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Los artistas, junto a los organizadores, en la primera exposición efímera del Aula de SUR.

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Los artistas, junto a los organizadores, en la primera exposición efímera del Aula de SUR. Salvador Salas

El Aula de SUR reivindica el arte malagueño más rebelde y contemporáneo

Darko, Alejandro Montiel, Zoilo Blanca, Vanessa Morata, Andrea Reina, Pedro Hoz, Ana Pavón y Paloma de la Cruz protagonizan la primera exposición efímera del periódico, con el patrocinio de Fundación Unicaja y Cervezas Victoria

Paco Griñán

Málaga

Viernes, 11 de abril 2025, 00:53

Solo duró dos horas. Como una obra de teatro, un concierto, una 'performance' o una exhibición en vivo. Porque eso es lo que fue también esta exposición efímera. Todo un espectáculo. El Aula de Cultura de diario SUR celebró ayer su primera muestra 'pop up', 'Rebelión en la fábrica', para reivindicar el arte más rebelde y contemporáneo que se está haciendo en Málaga a través de ocho artistas de diferentes generaciones y estilos, pero unidos por su ambición y sello personal. Del clasicismo reinventado de Alejandro Montiel y Zoilo Blanca al color de Vanessa Morata, pasando por la abstracción de Andrea Reina, los cuerpos de Pedro Hoz, la pintura textil de Ana Pavón y los formatos en la frontera de lo plástico con lo escultural de Paloma de la Cruz y Darko. Un plantel con mucho que decir en el catálogo artístico actual que inauguró y clausuró en el mismo acto celebrado en la Fábrica de Cervezas Victoria una de las iniciativas más innovadoras de la temporada del Aula.

El numeroso público asistente atiende la explicación de Alejandro Montiel. Salvador Salas

Más de un centenar de personas acudieron a la inauguración de la muestra que haciendo honor al espíritu de la exposición y el lugar de celebración, llevó por título 'Rebelión en la fábrica' y en la que los propios pintores tomaron la palabra para descubrir el engranaje y motivación de sus respectivas piezas. E incluso para explicar a algún compañero con el que compartía colectiva en un acto conducido por los propios directores del Aula de Cultura de SUR, Regina Sotorrío y Alberto Gómez, que presentaron el concurrido acto, una apuesta «desde el periódico por el talento malagueño y las artes». Una idea «loca» que pronto encontró la complicidad y el patrocinio de Fundación Unicaja y Cervezas Victoria, y la colaboración de Japón Montajes de Arte.

Paloma de la Cruz. Salvador Salas

El propio mobiliario de la fábrica sirvió de expositor de algunas de las obras, aunque otras no lo necesitaron. Es el caso de la que abrió el recorrido artístico, situada en el centro de la gran sala y en el suelo. Una pieza en barro con la firma reconocible de Paloma de la Cruz (Málaga, 1991), recién llegada de Madrid donde última la residencia en la Casa Velázquez, que culminará con una exposición. Una autora que «ha reinventado la técnica de la cerámica», como dijo Sotorrío, y que la propia artista ilustró al recordar que su obra viene de la propia tradición andaluza de los azulejos, aunque en su caso lo artesanal se cruza con el arte a secas. «El barro crudo lo trato como una piel que se regenera y cambia, trabajo la cerámica con la idea de un cuerpo», explicó la creadora que moldea cada loseta a mano y de forma individual hasta que en conjunto forman esa unidad que es la obra –a medio camino entre lo plástico y la escultura– y que en la expuesta ayer aludía en el título a su propio concepto del arte: 'De aquella masa corporal II'.

Poesía de María Zambrano

De su primera exposición individual en Rincón de la Victoria, la joven pintora Andrea Reina (Málaga, 2000) se trajo a 'Rebelión en la fábrica' el contundente lienzo 'Control y redención', «una obra abstracta y aguada que lleva al origen con el gesto mínimo y las transparencias», como la describió, pero cargada de sentidos para llegar al espectador al surgir de «episodios traumáticos que van de lo personal a lo colectivo que es todo lo que hemos pasado las mujeres en esta sociedad». Tan fascinante su concepto como materialización que no parte de bocetos, sino que «necesito estar alrededor del lienzo estableciendo una especie de baile al dejar fluir todo», especificó. Todo un espectáculo poder ver a esta artista en su estudio mientras ejecuta obras como ésta, inspirada en la obra de María Zambrano 'El agua ensimismada'.

Andrea Reina, junto a Alberto Gómez. Salvador Salas

El testigo de la más joven lo tomó uno de los veteranos de esta selección, Alejandro Montiel (Málaga, 1972), con su impactante obra 'Landstrange', en la que juega con elementos del arte clásico, como el desnudo femenino más académico, que enfrenta a elementos absolutamente extraños -como dice el título- como un Mihura, un paisaje que bien podría ser pirenaico y un letrero de un motel de la ruta 66. «La obra tiene elementos españoles y americanos, un rollo con el que me gusta jugar, pero lo que pretendo es atraer visualmente, no escandalizar ni provocar», señaló el artista sobre una obra que, como dijo Regina Sotorrío, no deja indiferente.

Zoilo Blanco. Salvador Salas

Una etiqueta que también podría colgarse el siguiente en el itinerario, Zoilo Blanca (Málaga, 1997), con uno de sus particulares bodegones que mezclan con humor y exquisito trazo lo siniestro y lo agradable, lo barroco con lo moderno. «Lo que hago son bodegones humanos a partir de obras existentes que reconvierto mezclando frutas con partes de cuerpos que pueden inducir a la comedia», reveló el artista, que homenajeó a su padre, el también pintor Antonio Blanca Sánchez, al asegurar que nunca ha pasado por una escuela y «todo lo que sé de pintura lo he aprendido de él». Zoilo, que comparte estudio con Pedro Hoz (Málaga, 2000), otro de los artistas de la exposición, pero que no pudo asistir por una indisposición, también tomó la palabra para hablar en nombre de su compañero de pinceles al que definió como un «experto en explorar la anatomía humana con un toque pop». Una complicidad artística que han continuado al trasladarse recientemente a un nuevo lugar de trabajo: «Nos criticamos todos los días, pero nos ayudamos mucho», confesó.

Unos visitantes observan la obra de Pedro Hoz. Salvador Salas

El arte de origen textil de Ana Pavón (Málaga, 1996), otra de las más jóvenes del grupo, toma forma en la exposición con 'Miss me', una pieza que definió como «una declaración de intenciones de mi actividad pictórica y de lo que intento hacer», señaló la original artista, que trata de captar al espectador a través de un «imaginario propio en el que solo haya estampados creados por mí» con el objetivo de «llamar la atención hacia lo sensible y lo poético». Curioso paralelismo con la poesía que también inspira a Andrea Reina, aunque con estilos dispares.

Ana Pavón. Salvador Salas

Colores para terminar

El siguiente turno fue el Darko, uno de los artistas urbanos más respetados, que hace una década dio un giro hacia la pintura desde el graffiti. Lo que ha hecho que ni unos ni otros lo consideren del gremio, contó con humor. Su obra sigue surgiendo de la calle, como mostró con 'Entropia', un tríptico sobre madera recogido de la basura y reconvertido a través de la pintura en spray. «Tengo mucho desapego por lo que hago, porque como autor de grafitti cuando trabajas en la calle pierdes el contacto con lo que has hecho, así que soy más de disfrutar el proceso. Disfruto mucho pintando», confesó el artista, cuyos colores competían con la que cerró esta exposición 'pop up', Vanessa Morata (Málaga, 1992).

Darko. Salvador Salas

La artista trajo la obra 'La habitación de Nobita Nobi', en la que plasma su particular homenaje a las series de televisión infantiles metiendo en un mismo cuarto al mono Amedio de 'Marco', la bebé Maggie de 'Los Simpson', el casco de 'Vicky el Vikingo' o el popular personaje de 'Doraemon' que da nombre a este lienzo. Una obra que conecta rápidamente, aunque con un mensaje muy diferente al del primer vistazo. «Uso espacios interiores que saturo de mobiliario y personajes y que tienen una aparente estética amable, pero criticó la sociedad de consumo y a mi misma porque nos gusta mucho comprar y al final acaba siendo un hogar inhabitable», expuso Morata, que lo ilustró con el propio cuadro que exponía: «Desde niños ya somos consumidores».

Vanessa Morata. Salvador Salas

Unas palabras que dejaban qué pensar, como el resto de obras y artistas que convirtieron estas dos horas en un repaso por el arte contemporáneo en Málaga más rebelde y original. Y con un final que tuvo su propia banda sonora con la dj Miriam Jordán y una cerveza en la mano para todo el personal, mientras el público charlaba con los propios artistas ante la mirada de las obras.

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