Casa Sostoa: diez años viviendo entre exposiciones

Viviendo con arte y por el arte. Porque, como se tituló la exposición de aquel 8 de noviembre de 2013: 'Hasta que la muerte nos separe'. En ella, Guillermo Martín Bermejo, María Bueno, David Escalona, Emmanuel Lafont y Felipe Ortega estrenaron las paredes de esta casa-galería con una filosofía que pervive hasta ahora. «No sólo me embarqué en el trabajo de comisariar las obras de los artistas, quería tener un buen hilo conductor. Es muy importante la mediación cultural para explicar el arte y, sobre todo, servir como lugar de conexión. Aquí hemos celebrado mesas redondas, se han hecho actividades y talleres prácticos según el tema de la exposición, se han presentado libros... Desde un principio la idea es que fuese un lugar de encuentro entre los artistas y el público y ese sigue siendo nuestro pilar fundamental», detalla Pedro Alarcón, que es historiador de arte y lleva 25 años trabajando como docente.

Los artistas también empezaron a darse cuenta que lo que se cocía en Casa Sostoa era muy diferente, al igual que todo el ecosistema que rodea al mundo cultural, que ha tomado como tradición acudir a cada inauguración como punto de encuentro y lugar de interés. Son 67 artistas locales, nacionales e internacionales los que han pasado por allí, según cuenta Pedro Alarcón, «de los que 26 son mujeres». Todo un universo del arte en el que Casa Sostoa es para muchos «el lugar de los visionarios» porque por allí han pasado en sus inicios los que ahora están en el 'top' de la esfera cultural contemporánea como Javier Calleja, Emmanuel Lafont, Verónica Ruth Frías, Julio Anaya, José Luis Puche, Vanessa Morata o María Bueno, entre otros muchos.

Dentro de todas esas exposiciones y artistas, anécdotas tienen miles que contar. Como la que ocurrió en la muestra 'In situ', de Verónica Ruth Frías y José María Escalona en 2014: «Hubo una instalación que hicieron sobre la cama del dormitorio de invitados, era un montículo de tierra que iba a ir creciendo durante la exposición y yo tenía unas instrucciones de riego pero, bueno... Creo que me obsesioné y la regué demasiado. Eso provocó que aparecieran bichillos por cualquier rincón de la casa», recuerda entre risas Pedro Alarcón.

«Algunas veces soñamos con tener una casa normal y nos imaginamos cómo la decoraríamos con las obras que tenemos porque, al fin y al cabo, somos coleccionistas. Lo que pasa que siempre acabamos conociendo nuevos proyectos que nos ilusionan y vamos llenando temporadas», confiesa Pedro Alarcón. Y es que, como dice Cristian Mellado, «al final la esencia que tiene Casa Sostoa es que nosotros vivimos en la exposición. Esta es una casa que habitamos como cualquier otra pareja».