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MANUEL DEL CAMPO
Málaga
Domingo, 25 de noviembre 2018, 00:06
La XXX Temporada Lírica gira alrededor de un nombre, el de Giuseppe Verdi (1813-1901), autor de las tres óperas, en total seis representaciones, que incluye el ciclo. Si ese treinta aniversario tuvo en septiembre pasado su concierto, con solistas, coro y orquesta malagueños, que incluía repertorio de fragmentos de ópera y zarzuela, ahora se ponen en escena 'La Traviata' (23 y 25 de noviembre), 'Aida' (1 y 4 de marzo de 2019) y 'Otelo' (3 y 5 de mayo de 2019).
Buen arranque a teatro lleno para escuchar 'La Traviata', ópera en tres actos (el segundo tiene dos cuadros), libreto de Francesco María Piave basado en 'La dama de las camelias', drama de Alejandro Dumas (hijo) estrenada la ópera en Venecia el año 1853. Sabido es el fracaso inicial de la obra, que infringía las convenciones y reglas de la ópera en el argumento -la mujer relajada convertida en heroína (una cortesana tuberculosa)- y poco a poco fue imponiéndose. La inspiración de Verdi se adecua a las situaciones y se desarrolla con un lenguaje musical y vocal interesante, como también el tratamiento instrumental.
En los setenta años que lleva quien esto escribe asistiendo al Teatro Cervantes a óperas, zarzuelas, recitales y conciertos, referido todo ello por supuesto a 'música culta', bien como aficionado constante, músico profesional y crítico musical, no había sido testigo de un mayor grado de entusiasmo como largueza de los aplausos del público todo puesto en pie aclamando a los intérpretes, incansable, al finalizar 'La Traviata' del viernes 23 de noviembre de 2018. Quede para los anales. Esta 'Traviata' cervantina tuvo en sus principales protagonistas a Ainhoa Arteta (soprano), Antonio Gandía (tenor) y Juan Jesús Rodríguez (barítono). Arteta como Violeta Valery, en gran momento vocal, superó con creces ese difícil personaje que precisa tanto de la vocalidad y técnica de soprano ligera como de lírica y finalmente dramática, además de mostrarse como gran actriz. Notable capacidad expresiva la suya en arias desde la primera 'Sempre libera' al postrer 'Addio del passato' como en los dúos. Gandía, en el papel de Alfredo Germont se superaba a medida que transcurría la representación dejando constancia de la potencia de sus agudos; y Rodríguez, como Giorgio Germont, mostró muy bella voz, firme en la emisión del sonido, expresivo y con intensidad baritonal en los momentos requeridos, destacando en su romanza 'Di Provenza il mar, il suol'. Contribuyeron al éxito con su buen hacer las sopranos Mónica Campaña y Alba Chantar; así como los tenores Luis Pacetti, siempre exhibiendo su gran calidad vocal, Elías Gallego y José Juan Guzmán; los barítonos José Manuel Díaz y Juan Antonio Blanco; el bajo-barítono Francisco Tójar y el bajo Isaac Galán. Colaboró con acierto la Compañía de Danza y Flamenco David Martín, balle, figuración, etc. Excelente el Coro de Ópera de Málaga instruido por Salvador Vázquez, bien ensamblado y resolutivo, así como en el foso la Orquesta Filarmónica de Málaga, segura y precisa con reconocida calidad en solistas y conjunto. Por cierto, ¿por qué los preludios de los actos se interpretan a telón levantado y no corrido? 'La Traviata' tiene dos bellísimos y por bien que se toquen, que se tocaron, tal vez por la distracción de la escena donde ya se movían personajes, 'desconectaban' y fue una lástima. Ninguno de ellos se aplaudió mereciéndolo con creces. Bien desarrollada la dirección escénica de Francisco López, cuya experiencia está de sobra demostrada, como estupenda la dirección musical del joven director José María Moreno, dominador de la partitura y que llevó la ópera con autoridad, claridad y eficacia.
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