Media horita corta

Tras su paso por Cannes, el viernes llegó a los cines el nuevo entremés de Pedro Almodóvar, arropado por la avasalladora promoción habitual y por la inusitada expectación hacia una obra breve. Porque «Extraña forma de vida», gran título musical de fado para lo que ... pedía ser dramón de tres horas, se nos despacha en media horita corta, ay, muy corta. Esta afición suya por el cortometraje en inglés, tras el experimento teatral de «La voz humana», viene ahora de la mano de un género sorprendente (algo así como un «pride western»). Y lo hace con la carambola del destino de que uno de sus actores, Pedro Pascal, se haya convertido en la figura más pujante del audiovisual terráqueo. De ahí que, junto a la del revivido director Víctor Erice, la ausencia del actor chileno en el certamen francés haya sido frustrante. No hubo foto al final, ah, de los dos Pedros con Ethan Hawke, el otro componente de la pareja protagonista de esta nueva historia almodovariana. Ha explicado Pedro (el manchego), no sé si como justificación, que Pascal está siguiendo una dieta muy estricta para el rodaje de la secuela «Gladiator». Dejando caer que quizás se previno de los posibles «croissants» de La Croissette. «Él no es muy de tableta», añadió, quizá con algo de «saudade».