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cristina pinto
Sábado, 28 de noviembre 2020, 20:47
Sonaba el compás, la Alhambra de fondo y aparecía ella con traje de tonos cálidos y gran mantón naranja cubriéndole hasta la cintura. Carmen Linares estaba lista para inundar la tarde de sábado con la raza de su flamenco en el Teatro Cervantes. Y ... no lo hizo de cualquier manera, sino que homenajeó a toda una vida dedicada a este arte, cuarenta años en solitario que intentó resumir en una hora y media que se acabó quedando corta para el espectáculo de la cantaora, única mujer del flamenco ganadora del Premio Nacional de Música (2001).
Faltando poco para que diesen las cuatro de la tarde, el Cervantes casi llenaba su aforo -300 personas- para recibir a la jienense y su espectáculo 'Cantaora: 40 años de flamenco'. «¡Por fin estás aquí!», le decían desde el patio de butacas. La cantaora abría los brazos y la garra de su voz flamenca abrazaba al teatro malagueño mientras interpretaba 'Andaluces de Jaén', con la imagen del campo y los olivos de su tierra al fondo.
Bajaba el micro y se sentaba junto a sus guitarristas Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco, con la mano izquierda en la cintura comenzaba a interpretar 'Toma este puñal dorao' que acaba demostrando el coraje de su voz mientras se desvanecía poco a poco entonando: «¡Yo maldigo a la persona que me enseñó a mí a querer! Yo tenía mi sentío y ahora me encuentro sin él...». Durante la celebración de sus 40 años, Carmen Linares hizo un viaje por los versos de Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez y la música de Enrique Morente o Mercedes Sosa.
El Teatro Cervantes oscurecía su escenario mientras Carmen Linares pisaba las tablas tocando las palmas junto a su equipo, ese sería el único instrumento hasta que llegó la bailaora Vanesa Aibar, cuyo taconeo dejó sin aliento a los presentes. Ni el piano de Pablo Suárez, ni el contrabajo de Josemi Garzón, ni la percusión de Karo Sampela fueron necesarios para la bailaora que, minutos más tarde, rendiría homenaje con una seguiriya a José Ángel Valente en un diálogo de miradas con la cantaora, que marcaba el ritmo de los flecos del mantón con el baile de sus brazos.
Uno de los momentos mágicos de la tarde llegó con Juan Valderrama, hijo del cantaor Juanito Valderrama, que fue quien dio el nombre artístico a Carmen Pacheco. «Tuve una relación muy bonita con él, fue el que me puso el nombre de 'Carmen Linares'», comentó la artista. Vestida de negro y con chaqueta de cuero y rosas rojas, recibió al cantante invitado y, tras interpretar unas malagueñas, le cantaron a la vida con el gran tema de Mercedes Sosa, 'Gracias a la vida'.
El ritmo de las coristas Ana María González y Rosario Amador terminaban de rematar la pasión de la puesta en escena que tuvo el espectáculo flamenco. Pasadas las cinco y media de la tarde avisaban a Carmen Linares de que tenía que acabar: «Ay, que ya no hay tiempo», comentaba mientras caminaba con su equipo y aparecía Vanesa Aibar con la bata de cola, lista para interpretar unas alegrías que se quedaron sin lucirse en la tarde malagueña a causa del toque de queda a las seis de la tarde. Al más puro estilo del tablao flamenco se despidieron de Málaga. Algún día volverán para terminar el homenaje al flamenco...
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