¡Viva la Mamma de Carlos Álvarez!

Quienes le conocen saben del sentido del humor del malagueño, que no ha dudado en difundir vídeos promocionales del montaje -que se despide este domingo- ataviado como esa histriónica mamma italiana que cumple con todos los tópicos de 'la madre de la artista'. No en vano, este montaje es pura ironía. En 'Viva la Mamma' (titulada así por el director de cine Helmut Käutner del original 'Le convenienze ed inconvenienze teatrali'), Donizettti se burla de los cánones de la ópera seria y de la ópera buffa ­que entrelaza magistralmente­ con personajes y situaciones que caricaturiza con chispa, agudeza y gran economía de medios.

Esta ópera estrenada en Nápoles en 1827, perteneciente al primer período de la prolífica carrera de Gaetano Donizetti (1797-1848) y durante mucho tiempo olvidada, fue redescubierta en los años 60. Es una crítica a los excesos y tiranía de los divos, sus mezquindades, envidias y luchas de poder; una parodia sobre las jerarquías en el seno de las producciones operísticas, con los creadores subordinados a los caprichos de los cantantes, disposiciones de los empresarios y arbitrariedades del público.

En 'Viva la Mamma', una madre a la que da voz un barítono no se conforma con que su hija cantante sea la 'seconda donna' de la ópera. Y mientras lucha, con todas sus malas artes, para otorgarle el protagonismo de una 'prima donna', aspira ella misma a tenerlo, a cualquier precio, peleándose por la interpretación de un papel a su medida.

El 4 de julio Carlos Álvarez volverá a enfundarse el traje de malo en este mismo escenario, el Real, con su Scarpia de 'Tosca' para cerrar la temporada del coliseo madrileño. El curso que viene le esperan el 11 de septiembre en el Teatro de la Zarzuela, donde recogerá el galardón a mejor cantante concedido por la asociación Ópera XXI que agrupa a los principales teatros, temporadas y festivales de lírica (entre ellos está el Teatro Cervantes). Pero como él suele decir, el mejor premio siempre es «la función de mañana».