Secciones
Servicios
Destacamos
Durante un año, de septiembre del 39 a agosto del 40, Picasso vivió en una especie de limbo en Royan, una ciudad balneario en la costa occidental de Francia. En lo artístico, no tenía las comodidades de su estudio en París y sufría la escasez ... de materiales para pintar. En el mundo, Alemania acababa de invadir Polonia y empezaba el drama de la guerra. Y mientras tanto, en su casa, convivía con Marie-Thérèse Walter y la hija de ambos, Maya, y con Dora Maar, su pareja en ese momento. Pero nada de eso le impidió pintar. El Museo Picasso Málaga (MPM) destapa la intensa creatividad de ese año atípico en el que el malagueño escapó con los suyos del asfixiante clima político de París. Su mundo quedó recogido en ocho cuadernos.
La pinacoteca malagueña reúne por primera vez en 'Picasso: los cuadernos de Royan' las ocho libretas que Picasso completó en ese tiempo, decenas de páginas con bocetos y estudios que después inspirarían lienzos, que también estarán en Málaga hasta el 30 de abril. Esta fue la única vez en la que el malagueño pasó tanto tiempo fuera de su estudio parisino. «Y en vez de pintar paisajes de Royan o sobre la guerra, él pintó mujeres y cabezas de animales», detalla Marilyn McCully, comisaria de la exposición junto a Michael Raeburn. Con el estallido del conflicto, Picasso primero instaló a Marie-Thérèse Walter y a su hija en una villa de Royan. Después, se montó en un coche con su «secretario Sabartés, su perro y Dora Maar».
Aquello era un lugar de vacaciones, sin actividad ni vida cultural, y al principio solo tenía acceso a los cuadernos que vendían en la librería del pueblo. Y en ellos empezó a pintar, una especie de estudio «portátil» que le cabía en el bolsillo y en los que concentraba su creatividad en la mesa del comedor de su casa o mientras tomaba un café en la calle. «Dibujos pequeñitos pero muy potentes», como el 'Busto de hombre con jersey a rayas', de los primeros que hizo al llegar a Royan, alguien de la zona al que retrata con detalle pero con una mano desproporcionada en tamaño. Lo mismo sucederá meses después con el pie de 'Mujer peinándose', uno de los dos únicos lienzos de gran formato que pudo pintar allí en la recta final de su estancia, y la joya de esta exposición llegada directamente del MoMA de Nueva York.
Aquí «su experiencia artística fue introspectiva, un espacio de experimentación y libertad», señala el director Miguel López-Remiro, acompañado en la presentación por Bernard Ruiz-Picasso, presidente del Consejo Ejecutivo del museo, y la consejera de Cultura, Patricia del Pozo. Los cuadernos le permitían hacer variaciones, hoja a hoja, sobre una misma idea. Como las cabezas de cordero. Las compraba en un mercado del pueblo como comida para su perro, pero pasaron a centrar su primer cuaderno de Royan. Un mes después, terminaría el lienzo 'Tres cabezas de cordero', prestado por el Museo Reina Sofía, donde crea una extraña composición con los cráneos sobre una mesa. Una pieza que, para los comisarios, remite a Goya ('Bodegón con costillas, lomo y cabeza de cordero'), quien precisamente pasó sus últimos años en Burdeos, no muy lejos de Royan; y a Cézanne (con sus pirámides de calaveras), dos referentes clásicos de Picasso.
La exposición comienza enfrentando ese lienzo con los dibujos previos del cuaderno, en este caso en formato digital sobre una pared semicircular. Forma parte de una puesta en escena peculiar, con muros en negro y muy poca luz para fomentar la concentración y resaltar el blanco de los cuadernos. Tres están en digital y otros cinco se exponen físicamente, abiertos por una página en concreto pero con una pantalla al lado en la que se suceden todas las hojas.
Pero la gran protagonista de sus libretas es la mujer. Sentada, desnuda, peinándose, con los brazos cruzados y con decenas de mutaciones. En solo dos días hizo 59 estudios a lápiz cambiando algún pequeño detalle de su figura de una página a otra. En otro de los cuadernos dedica varias hojas a la imagen de una mujer desnuda en un sillón con los brazos detrás de la cabeza, bocetos que al llevarlo al lienzo reduciría solo al busto ('Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza', de la colección de MPM) dando lugar a un retrato diferente a los realizados en esta época.
Según los investigadores, la mayoría de las veces ella es Dora Maar. Marie-Thérèse, pese a compartir residencia en la Villa Gerbier de Jonc, desaparece de su creación en Royan. La situación debía ser tensa. Maya contaba -según relata la comisaria- que cuando su padre iba por la noche a contarle un cuento a su habitación, Dora Maar se ponía celosa. También ella creó durante ese año: sus fotografías, algunos lienzos y hasta sus garabatos en la carta del café Le Regent se exhiben ahora en el MPM.
Dora Maar ejerció de modelo, pero de forma indirecta. Ninguna de las obras que retratan a la también artista parecen posados, porque durante meses Picasso pintó en el comedor de la villa donde todos vivían y no debía ser fácil encontrar ese momento de intimidad. A principios de 1940 ya se alquiló una tercera planta con vistas al mar en el edificio Les Voiliers, en el centro del pueblo, e instaló allí su estudio provisional. Por entonces hizo algunas incursiones con Sabartés a París para ver cómo estaban sus pertenencias y pudo adquirir lienzos de gran formato.
Solo pintó dos cuadros de gran tamaño en Royan y los dos están en Málaga, como cierre de la exposición y de su historia en este lugar. 'Mujer peinándose', que llega desde el MoMA, representa por su temática audaz y su forma experimental la culminación de sus numerosos dibujos de desnudos femeninos que ensayó en sus cuadernos de Royan.
En el otro, captura las vistas del Café de Royan desde su estudio, sin gente, con tonos lavandas y verdes pálidos (obra cedida por el Museo Picasso de París). Lo terminó dos días antes de dejar el pueblo. El 14 de junio de 1940 París era ocupada por las tropas alemanas y el 24 de agosto de ese mismo año Picasso regresaba definitivamente a la capital francesa, recuperando el material que había dejado en Royan unos meses más tarde. En 1945, el edificio Les Voiliers en el que instaló su segundo estudio fue destruido en un bombardeo.
'Picasso: los cuadernos de Royan', organizada por el MPM, en colaboración con la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA) junto a la Consejería de Cultura de la Junta, es una exposición «de investigación, de gabinete» que pone el foco en un relato concreto de la vida del artista, puntualizó López-Remiro. Un proyecto que, en palabras de Bernard Ruiz-Picasso, se enmarca en el «reto» de potenciar los estudios en profundidad sobre el malagueño, al que contribuirá un nuevo centro de investigación en París.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.