un clásico. Y a ella, reconoció, le cuesta mucho decir que no a un experimento. Como al libro 'Debut' del que este lunes firmó ejemplares, donde se animó a convertir en relato la historia de veinticinco años de canciones. O a la película 'Karen', muy bien posicionada en Filmin, donde se atrevió a interpretar a Karen Blixen, la autora de la célebre novela 'Memorias de África'.
Habló de un feminisimo vinculado a la ecología («En un mundo superpoblado no tiene sentido que las mujeres solo se dediquen a la reproducción») y reivindicó un mejor uso del lenguaje para no excluir a las mujeres. Pero no evitó entrar en temas más personales. Madre de dos hijos, hoy dos jóvenes de 17 y 22 años, Rosenvinge confesó la «culpabilidad tremenda» que ha sentido en muchas ocasiones: «Cuando piensas que estás con la guitarra a 50.000 kilómetros de tus hijos, apostando por tu carrera pero no vas a traer un buen sueldo». Y esa es otra falsa creencia que rompió ayer: «En partes de mi carrera no he ganado para comer y he perdido dinero. Hay una parte de penuria de la que no se habla». Pero siempre, pese a las dudas y las renuncias personales, ha tirado para adelante convencida de una idea: «Para ser buena madre tenía que estar completa como persona y trabajar en lo mío».
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Un trabajo que le ha curado de traumas y dolores del pasado. «Ha habido canciones que he tenido que practicar mucho en solitario porque las primeras veces me hacían llorar. Luego te acostumbras», reconoció. Y habló de 'Romance de la plata', el tema que dedicó a su padre a modo de «ritual para cerrar heridas y un duelo» que había quedado abierto más de dos décadas atrás. «Escribes cosas que no te quieres reconocer a ti misma», aseguró.
Cada etapa ha sido para ella un nuevo comienzo y esto es algo que le «apasiona». Un entusiasmo que Rosenvinge también reconoce en el periodista musical Julio Ruiz, el próximo invitado al Aula de Cultura de SUR, al que la artista dejó una pregunta: «Ahora que te has jubilado, ¿dónde vas a hacer ese trabajo de potenciación y búsqueda de nuevos talentos? Porque queremos que lo sigas haciendo». La respuesta, este miércoles.
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