El Barroquista: «En nuestra sociedad la creatividad está mal vista»

Originario de Galicia, La Coruña, y residente en Santiago de Compostela, el pasado viernes sobrevoló la Península hasta tocar tierra en Málaga. Este sábado participó en el ciclo de conferencias organizado por La Casa Amarilla en colaboración con Factor Ñ, donde compartió espacio con otros influencers culturales, como Zuriñe Lafón, Sara Rubayo y GodPikasso.

– Empecemos por el principio, ¿de dónde le viene esta pasión por el arte y su historia?

– Diría que de la adolescencia. Recuerdo que mi madre y mi abuela me llevaban a visitar las iglesias, una tradición muy semana santera, y me empecé a interesar mucho por la arquitectura, la escultura y otras clases de expresiones artísticas.

– Dentro de los grandes grupos de expresiones artísticas, ¿Cuál diría que es su debilidad?

– Soy de arquitectura, es en lo que más me he especializado. Al final acabas tocando todos los palos, pero la arquitectura siempre ha llamado mi atención especialmente. Sirve para documentar sociedades, culturas y épocas. Los edificios son un fiel reflejo de las formas de vivir o utilizar el espacio.

– Imagino que si hablamos de etapas será la barroca.

– Sí, aunque al final la arquitectura está colmada de momentos interesantes. En Europa, por ejemplo, es muy interesante la extensión del Imperio Romano y su arquitectura. En general es muy interesante todo aquello que genera diferentes ecos a lo largo de la historia hasta el presente. Pero sí, el Barroco me gusta especialmente.

Cuando estudiamos Historia, ya sea de pintura, escultura, arquitectura, lo que sea, tendemos a crear cajones para entenderla. Pero realmente los movimientos artísticos y arquitectónicos son mucho más fluidos, con una evolución más natural.

– ¿Qué es para usted Picasso y su arte?

– Para mí Picasso es mi artista favorito, el que más me hace disfrutar de una exposición y al que he visto mayor amplitud de lenguaje. Da la sensación de que nunca se acaba. También es cierto que fue un artista muy prolífico, vivió muchos años y estuvo la mayor parte de su vida creando obras.

Cuando estoy delante de una obra de Picasso, sobre todo si es de las muy buenas, tiene la capacidad de sacarme una sonrisa o emocionarme. Y que una obra te emocione no es tan habitual, no es fácil.

– ¿Cuál es para usted un ejemplo de esas obras que considera muy buenas?

– Paulo vestido de arlequín, una obra que vi por primera vez precisamente aquí en Málaga. Es un cuadro muy especial para mí, tanto desde el punto de vista de la temática, un retrato infantil, como desde el punto de vista de la técnica, donde Picasso, incluso retratando a su propio hijo, entra en una serie de complicaciones técnicas para animar el retrato. Fíjate si lo considero especial que hablo de él en mi primer libro.

– ¿Y si hablamos de su persona?

– Creo que Picasso tiene muchos matices y muchas contradicciones, como todas las personas. En su caso se da la característica de que conocemos muy bien su vida, algo que no ocurre con la mayoría de los artistas. Apenas sabemos nada de Velázquez, por ejemplo. Eso hace que sus luces sean muy conocidas, pero también sus sombras.

– La historiadora del arte Eugenia Tenenbaum señaló en una entrevista que Picasso, en ocasiones, apagaba los cigarrillos en la piel de sus parejas o amantes.

– Hay mucha mitología en torno a algunas cosas de la vida personal de Picasso que derivan de publicaciones con bastantes décadas y que en principio no están documentadas. Es cierto que era una persona con un carácter fuerte, con sus amigos, familia… pero también es cierto que otras personas que lo trataron de cerca, como algunas de sus parejas, relatan todo lo contrario. Es muy complicado dibujar a Picasso porque evidentemente cualquier persona que tuvo contacto con él ha dejado su memoria. Algunas son positivas y otras son negativas.

– ¿Cree que hay que separar la obra del artista?

– Creo que la idea de separar la obra del artista es un poco absurda a veces. Picasso, por ejemplo, creó una especie de biografía con su propia obra. Fíjate que cuando hablamos de él y sus etapas están muy relacionadas con su propio plano personal.

Por otro lado, creo que hay que dejar de lado a una persona cuando estudiamos una obra. No es necesario que sea artista. Einstein no era de las mejores personas, por ejemplo. Pero cuando se habla de él se habla de su dimensión como científico. Hay que intentar analizar manteniendo una distancia de objetividad con respecto a cómo de bien o mal nos caiga esa persona. Creo que esa es la clave. Entiendo que con Picasso eso es más difícil, porque es la marca más internacional del arte español y probablemente la más internacional del arte mundial.

A veces parece que el discurso ha de ser homogéneo y positivo, y no es necesario. No pasa nada por decir que Picasso no era la mejor de las personas, o que con algunas de las mujeres que compartió su vida no fue la mejor de las parejas. Pero al mismo tiempo siento que a veces se fuerza un poco el argumento en esa dirección. En el sentido de «si era una mala persona no me puede gustar su arte».

Recordemos que él nace y se educa antes del 1.900. A nuestros ojos, forzosamente tiene que ser un hombre machista, tradicional y clásico en ciertos aspectos.

Lo que no tiene sentido es creer que valoramos artistas, escritoras o compositores como modelos de comportamiento. No vamos a poner a Einstein como modelo de comportamiento, pero si como ejemplo de científico y los logros de su carrera.

– ¿Existen artistas ocultos en la historia?

– Sí, y casi siempre van a ser mujeres. Una que a mí personalmente me encanta en Natalia Goncharova. No es que sea súper desconocida, pero su arte merece mucho más reconocimiento.

– ¿Cree que en la actualidad el género también condiciona?

– Muchísimo. Las escuelas de Bellas Artes están llenas de mujeres artistas y, sin embargo, las principales trayectorias siguen siendo de ellos. Les resulta más fácil acceder al mercado y sus obras se venden por más dinero.

– ¿Cree que el ser humano es creativo por naturaleza?

– Sí. Yo creo que el ser humano tiene la voluntad de expresarse desde que nace. Escribimos, dibujamos, hacemos garabatos, la forma cómo colocamos las cosas cuando jugamos en la infancia… creo que el ser humano se comunica a través de la creación.

– ¿La creatividad se aprende?

– Está ahí, pero se entrena. Picasso es el ejemplo de una persona altamente entrenada. ¿Hubiese sido Picasso artista si su padre no fuese profesor de dibujo y artista? No lo sabemos. ¿Habría llegado a tener ese nivel? Estamos hablando de un chaval que con 14 años pintaba como un profesional.

– ¿Se considera creativo?

– En ciertos aspectos. En las artes visuales, por ejemplo, tengo dos manos izquierdas y soy diestro. Pero en mi faceta de músico o a la hora de escribir, o plantear cosas, sí.

En general creo la creatividad salpica todo lo que hacemos. Un físico tiene que ser creativo, pero a alguien que se dedica a la gestión de empresas seguro que también le ayuda. Hasta cierto punto me da la sensación de que en nuestra sociedad la creatividad está mal vista. Como si una persona que es creativa no trabajase tanto como otra que está ahí dando el callo.

– ¿Se entiende la vida sin arte?

– Yo no. Y me da pena cuando encuentro gente que no tiene interés por el arte. O que a lo mejor en su educación nunca le despertaron ese interés por el arte. Pienso que se pierden un montón de cosas.

Aun así, si analizas es muy raro encontrar a alguien totalmente impermeable al arte. Sea música, videojuegos, cine… algo te cala.