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Desde el fondo de la sala se ve un inmenso globo, una hermosa esfera de un color rosa brillante de dos metros de altura. Pero todo cambia cuando el espectador la rodea y al otro lado encuentra a un pequeño personaje soplando con todas sus ... fuerzas lo que ahora es la pompa de un chicle a punto de explotar. Porque en la obra de Javier Calleja todo depende del punto de vista desde el que se mire. La pieza forma parte de la tercera exposición individual del artista malagueño en Japón, una colección de una treintena de piezas inéditas que titula 'Open your eyes'. Hoy abre sus puertas en Tokio y ya está todo vendido desde hace meses. Es más, la lista de espera para conseguir 'un Calleja' sigue creciendo en Asia.
Javier Calleja regresa a la galería Nanzuka Underground, a un nuevo espacio más amplio que el anterior, con una muestra donde dibuja su preocupación por la sostenibilidad del planeta y en la que sigue explorando la dimensión tridimensional de sus personajes. Su obra va más dirigida «a la emoción que a la razón», al «pellizco» sobre la reflexión. «Se nos ha hecho creer que cuando ves arte tienes que pensar mucho. Mi trabajo intenta que el espectador no se sienta abrumado porque tiene que entender algo que no necesita entender», explica al otro lado del teléfono, con medio mundo de por medio.
Y, sin embargo, en sus piezas hay tantas interpretaciones como miradas. Sucede, por ejemplo, en 'No need to tell' ('No hay necesidad de decirlo'): la frase se lee junto a una figura que hace el gesto de entregar una flor. De primeras puede parecer la imagen de un enamorado, pero para Calleja tiene otro significado: es una metáfora de la importancia de cuidar el planeta. «Pero me gusta que cada espectador tenga su propia idea», añade el artista, reticente a dar su visión para no influir en la percepción del otro.
'Open your eyes' es así una llamada de atención, un aviso para abrir los ojos ante la naturaleza, para estar preparados ante el futuro que espera a la humanidad por el daño que se está causando al planeta. «Abramos los ojos para lo que se nos viene encima y para ver qué estamos dispuestos a sacrificar para cuidar el planeta. Porque todos somos muy 'verdes', pero luego viajamos en avión. Si queremos proteger la naturaleza hay que cambiar mucho. Yo el primero», analiza. 'Matter of time', cuestión de tiempo, como se lee en una de las piezas.
De ahí dibujos como 'Ready for life' con un personaje equipado con un casco de carreras, o 'We should be ready', donde lo que protege al individuo es un trozo de campo. En la misma pieza que da título a la exposición, a la izquierda, se cuela de forma discreta la hoja de una planta. Calleja se hace eco de una inquietud personal pero también colectiva. «Los artistas somos fotógrafos de la vida, vamos capturando las preocupaciones que tiene la sociedad. Y ahora preocupa el cambio climático».
El artista malagueño hace con el título de la exposición un guiño a una de las señas de identidad de sus criaturas: los ojos grandes y llorosos. El origen se remonta a muchos años atrás, cuando empezó a usar como referencias las nubes y las gotas que caían de ellas. Los personajes evolucionaron hasta convertir a las nubes en el pelo y a las gotas en sus ojos.
Dos marcas presentes en Tokio. El pelo-nube y el ojo-gota están, por ejemplo, en ese personaje que infla la bola gigante con la que empezaba este texto. 'Happy mortals' es una de las tres esculturas de la muestra, un dibujo de hace cinco años que ahora da el salto al 3D. Una obra cargada de simbolismo. Esa «burbuja» de chicle es para el artista un reflejo de las muchas otras burbujas que estallan cuando uno menos se lo espera. «Como aquella generación perdida, aquellos felices mortales que pensábamos ingenuamente que todo nos tenía que ir bien y de repente nos estalla una crisis en la cara. Y cuando empezamos a recuperarnos, golpea la pandemia». Otra de las esculturas, una superposición de cabezas de distintas formas y tamaños, recibe al visitante a las puertas de Nanzuka.
Pero más allá de significados y reflexiones, la obra de Calleja envía un mensaje de positividad con su estética colorida, alegre y divertida que a primera vista provoca una sonrisa. A Málaga, no obstante, solo llegarán las fotos de lo que sucede en Japón, donde la semana que viene volverá a ser noticia por su participación en una exposición colectiva de Disney en la que reinterpreta a Mickey. «Ahora mismo en los proyectos para los próximos años no incluimos ni siquiera España», confirma Calleja, que solo trabaja en estos momentos con dos galerías, Almine Rech y Nanzuka. Porque Málaga ha avanzado mucho en materia de museos, «pero a nivel galerístico aún queda camino por andar».
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