Los antiguos bancos donde se sentaban los alumnos de la escuela, junto a los yesos que les servían de modelo. Migue FernánDez

El Ateneo salva el aula donde Picasso entró en contacto con el arte

Nunca fue alumno de la Escuela de Bellas Artes, pero no era extraño que acompañara a su padre a sus clases de dibujo. Tras años de abandono, la institución cultural suma apoyos para rehabilitar esa estancia e incorporarla a la ruta picassiana

Jueves, 30 de septiembre 2021, 19:27

Hace 20 años se rehabilitó todo el edificio, menos esta estancia. No hay suelo, quien entra anda sobre los tablones de madera que sirven de cubierta al piso de abajo; la pintura se ha caído de las paredes y el polvo cubre los muebles. Y, ... sin embargo, tiene un encanto difícil de explicar. Quizás porque detrás de todo eso se adivina una clase llena de jóvenes sentados en los antiguos bancos a modo de caballete que se acumulan en una esquina, futuros artistas intentando recrear el volumen de los yesos que se reparten por la estancia o atendiendo al gran pizarrón que ocupa el centro del muro. Allí, hace 130 años, impartió por última vez en Málaga sus clases de Dibujo lineal y Adorno José Ruiz Blasco. Y no era extraño que alguna vez le acompañara a la Escuela de Bellas Artes su hijo Pablo, el pequeño Picasso.

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Tras décadas de olvido, el Ateneo de Málaga, bajo la presidencia de Victoria Abón, suma apoyos para rehabilitar la llamada Aula Picasso e incorporarla a la ruta de espacios vinculados a la infancia del genio. La institución cultural, con sede desde el año 2000 en el edificio que antes ocupaba la escuela, ha elaborado un proyecto arquitectónico firmado por Borja Peñalosa (vocal de Arquitectura) con el reto de darle un uso didáctico, cultural y también turístico. La iniciativa, un asignatura pendiente desde hace años, sale ahora adelante por el impulso del Ayuntamiento de Málaga, con el apoyo de la Junta de Andalucía y la Diputación.

Picasso nunca estudió en la Escuela de Bellas Artes de Málaga, era imposible que lo hiciera un niño que solo tenía diez años cuando dejó la ciudad. Pero esa creencia siempre ha existido y lo atestigua la placa que cuelga de las paredes del aula y que desaparecerá con la reforma: «Aquí estudió de niño Pablo Ruiz Picasso», se lee. Pero esa realidad no le resta valor al lugar. Pese a que jamás se sentara como alumno, diversos testimonios hablan de la relación del malagueño con la escuela. Para empezar, el propio Picasso.

Migue Fernández

Cuando Roland Penrose asumió el reto de escribir su biografía, le preguntó a su amigo los lugares que debía visitar para conocer mejor sus raíces. Y este era uno de ellos. «Nos enseñaron la casa, aun intacta, donde nació Picasso, en la plaza de la Merced, pero más instructivo fue comprobar que en la escuela de arte medio abandonada aún se respiraba aquel ambiente académico en el que Picasso recibió sus primeras clases, palpable en las filas de moldes polvorientos, pájaros disecados, caballetes y tablas de dibujo, todos ellos símbolos de la misma tradición que el 'enfant terrible' de las artes de nuestro siglo había revolucionado con tanta eficacia», escribe en el cuaderno de notas de ese viaje a la Málaga de los años 50 ('Scrap book. 1900-1981'). Le acompañaba su mujer, la fotógrafa Lee Miller, que capturó con su cámara la belleza que desprendían esos rincones plagados de arte. En esos momentos además, en 1955, en los salones de la academia se exponían los fondos del Museo Provincial de Bellas Artes.

Dicen que Picasso recordaba perfectamente los tres tramos de escalera que tenía la escuela. Y cuentan que al entrar Christine Picasso en el edificio, cuando se barajaba como posible sede del Museo Picasso, afirmó: «Entonces, aquí comenzó todo». Antonio Banderas también estuvo allí en 2017 cuando la productora National Geographic buscaba localizaciones en Málaga para la serie 'Genius', protagonizada por el malagueño en la piel del pintor. El material que aún se conserva sirvió de recurso documental en la producción.

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Allí quedan los bancos donde los alumnos se sentaban a horcajadas con el lienzo delante, los bustos y los yesos colgados de la pared que los estudiantes reproducían a lápiz sobre el papel para aprender los volúmenes y las perspectivas, los caballetes, la pizarra... Y alguna que otra curiosidad: el Ateneo guarda en sus archivos el alta y la baja del padre de Picasso como profesor de la escuela.

Sus referentes

Es una habitación cargada de simbolismo. Como defiende la historiadora Mónica López, vocal de Patrimonio del Ateneo, «enlaza a Picasso con sus primeros referentes artísticos, los pintores de la Escuela pictórica del XIX», que fueron maestros y alumnos. Es testigo de «la Málaga de una época», que además de despuntar en lo económico, iniciaba una tradición pictórica que influiría en el desarrollo de Picasso. Nada marca más que la memoria de la infancia. «Es un eslabón fundamental para explicar la historia de Picasso en Málaga. Es fácil imaginar a ese niño acompañando a su padre a dar clase a sus alumnos», mantiene la concejala de Cultura, Noelia Losada, que se implicó en el proyecto nada más conocerlo.

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Con un presupuesto estimado de 213.000 euros, el Ateneo confía en empezar las obras de reforma y adecuación del espacio en noviembre. A partir de ahí, se barajan diferentes usos: uno didáctico y turístico como espacio picassiano, con una recreación histórica de la escuela; y otro cultural, como «semillero creativo» para las nuevas generaciones de artistas. Para que, más de un siglo después, siga siendo fuente de inspiración.

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