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Cristina Moreno, en el laboratorio de Menia Restaura Francis Silva

CSI: Cerro del Villar

Arqueología ·

Las más de 6.800 piezas de cerámica, metal y piedra encontradas en la última excavación llegan al laboratorio de Menia Restaura donde se reconstruyen y sacan sus secretos ocultos

Domingo, 11 de diciembre 2022, 00:46

Anda buscándole las caries a una dentadura. Y tiene trabajo. Lo de la limpieza diaria que recomiendan diez de cada diez odontólogos no lo ha cumplido estos caninos en siglos. Literalmente. Porque llevan enterrados desde hace más de dos milenios, aunque el tiempo no ha suavizado los afilados colmillos ni el aspecto salvaje que tuvieron en su origen. Y más ahora que están limpios y relucientes como si hubieran salido de la consulta del dentista. Pero no, en realidad esta boca parece otra gracias a Cristina Moreno, arqueóloga y restauradora que le ha devuelto la sonrisa a este fragmento de estatua de la que sólo se conservan los dientes. Aunque más bien le ha devuelto el terror porque es lo que buscaba despertar esta terracota que pertenecía a una fiera y que, por el fragmento recuperado, debía tener tamaño natural. Encontrar el resto de ese cuerpo de barro en próximas excavaciones es uno de los retos del yacimiento fenicio del Cerro del Villar que, tras superar el olvido de las últimas dos décadas, retomó el pasado verano las investigaciones con la primera campaña liderada por la Universidad de Málaga, cuyos resultados han tomado ahora el laboratorio para procesar, etiquetar y reconstruir todo lo recuperado y que ha estado oculto bajo tierra durante siglos. Que no es poco: 6.784 piezas y muestras que incluyen cerámica, metal, vidrio y material pétreo.

«Nuestro trabajo es fundamental porque montamos lo que antes eran solo trozos y le devolvemos la lectura a la pieza para que los arqueólogos y ceramólogos hagan su clasificación y las puedan datar», cuenta Moreno, que ha dejado de mirar por el microscopio la boca que en estos momentos la tenía atrapada entre sus dientes. En el laboratorio de Menia Restaura en Fuengirola, la arqueóloga –bata negra, guantes de látex azules, ojos canela y voz apasionada– está rodeada de bandejas repletas de pequeños fragmentos en diferentes estados del proceso de recuperación. De hecho, el montaje de las ánforas, vasijas o «piezas de almacenaje» –como se refiere la experta– es solo la parte final y más vistosa de un proceso lento y preciso que lleva meses. Y que empezó a finales del pasado mes de agosto a pie de excavación con la clasificación y lavado de cada uno de los materiales encontrados, a lo que se unieron las extracciones de urgencia a cargo de la propia restauradora y de su colega Daniel Jiménez Desmond de los objetos más frágiles mediante la técnica del engasado para evitar su deterioro o fractura. «Normalmente usamos este sistema para cerámicas hechas a mano que son más delicadas que las fabricadas con torno», descubre la restauradora que nos muestra una cubeta con una de estas piezas rota en pedazos, que ha sido cubierta de gasas y una resina acrílica para retirarla junto a la tierra que la rodea. Así llega al laboratorio, donde después se 'libera' sin que los fragmentos sufran más deterioro.

Muy cerca de esta pieza todavía en la UVI está a medio reconstruir un ánfora sirio-palestina que en su día guardó vino y por la que la restauradora no oculta su debilidad. También la extrajeron mediante el engasado por su delicado estado, pero en una posición diferente a la esperada. En lugar de aplastada, alguien recogió los fragmentos y los colocó juntos después de fracturarse. «Al aparecer una pieza sobre otra nos indica que fue abandonada una vez rota; el ánfora nos habla», ilustra la fundadora de Menia Restaura, que, con sus manos de látex, coge esos trozos para unir el puzzle y presentarlos en la posición original que debieron tener. El efecto es inmediato al apreciarse a la perfección la boca y el cuerpo superior de aquel recipiente al que dan ganas de acercar la nariz como si todavía oliera a uvas gran reserva.

Callejón sin salida

Pero no todo es tan fácil. En la bandeja de al lado, también aparece un trozo de cerámica con varias partes unidas, pero que ha llegado a un callejón sin salida ya que un pósit informa: «Esto no casa con nada». «Cuando estás tres días con la misma pieza a veces ya no ves lo que se corresponde y lo que no, por lo que Daniel y yo nos dejamos estos mensajes para que el otro lo retome y lo mire con otros ojos», revela Cristina Moreno, que se licenció en Historia en la UMA e iba para profesora de un colegio hasta que la arqueología se cruzó en su camino. «El último año de carrera estuve trabajando con una restauradora y no lo pude dejar, así que la restauración fue la que me encontró a mí», cuenta la experta, que completó su formación en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia y ha trabajado en el Teatro Romano de Mérida o el yacimiento íbero de Cástulo en Jaén hasta que hace década y media volvió a Fuengirola, donde creó su propia empresa de restauración con nombre de ciudad egipcia: Menia. Una de las pocas de la provincia especializada en la rehabilitación de nuestro patrimonio, junto a Quibla, Chapitel y Santa Conserva.

La restauradora limpia una terracota con unos afilados dientes que pertenecieron a una estatua de una fiera de tamaño natural

Sobre la mesa, además de las miles de piezas de la primera Málaga oculta en el Cerro del Villar, la arqueóloga también trabaja en la recuperación de un libro de genealogía hecho a mano en el siglo XVIII, además de las pinturas murales del XIX halladas en la restauración del hotel La Fonda de Marbella y que están recuperando el aspecto original. «Es un trabajo apasionante», asegura sin ocultar su entusiasmo Cristina Moreno que, no obstante, advierte del intrusismo en su trabajo que en no pocas ocasiones deja sobre su bandeja de entrada piezas que hay que recuperar doblemente por el 'daño' realizado por manos inexpertas y sin titulación. «Nos llegan obras de arte, muebles y documentos 'tocados' como el famoso 'Ecce Homo' que tienen más trabajo por el tratamiento que le han hecho que por su estado original», revela la arqueóloga y restauradora, que pone como ejemplo el óleo sobre tabla 'Virgen de Lucca', una copia del original del maestro flamenco Jan Van Eyck de autor y fecha desconocidos que fue tratado en el taller de Menia para eliminar los repintes posteriores y salió de allí como si lo acabaran de terminar. Aunque la experta advierte que en el laboratorio no se hace magia. Sino artesanía, ciencia e investigación. Y no todo es recuperable ya que también les llegan restauraciones no reversibles en las que se han usado adhesivos y masillas inapropiadas, o bien reentelados, injertos y parches en los lienzos.

Las cinco fases de la restauración

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fotos: francis silva

Extracción

Los restos desenterrados durante las excavaciones pasan a un primer lavado y etiquetado. Las piezas más delicadas por su estado de conservación se engasan y después se extraen para no dañarlas.

Las cinco fases de la restauración

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fotos: francis silva

Extracción

Los restos desenterrados durante las excavaciones pasan a un primer lavado y etiquetado. Las piezas más delicadas por su estado de conservación se engasan y después se extraen para no dañarlas.

Las cinco fases de la restauración

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fotos: francis silva

Extracción

Los restos desenterrados durante las excavaciones pasan a un primer lavado y etiquetado. Las piezas más delicadas por su estado de conservación se engasan y después se extraen para no dañarlas.

Las cinco fases de la restauración

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fotos: francis silva

Extracción

Los restos desenterrados durante las excavaciones pasan a un primer lavado y etiquetado. Las piezas más delicadas por su estado de conservación se engasan y después se extraen para no dañarlas.

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fotos: francis silva

Documentación

Cuando llegan los restos al laboratorio de restauración se fotografían desde una perspectiva cenital uno a uno y se realiza una limpieza previa para su catalogación. Las piezas metálicas además se pesan.

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fotos: francis silva

Documentación

Cuando llegan los restos al laboratorio de restauración se fotografían desde una perspectiva cenital uno a uno y se realiza una limpieza previa para su catalogación. Las piezas metálicas además se pesan.

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fotos: francis silva

Documentación

Cuando llegan los restos al laboratorio de restauración se fotografían desde una perspectiva cenital uno a uno y se realiza una limpieza previa para su catalogación. Las piezas metálicas además se pesan.

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fotos: francis silva

Documentación

Cuando llegan los restos al laboratorio de restauración se fotografían desde una perspectiva cenital uno a uno y se realiza una limpieza previa para su catalogación. Las piezas metálicas además se pesan.

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fotos: francis silva

Estado de conservación

Se estudian los restos tal y como han llegado para detectar posibles patologías. Las piezas se ordenan en bandejas junto al resto de fragmentos con las que fueron encontradas.

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fotos: francis silva

Estado de conservación

Se estudian los restos tal y como han llegado para detectar posibles patologías. Las piezas se ordenan en bandejas junto al resto de fragmentos con las que fueron encontradas.

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fotos: francis silva

Estado de conservación

Se estudian los restos tal y como han llegado para detectar posibles patologías. Las piezas se ordenan en bandejas junto al resto de fragmentos con las que fueron encontradas.

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fotos: francis silva

Estado de conservación

Se estudian los restos tal y como han llegado para detectar posibles patologías. Las piezas se ordenan en bandejas junto al resto de fragmentos con las que fueron encontradas.

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fotos: francis silva

Limpieza y estabilización

Paso clave en el que se eliminan sales y se equilibra la pieza en su nuevo ecosistema ya que al salir de la tierra y entrar en contacto con el aire los procesos de alteración se aceleran. Para piezas pequeñas o delicadas, la limpieza se hace usando el microscopio.

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fotos: francis silva

Limpieza y estabilización

Paso clave en el que se eliminan sales y se equilibra la pieza en su nuevo ecosistema ya que al salir de la tierra y entrar en contacto con el aire los procesos de alteración se aceleran. Para piezas pequeñas o delicadas, la limpieza se hace usando el microscopio.

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fotos: francis silva

Limpieza y estabilización

Paso clave en el que se eliminan sales y se equilibra la pieza en su nuevo ecosistema ya que al salir de la tierra y entrar en contacto con el aire los procesos de alteración se aceleran. Para piezas pequeñas o delicadas, la limpieza se hace usando el microscopio.

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fotos: francis silva

Limpieza y estabilización

Paso clave en el que se eliminan sales y se equilibra la pieza en su nuevo ecosistema ya que al salir de la tierra y entrar en contacto con el aire los procesos de alteración se aceleran. Para piezas pequeñas o delicadas, la limpieza se hace usando el microscopio.

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fotos: francis silva

Consolidación y montaje

En restos deteriorados que pierden el barniz o la policromía, se aplican tratamientos para que no terminen de desaparecer. En esta última fase se reconstruyen las ánforas, vasijas y piezas cerámicas que habitualmente aparecen rotas para que recuperen su lectura original.

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fotos: francis silva

Consolidación y montaje

En restos deteriorados que pierden el barniz o la policromía, se aplican tratamientos para que no terminen de desaparecer. En esta última fase se reconstruyen las ánforas, vasijas y piezas cerámicas que habitualmente aparecen rotas para que recuperen su lectura original.

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fotos: francis silva

Consolidación y montaje

En restos deteriorados que pierden el barniz o la policromía, se aplican tratamientos para que no terminen de desaparecer. En esta última fase se reconstruyen las ánforas, vasijas y piezas cerámicas que habitualmente aparecen rotas para que recuperen su lectura original.

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fotos: francis silva

Consolidación y montaje

En restos deteriorados que pierden el barniz o la policromía, se aplican tratamientos para que no terminen de desaparecer. En esta última fase se reconstruyen las ánforas, vasijas y piezas cerámicas que habitualmente aparecen rotas para que recuperen su lectura original.

Verlo en el museo

Incluso en el Cerro del Villar, donde no ha habido este tipo de intervenciones, sino solo el paso del tiempo, también se han encontrado con vestigios irrecuperables por la fragilidad de su estado de conservación. Por eso, la primera actuación de los especialistas de Menia Restaura es la estabilización de los materiales. «Las piezas nos llegan cubiertas de sales y carbonatos porque el yacimiento estuvo mucho tiempo cubierto por el mar. Además, al salir de la tierra pasa al ecosistema aire que tiene condiciones diferentes a las que ha estado durante siglos por lo que los procesos de alteración se aceleran con ese cambio brusco y lo que hacemos en el laboratorio es detenerlos para que no se deterioren más», ilustra Moreno con una pieza que luce todavía esa costra blanca salina adherida a la cerámica. Otras, justo al lado, todavía tienen adherida la tierra que la acompañó en la extracción. «A veces la superficie está tan desgastada que es peligroso quitar lo que las recubre porque se vienen los engobes y acabados, por lo que todavía se hace más difícil recuperarlas», añade la experta que, pese a la complejidad, habla con pasión de su trabajo.

«Ver una pieza que ha pasado por tus manos en un museo es una de las mejores sensaciones de la profesión», dice Moreno

«Prefiero mil veces la labor de restauración porque lo que toco se va a conservar, mientras que en arqueología se desentierran muchos hallazgos para volverlos a enterrar y no todo lo que se excava se puede disfrutar», argumenta la rehabilitadora, que añade que «ver una de las piezas que ha pasado por tus manos en un museo para que lo disfruten otros es una de las mejores sensaciones de esta profesión».

Entre esos restos susceptibles de exponerse en un futuro está la bandeja de objetos metálicos que reposa en el laboratorio de Menia y que agrupa pesas de plomo, clavos, agujas y corchetes de bronce que haría las delicias de un anticuario. Cristina Moreno nos cuenta que los metales sufren particularmente el desgaste del tiempo y, particularmente, el hierro, «el menos noble» de todos. En el muestrario obtenido de la última campaña en la desembocadura del Guadalhorce llaman la atención un botón de latón, una peseta con el perfil de Franco o un céntimo de real de Isabel II que también se han encontrado bajo tierra, pero, evidentemente, pertenecientes a épocas posteriores a los fenicios, que fueron muy viajeros, pero no tanto como para inventar la máquina del tiempo. «Como se bajó poco en este primer año de excavaciones, se ha encontrado material revuelto de distintas épocas, como esta moneda de 1859 en perfecto estado», cuenta la restauradora. Y tanto que se conserva bien este céntimo de real isabelino que deja leer el nombre de la monarca y su definición como «reina de las Españas», una frase que seguro que le daría argumentos históricos a más de un político para el debate nacional y nacionalista. Todas estas piezas metálicas ya están listas para su devolución a la Universidad de Málaga donde muchas de ellas pasarán a otros laboratorios de análisis para seguir con este CSI que investiga el 'cadáver' enterrado de aquella primera Málaga que 'murió' allá por el siglo VI a.C. en lo que hoy conocemos como Cerro del Villar. Y que ha resucitado 26 siglos después para contarnos sus secretos. Continuará.

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