Montiel recibe el reconocimiento de la mano del presidente de la Diputación, Francisco Salado, junto a Patricia Navarro y Francisco de la Torre. Ñito Salas

Antonio Montiel recibe el título de Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga: «Este galardón me ayuda a no desistir»

El retratista fue reconocido por la Diputación de Málaga en una emotiva gala

Alejandro Trujillo

Málaga

Miércoles, 5 de febrero 2025, 00:04

El rostro es el lienzo donde el tiempo esculpe su historia, donde la luz y la sombra narran silencios, emociones y secretos. Esta vez, el protagonista no es solo un rostro, sino la mirada del retratista que ha sabido inmortalizar la esencia de quienes han ... posado ante su pincel. Antonio Montiel, cuyo arte es un diálogo entre la memoria y la piel, entre la expresión y el alma, ha sido reconocido como Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga.

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El acto se celebró en el auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga, en el que no quedaban butacas vacías. Entre las personalidades políticas presentes se encontraban el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el presidente de la Diputación, Francisco Salado; y la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga, Patricia Navarro. Todos coincidieron en su admiración hacia el artista, tanto por sus obras como por su humildad. «Siento admiración hacia ti», enfatizó Patricia Navarro. Por su parte, el alcalde destacó la importancia de la contribución del autor en la difusión del arte malagueño por el mundo: «Montiel es una referencia imprescindible del retrato nacional e internacional».

Emocionado y agradecido, Antonio Montiel interpretó el nombramiento como un reconocimiento a una carrera en la que nunca se rindió: «Este galardón me ayuda a no desistir», declaró el malagueño. El pintor afirmó que ha visto cómo muchos compañeros se desanimaban y desistían, y confesó que en ocasiones estuvo cerca de abandonar: «A veces me sentía olvidado por las instituciones, pero siempre supe que el pueblo estaba conmigo». Desde que comenzó a dibujar en la libreta que le regalaron sus padres, retratando a Pepa Flores y sus cautivadores ojos, el malagueño definió su manera de entender el arte. «El arte te tiene que tocar, te tiene que llegar; si no, eso no es nada», afirmó.

La emotiva ceremonia contó con la actuación musical de Aurora Guirado, que aportó ritmo a una gala repleta de amistades del autor, quienes no dudaron en dedicar palabras de admiración al exitoso pintor malagueño. La luz que refleja el autor en sus obras es la misma que utilizaban sus compañeros para describirle.

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Nacido en Antequera, pero con fuertes lazos con Almogía, tierra de su padre, y Villanueva de la Concepción, hogar de su madre, Montiel emigró a Madrid en 1986 en busca de nuevas oportunidades que le permitieran alcanzar una proyección internacional. «Me fui de Málaga para triunfar en Málaga», rememoró el artista antequerano.

Esa firme devoción por Málaga ha hecho que Montiel nunca olvidase sus raíces y soñase con volver a su tierra natal. De hecho, cuando se mudó a la capital con su familia, solo tenía en mente un pensamiento: «Mi ilusión era pasar los veranos en Villanueva de la Concepción», recordó el retratista. El presidente de la Diputación, Francisco Salado, también quiso agradecer ese sentimiento de pertenencia a Málaga: «Nunca ha olvidado sus raíces; es un ejemplo a seguir».

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Montiel ha retratado a la historia, una historia contada por dos bandos, desde el dictador cubano Fidel Castro hasta Bárbara Bush, esposa del que fuese presidente estadounidense George Bush padre. La realeza no dejó escapar el talento del pintor malagueño, y lo hizo protagonista de algunos de sus cuadros más reconocidos. Rostros ilustres como el de la reina Sofía, el rey Felipe VI e incluso la reina de Inglaterra, Isabel II, forman parte del elenco de personalidades que recoge la obra del antequerano. El artista guarda un lugar especial en su colección para su pasión cofrade, a la que ha dedicado 21 obras religiosas, entre las que destaca el cartel de la Semana Santa de Málaga de 2006.

Desde aquellos primeros trazos de un niño que soñaba con rostros en la arena y en las páginas de revistas hasta convertirse en el pintor de la identidad y el gesto, Montiel ha demostrado que el verdadero arte no solo representa, sino que revela.

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