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La idea es dotar a Málaga de un gran museo propio, con fondos de la ciudad y ADN local, integrando en un mismo proyecto al ... MUPAM (Museo del Patrimonio Municipal), La Coracha y el CAC Málaga. Es decir, crear un concepto de museo único con dos sedes separadas por poco más de un kilómetro: las salas del Paseo de Reding y las del antiguo mercado de mayoristas de calle Alemania. El cambio de gestión del Centro de Arte Contemporáneo, que pasará el 18 de septiembre al Área de Cultura del Ayuntamiento tras 21 años en manos privadas (Gestión Cultural y Comunicación, S.L), impulsa una reformulación de los espacios expositivos de la ciudad. Ya se sabe qué se quiere hacer, ahora falta determinar cómo y cuándo. Para afinar esas cuestiones, el Consistorio recurre a expertos.
El Área de Cultura y Patrimonio Histórico contrata servicios de asesoramiento a dos bufetes de abogados para definir las necesidades del nuevo espacio y las alternativas para su gestión. Se evaluará «todo», afirman fuentes del Área, con el objetivo de ser totalmente «transparentes» en el proceso. Y ese todo engloba desde aspectos básicos de funcionamiento que a partir de ahora recaerán en el Ayuntamiento (como el mantenimiento, las facturas de la luz, agua...) hasta todo lo relativo al personal y la prestación de servicios en esta nueva etapa. De momento, no hay una decisión tomada sobre las 27 personas que actualmente trabajan en el CAC y que, en algunos casos, llevan dos décadas vinculadas a este espacio. Si bien es cierto que sus contratos dependen directamente de Gestión Cultural y Comunicación –la empresa de Fernando Francés a cargo del centro desde su inauguración–, también lo es que siempre existe la posibilidad de subrogar al personal que realizaba unas funciones que seguirán siendo necesarias.
Ambas adjudicaciones, resueltas por la vía del contrato menor, cuentan con un presupuesto de 12.100 euros (con impuestos), cada una. Cultura recurre para una de ellas a KPMG Abogados, una de las 'Big Four' del sector de la consultoría y la auditoría con oficina en Málaga tras la reciente integración del bufete malagueño RL Abogados. A KPMG le encarga un servicio de asesoramiento jurídico-administrativo- mercantil especializado «respecto a la valoración de la situación actual del CAC y las alternativas de gestión». Su duración es de tres meses y el anuncio de la adjudicación se publicó el pasado 31 de julio.
Una semana antes, el 23 de julio, se adjudicó otro contrato menor al despacho malagueño RM Abogados Laboralistas S. L. con una duración, en este caso, de doce meses. Según se indica en la descripción, el objeto de la adjudicación es el asesoramiento jurídico laboral al Área de Cultura «en el procedimiento administrativo referente a la prestación de los servicios vinculados al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga».
Se trata, según explican fuentes municipales, de una práctica habitual en la administración pública para contar con una visión externa ante una situación nueva. A partir del 18 de septiembre, tras un año de prórroga y veinte con una gestión privada, el CAC Málaga pasará a estar cien por cien bajo el control municipal, una medida impulsada por la concejala Mariana Pineda que ha obligado a cambiar los planes iniciales del Área (el anterior equipo planteaba eliminar la figura de la empresa concesionaria, pero sacaría a concurso público la gestión temporal de las exposiciones). Con la nueva fórmula, el Consistorio tendrá que integrar en la administración ese centro y todos sus recursos de la forma más eficiente posible.
De entrada, se sabe que el centro permanecerá cerrado temporalmente para acometer reformas que irán desde un lavado de cara hasta el cambio de la instalación del aire acondicionado, con máquinas obsoletas y algunas, incluso, rotas. De hecho, este verano tampoco hay climatización en las oficinas. A lo largo del mes de agosto –avisan– Cultura despejará algunas incógnitas sobre el futuro del nuevo CAC.
Ahora sí, el CAC Málaga activa la cuenta atrás para el cierre de un ciclo. Hasta finales de agosto, seguirán abiertas al públicos las dos últimas exposiciones comisariadas por Fernando Francés, su director durante 16 años y el responsable de prácticamente todas las muestras hasta hoy. Después, empezará el desmontaje para entregar el edificio y sus fondos al Ayuntamiento de Málaga.
El andaluz Matías Sánchez ocupa hasta el 1 de septiembre la sala principal con 'La gloria es otra cosa', 65 cuadros de gran formato que recorren su creación desde el año 2000. Decenas de rostros grotescos de nariz larga, sonrisa picarona y límites difusos se asoman en sus pinturas. Sánchez bebe de los grandes maestros, de Goya a Picasso, de Rembrandt a Basquiat, y a muchos de ellos les hace guiños con retratos estrambóticos o recreaciones de su cuadros. Hay elementos que se repiten: sombreros, risas que dejan los dientes al descubierto, calaveras, huesos, conejos, diablillos… Personajes y piezas inconexas, sobre un fondo abstracto, que componen cuadros con movimiento y equilibrio que cuentan una historia, la que cada uno se imagine.
En el espacio central, hasta el 25 de agosto, estará Mario Ayala. El californiano lleva a la pintura el mundo del motor que le rodea desde niño –su padre era camionero– y la estética de los anuncios de carretera. Cultura pop americana que conecta con su identidad latina con un acercamiento al 'lowrider' de la Costa Oeste, una forma de manifestación de la cultura mexicana-estadounidense que modifica coches clásicos. Él lo hace en sus cuadros.
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