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Nuevo capítulo en el inacabable culebrón judicial por la posesión de un lienzo de Pissarro que se expone en el museo Thyssen-Bornemisza. El Tribunal Supremo de EE UU ha declarado nulo el fallo de un tribunal de apelación californiano que confirmaba que una tela de Camille Pissarro expoliada por los nazis en 1939 pertenece al Museo español.
Fuentes del bufete Cremades & Asociados comunicaron la decisión del alto tribunal que reabre una batalla que el Thyssen daba por concluida. Tanto, que el lienzo se expone en la recién inaugurada muestra 'Proust y las artes' y es uno de los iconos de su cartelería.
La Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España presentaron en febrero un escrito ante el Supremo estadounidense en apoyo a la familia de David Cassirer, que reclama ser reconocida como propietaria de 'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia', pintado en 1897. El bufete español había presentado un escrito de 'Amicus Curiae' (tercer interesado) en favor de la familia Cassirer planteando que España no tiene un interés legítimo en aplicar el Artículo 1955 del Código Civil Español, que les permitiría conservar la obra.
«Queda mucha tela por cortar y mucha batalla. El caso está lejos de haberse acabado», dijeron los letrados que apoyan los intereses de los herederos de la familia Cassirer. El caso deberá volver al Tribunal de Apelaciones para que se pronuncie a la luz de la ley que se aprobó en California, según la cual no se puede aplicar el derecho extranjero, en este caso el español, para determinar quién es el legítimo propietario del cuadro. «Esta ley dice clarísimamente que un ladrón o una persona que haya obtenido un bien ilícitamente no puede transmitir título válido. Lo más probable es que el Tribunal de Apelaciones la tome en consideración y diga que España debe devolver el cuadro. Sería lo natural», sostienen los letrados.
Esta corte había dicho en 2020 que la Fundación Thyssen-Bornemisza es la legítima propietaria del cuadro. Para el Thyssen se zanjaba entonces definitivamente un largo litigio entre el museo español y los primeros propietarios de la obra, un familia austríaca que lo malvendió a los nazis por una cantidad irrisoria para poder huir de su yugo.
El fallo decía entonces que tanto el barón Thyssen como el Estado español compraron «de buena fe» la obra que se exhibe desde su apertura en Thyssen.
La tela fue adquirida en 1976 por el Barón Thyssen-Bornemisza, quien la incluyó en el lote vendido a su vez al Estado español en 1993.
En 2019 un juez de Los Ángeles ya dictaminó que la Fundación Thyssen era la legítima propietaria del cuadro, pero la sentencia fue apelada por los herederos de la familia Cassirer, sus primeros dueños. El Thyssen dijo que en la sentencia de 2019 quedó «demostrado» que cuando el Estado compró el cuadro al barón, el aristócrata desconocía lo que había ocurrido con él durante la Segunda Guerra Mundial. Explicó el museo como en 2005 los herederos estadounidenses de la propietaria original, Lily Cassirer Neubauer, presentaron una denuncia «alegando, sin ninguna prueba, que la Fundación y sus anteriores propietarios sí conocían los antecedentes».
El Thyssen entendía que los demandantes ocultaron que Lily Cassirer Neubauer, la mujer judía que utilizó el cuadro como moneda de cambio para cederlo por unos 400 euros actuales, obtener el visado y salir del país, había sido indemnizada por su pérdida en 1958 por el Estado alemán, «como ella había solicitado y por el valor de la obra en el mercado en aquel momento», unos 120.000 marcos. La justicia estadounidense constataba así por segunda vez que cuando el barón adquirió la tela de Pissarro en 1976 en una conocida galería de Nueva York, no conocía los avatares de la pintura, que apareció en Estados Unidos en 1951, cuando fue comprada por el coleccionista de arte Sydney Brody.
El óleo, de 81 por 65 centímetros, fue pintado para una serie de quince obras de las que Pissarro dedicó tres a la vital arteria parisina vista desde la habitación de su hotel de la plaza del Théâtre Français.
El fotógrafo Claude Cassirer, residente California, fue quien presentó la demanda original en 2005, cinco años después de constatar que el cuadro se exponía en Madrid. Cassirer, que falleció en septiembre de 2010 a los 89 años, recurrió a la justicia de su país para exigir a la Fundación Thyssen y al Reino de España que le entregaran el Pissarro, valorado en 13,7 millones de euros.
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