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Está en la recta final de su 'encierro', dando los últimos retoques a su composición más ambiciosa, a la más intensa de su carrera: su primera ópera. «Ya sabes, uno la revisa hasta el final», dice Arturo Díez Boscovich. El director y compositor malagueño entra ... en el catálogo de la lírica contemporánea con la música de 'El caballero de Olmedo', un estreno absoluto que abrirá la próxima temporada del Teatro de la Zarzuela. Lluís Pasqual firma la adaptación de la obra de Lope de Vega y dirige la escena en esta apuesta por la renovación del repertorio que cierra el ciclo de Daniel Bianco al frente del coliseo.
'El caballero de Olmedo' levantará el telón el 6 de octubre, con cinco funciones hasta el día 15. Guillermo García Calvo llevará la batuta de la Orquesta de la Comunidad de Madrid en la interpretación de las partituras de Díaz Boscovich. Esta vez, el malagueño estará en el patio de butacas y no en el atril, «algo nuevo» para él que se suma a las otras muchas 'primeras veces' que le regala este trabajo. «Eso significa que todavía hay cosas por descubrir», celebra. Un proyecto que le llega por encargo directo del Teatro de la Zarzuela, a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) y que aceptó, confiesa, «con mucho respeto».
Porque supone un desafío. Es director de orquesta, batuta de grandes musicales y de óperas clásicas, compositor de bandas sonoras y también director musical del Teatro del Soho CaixaBank, pero esta es -afirma- su creación más compleja. «Y a lo que aspira cualquier autor». Una ópera de dos horas de duración, sin partes habladas, sobre un libreto de Lluís Pasqual que respeta el verso original de Lope de Vega. «Y esa es una de las dificultades más grandes que he tenido. Tiene su propio ritmo y hay que adaptarse a él. Ahora que lo he trabajado a fondo, Lope de Vega me parece un genio absoluto», asegura.
La canción popular en la que se inspiró el autor del Siglo de Oro ejerce de 'leitmotiv' de la historia y de la partitura. «Que de noche le mataron / al Caballero, / la gala de Medina, / la flor de Olmedo». Es el único guiño a la música del Renacimiento en una ópera de estilo neorromántico, donde prima la melodía y la armonía. «He sido fiel a mi lenguaje». Solo hacia el final, cuando se acerca ese momento que la coplilla anticipa, el ambiente sonoro se torna también oscuro y disonante para acabar en un sobrecogedor réquiem.
Díez Boscovich huye de «sofisticaciones intelectuales» en una obra creada al servicio de la historia y «fácil al oído». Su objetivo es que el público la entienda y la disfrute. Es consciente de que una ópera nueva se enfrenta siempre a resistencias, que hay un sector del público de la lírica que no quiere salirse del repertorio histórico. «Pero estoy muy seguro de lo que he hecho, creo que la música es comunicativa y va a calar en la gente», manifiesta.
Crea la escenografía Daniel Bianco, en la que será su última aportación como director al Teatro de la Zarzuela: en noviembre cede el testigo a Isamay Benavente. Díez Boscovich le agradece la confianza «en alguien que nunca ha escrito una ópera». «Es de ser muy valiente», apostilla. El vestuario es obra de Franca Squarciapino, ganadora del Oscar al mejor diseño por la película 'Cyrano de Bergerac' (1990) y poseedora de un Goya, un César y un BAFTA por sus trabajos en el cine. «¡Es un lujo!», exclama.
Descubrir el elenco fue también una sorpresa para él: dos voces malagueñas interpretan roles principales en esta nueva producción, dos sopranos a las que conoce y con las que ha compartido escenario desde hace años. La rondeña Alba Chantar se afianza en la primera línea de la lírica y regresa al Teatro de la Zarzuela en el rol de Doña Inés (se turnará con Rocío Pérez), la protagonista de la que están enamorados Don Alonso, el caballero de Olmedo (Joel Prieto y César Arrieta), y Don Rodrigo (Germán Olvera y Ramiro Maturana). Hará de Doña Leonor, su hermana, Berna Perles, la soprano malagueña con más proyección nacional.
Tras el estreno en Madrid, Díez Boscovich sueña con poder ver 'El caballero de Olmedo' en la temporada lírica del Teatro Cervantes. En este caso, además, desde el atril dirigiendo a la orquesta. Y no descarta continuar por el camino de la composición lírica. «Esto me ha absorbido y es agotador, pero creo que sí que me atrevería con otra». De hecho, lleva años con una idea en mente: convertir 'Drácula' en una ópera. Ni más ni menos. Mientras tanto, continuará volcado con su trabajo como batuta del teatro de Antonio Banderas y comenzará pronto con la preproducción de su nueva producción musical, de la que aún no ha trascendido nombre. «Y no puedo decir más», concluye manteniendo el misterio.
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