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Aurélia Thierrée (Montpellier, Francia, 1971) es nieta de Charles Chaplin. Un apellido que le precede. Pese a los antecedentes, la actriz deja claro que lo suyo es el teatro. Y más que el cine, su escuela fue el circo. Cuenta divertida que sus padres –Victoria ... Chaplin y Jean-Baptiste Thierrée– la subieron al escenario para tenerla vigilada durante los espectáculos y, salvo en la etapa adolescente, su vida ha transcurrido entre las tablas. Y las giras. De hecho, descubre en esta entrevista que estuvo actuando en Málaga hace décadas con el pionero Circo Imaginario de la familia. Ahora regresa para inaugurar este miércoles el 37 Festival de Teatro de Málaga con el estreno en España de 'Bells & Spells' (Campanas y hechizos, Teatro Cervantes, 20 horas), una obra creada por su propia madre y en la que predomina lo visual sobre las palabras. Un espectáculo muy personal en el que encarna a una cleptómana. Y con una puesta en escena que hereda del circo, la magia, el baile y el espectáculo de sus progenitores, más que del cine mudo de su abuelo. Un personaje al que «admira», pero cuyo apellido artístico prefiere no usar por «respeto».
–¿Cómo presentamos la inclasificable 'Bells & Spells'?
–Es una obra que funciona con la sorpresa, con la imaginación del público. Por eso, me gusta hablar poquito, porque cuanto menos se sepa, mejor. La obra sigue a una cleptómana y eso es la excusa para el espectáculo.
–Esta obra está creada y dirigida por su madre, Victoria Chaplin, como las anteriores, 'El oratorio de Aurélia' y 'Murmurs'. ¿Qué les inspiró?
–Yo no conocía la cleptomanía. Estaba muy excitada al principio cuando Victoria me explicó la idea. Es una cleptómana que piensa que los objetos le hablan y le dicen: «cógeme». Pero después los objetos se rebelan, tienen su propia vida y la atrapan. Para mí, tiene además una faceta de detective. Cuando llego a escena voy descubriendo las pistas de lo que vamos contando.
–¿Trabajar con mamá es diferente a cuando conviven en familia?
–Siempre lo hemos hecho y por eso es una cosa familiar. Y nos llevamos mejor gracias a que trabajamos juntas. Es un milagro.
–El circo corre por sus venas. Ahora se ha evolucionado hacia un espectáculo sin animales, pero el ilusionismo y las acrobacias ya eran los protagonistas del Circo Imaginario de su familia y en el que usted creció en lo profesional y en lo vital. ¿Fueron pioneros?
–Sí, éramos solo los cuatro y fue el primer circo sin animales. Al principio, mis padres intentaron trabajar con el circo tradicional y hacer nuevos espectáculos, pero en aquellos tiempos la gente no quería porque los números se transmitían de generación en generación y era difícil cambiar las estructuras. Así que decidieron crear su propio circo. Entonces nacimos mi hermano y yo, por lo que nos pusieron en el escenario para tenernos vigilados. Nuestros primeros números fueron sencillos, básicamente estábamos dentro de cajas, no era nada difícil... después dentro de maletas. Sobresalían nuestras piernas y éramos maletas andantes, más tarde insectos, bestias…
–Y de ahí a interpretar a una mujer atrapada en una cómoda como en la obra precedente 'El oratorio de Aurélia'...
–Sí, cuando me lo planteó mi madre, me pareció perfecto. Lo que me gusta del trabajo con Victoria es el cuestionamiento de la realidad a través del absurdo. Y también la delgada línea de lo real con la imaginación y la locura. De hecho, a veces necesitamos imaginación para sobrevivir porque la realidad es muy absurda. Es importante cuestionar la realidad e imaginarla al revés de cómo la vemos.
–La protagonista es una cleptómana que se siente atrapada por lo que roba. ¿Usted ha robado algo alguna vez?
–No, pero quizás en el futuro… Cuando estaba hace unos meses en París con la obra, me intentaron robar cuando iba paseando en la calle, como ocurre en el espectáculo. Pero los pillé porque ahora sé hacerlo.
–Todos los actores tienen algo de cleptómanos...
–Sí, es interesante porque robamos de otras personas y en la obra explora esa forma de actuar del cleptómano. Pero el espectáculo es divertimento y busca la magia de la sencillez, por eso es tan importante la persona que ve el espectáculo.
Estreno en españa de 'Bells & Spells'
Dirigida por su madre
Relación con la gran pantalla
–¿Además de la cómoda, alguna vez se ha sentido atrapada por algún personaje?
–No. En el momento de que lo interpreto soy el personaje, pero cuando termina la función se va. Solo estoy atrapada por mí misma.
–Habla inglés, francés, español y se han colado palabras en italiano en esta charla. ¿De dónde es Aurélia?
–También crecí en España. Llegué a pasar dos o tres meses al año cuando era pequeña y hablaba español muy bien. Ahora he vuelto hace un par de días y las palabras todavía me cuestan. El español es una lengua que me gusta y, además de familia, también hicimos tourné por el país. Y vine a Málaga.
–Estuvo aquí con 'El oratorio', ¿pero también de joven?
–Sí, primero vine hace muchos años con mis padres, aunque no me acuerdo donde actuamos.
–En la obra se respira el lenguaje visual y es inevitable pensar en el cine mudo. ¿Lo podemos interpretar como una herencia del abuelo Charles Chaplin?
–Tratamos de contar las historias sin usar palabras, con danza, circo. Pero esa pregunta es más para mi madre. Yo solo soy su intérprete.
–Pero usted también forma parte de ese legado. ¿Si no perteneciera a esta familia se dedicaría a esto?
–Ese es uno de los misterios de la vida. Solo sé que lo eché de menos. Lo dejé porque cuando era adolescente quería una vida normal. Esa fue mi rebelión, la normalidad. Después lo eché de menos, así que no dudé. Y el hecho de que funcione para mí es un pequeño milagro. Con los últimos dos espectáculos he estado de gira durante ocho años cada uno. 'Bells & Spells' es teatro, danza, ilusiones ópticas y lo único es que no tenemos palabras como en el cine mudo. Pero mis padres vienen del circo y tampoco tiene palabras. Por eso digo que es más una pregunta para mi madre.
–Entonces una pregunta para usted. ¿Por qué eligió no usar el apellido artístico Chaplin?
–En Francia se usa el apellido paterno. Además, es un hecho conocido –que es nieta de Charles Chaplin– y prefería no usarlo.
–¿Por qué razón?
–Es por respeto. Tengo una gran admiración y es conocida mi relación. La gente lo sabe de todas formas, pero siento que es más respetuoso no usarlo.
–No me resisto a preguntarle por la película de su abuelo en la que hubiera gustado participar.
–No creo que hubiera pasado nunca, pero cualquiera. Soy gran fan también de su cine.
–Usted ha participado en películas de Milos Forman y compartió la pantalla con Javier Bardem en 'Los fantasmas de Goya. ¿Cuál es su relación con el cine?
–Han sido solo pequeños encuentros. Me encanta el cine, pero no lo conozco tan bien. Soy una fan de las películas, pero mi carrera está en el teatro.
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