

Secciones
Servicios
Destacamos
Hace algunos años, que tampoco son tantos, quizá hubiera sido impensable que un festival pudiera celebrarse en Málaga durante los días de Feria, pero ese ... tiempo ha pasado y hemos asumido que tanto la programación oficial como la iniciativa privada han dejado a muchos habitantes con una sensación de desamparo que les hace sentirse aún más ajenos a casi todo lo que pasa en su ciudad. El evento campa feliz en una corriente supuestamente dominante sin plantearse mucho más. Tampoco se está exigiendo una programación especialmente 'alternativa', sino tan solo que se atienda a gustos musicales que vayan más allá de lo de siempre, de lo que se está viendo este año, por ejemplo. No hace falta dar nombres ni hacer sangre, ¿para qué?
Hace ya 17 años surgió un festival apreciadísimo que empezó reuniendo a 200 personas en un polígono y ahora sirve de acogida a miles de desamparados sin feria. Al final, para colmo, su cartel musical no es lo más importante de la propuesta. Con un aforo limitado a unas 5.500 personas por día, los alicientes del Canela Party son los disfraces, las ganas de pasarlo bien y los muchos kilos de confeti que suelen esparcirse en alguno de los dos escenarios, no más, sin solapamientos para un total de 42 bandas que este año se concentran en el recinto ferial de Torremolinos del 21 al 24 de agosto, en plena Feria de Málaga. Al final, la reivindicación de una 'feria alternativa' ha mutado a organizar una alternativa a la Feria.
El Canela Party está organizado por un grupo de amigos malagueños que, cansados del abandono y curtidos en aquello de 'hazlo tú mismo', crearon de cero un evento grande, pero no masivo, ambicioso, pero sin perder su esencia, que atrae a público internacional, pero cuyos escenarios se llaman Jarl y Fistro, y que mantiene unos precios de bebida y comida ajustados en comparación con lo que nos estamos empezando a acostumbrar de una manera asombrosa, si es que hablamos de dar sentido a una reunión popular, llámese feria, festival o verbena. Unos organizan eventos para que vaya cuanta más gente, mejor. Otros crean el festival al que les gustaría asistir como público.
Uno de los libros más impactantes de esta temporada se llama 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol' (Random House), escrito por la novelista uruguaya Mónica Ojeda, que habla de la asistencia al festival Ruido Solar, una amalgama retrofuturista con chamanes, poetas, sonidos de vanguardia y rituales de diversa índole. El contexto de la historia es la orgía del baile, la atmósfera radical y el trance dionisíaco que propone el festival y que podría asemejarse al Canela, en particular a su último día, el sábado, cuando celebran la fiesta de disfraces y que es una de sus singulares señas de identidad. Hasta los músicos sobre el escenario se disfrazan para la ocasión. Y no se trata de ponerse una peluca sintética y un vestidito de Primark. Aquí los disfraces están trabajados con esmero y sentido del humor, en muchos casos, pegados a la actualidad, con surrealismo y extravagancias. Como una drag queen que sólo se siente ella misma cuando está disfrazada, aquí un público travestido acoge de buena gana la posibilidad de alternarse en el marco de un festival. Cada disfraz es una puerta a otra versión de nosotros, y la autenticidad se revela en el juego de ser otro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran muerta en un río a la actriz Sophie Nyweide
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.