cristina pinto
Jueves, 7 de octubre 2021, 00:34
Entre tantas acepciones que aparecen en la RAE junto a la palabra 'bondad', cualquiera podría haber sido válida para describir lo que pasó en la segunda cita de esta temporada en el Aula de Cultura de SUR. Empezando por el principio, cuando el escritor Alejandro ... Simón Partal y el cineasta Jonás Trueba saludaban a los que pasaban a la sala de la fábrica de Cervezas Victoria y agradecían que acudiesen a este encuentro entre la literatura y el cine. O cuando el autor malagueño firmaba algún que otro libro antes de subir al escenario. O cuando se podía ver el abrazo de esos dos conocidos que tanto llevaban sin verse. La bondad como cualidad de bueno, la bondad como inclinación a hacer el bien, la bondad como amabilidad de una persona respecto a otra, la bondad como fórmula de cortesía o la bondad como blandura. Cualquier definición podría ser válida.
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Y es que hay muchas formas de mirar a la bondad y de llegar a ella. De eso y de mucho más se habló en la tarde de ayer miércoles durante la presentación de 'La parcela', la nueva novela de Alejandro Simón Partal que cuenta con Jonás Trueba como «editor invitado» en Caballo de Troya. Al final este encuentro no fue más que dos amigos profundizando en ese último trabajo que con tanto cariño han tratado junto a dos periodistas que guiaban esta conversación: Antonio Javier López y Alberto Gómez, encargados además de la dirección del Aula de Cultura.
Poniéndole voz a las páginas de Simón Partal fue como arrancó este encuentro: Jonás Trueba, con 'La parcela' entre sus manos, leía parte del capítulo dos de la novela. Minutos más tarde, al hablar de este libro, reflexionaba sobre él: «Es que todo el libro te va sacudiendo fuerte pero despacito. Me gustan esos libros que pueden ser muchas cosas a la vez», confesaba el cineasta. Pero la historia de amor que se narra entre estas dos personas tan opuestas (un profesor de literatura española y un refugiado sirio) al final tiene en común un punto importante. Lo descifraba el autor de esta historia, Alejandro Simón Partal: «Es el deseo que tiene algo potente, que nos permite olvidarnos de quiénes somos. Cuando dos personas se encuentran y hay una conexión, si esta es real y el deseo es excesivo, las diferencias sociales dejan de estar presentes», profundizaba el escritor.
Lo decía unos minutos antes de empezar la charla del Aula de Cultura de SUR: «La poesía son dos o tres días al año como mucho». Y durante el encuentro junto a Jonás Trueba, Simón Partal ahondaba más en esta idea con su estreno en la novela después de años de poesía: «Me lo pasé muy bien escribiéndola, nunca había sentido ni me había pasado eso con la poesía, que son dos o tres días al año como mucho dependiendo del autor. Pero la narrativa te hace escribir una historia y habitarla», expresaba el malagueño.
La bondad en la amistad de Jonás Trueba y Alejandro Simón Partal fue otro de los temas de conversación de la tarde en la fábrica de Cervezas Victoria. El escritor había crecido viendo las películas de Trueba y este leyendo los libros de Simón Partal. Admiración mutua. El cineasta -que aterrizaba en Málaga unos días después de haber recibido en el Festival de Cine de San Sebastián el premio Feroz Zinemaldia por 'Quién lo impide'- halagaba así el trabajo del escritor: «Son un descubrimiento sus libros. Muchas veces hemos hablado de esa manera de compartir sentimientos de nuestros mundos y de alguna manera este libro queda en medio de todo esto», valoraba Trueba. «Siento que me he criado en la forma literaria con su amistad, para mí era importante que estuviese y no decepcionarle», añadía Simón Partal.
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Un grueso de la presentación de 'La parcela' fue analizando la bondad, uno de los tantos puntos a los que conduce esta novela. Y se exponía de esta forma: «Reivindicar la bondad me parece que es lo más subversivo hoy en día. Hay que premeditar, huir de lo oscuro al igual que de lo demasiado claro; ahí no se ve nada. El único resultado es la ceguera. Y la bondad no significa falta de carácter, una novela bondadosa no tiene por qué ser una novela suave», señalaba el autor del libro.
Como dijo Antonio Javier López: «Se ha pasado la hora volando» y esta segunda cita de Aula de Cultura estaba llegando a su fin. Pero, para culminar, fue el turno de las preguntas de un público «maravilloso», como lo describió Simón Partal, entre los que estaban alumnos de la Escuela de Cine, el escritor Rodrigo Blanco, el catedrático Fernando Arcas o Carlos Canales. Y todo terminó como empezó, con las páginas de la novela hablando, esta vez desde la voz de su autor, que dedicaba el capítulo 41 a su madre.
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