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Andrea Bocelli sigue al pie de la letra el consejo que un día le dio Luciano Pavarotti: «No se deje abrumar por tener muchas entrevistas, ¡preocúpese más bien cuando no las tenga!». Por eso responde con «placer» al cuestionario que le llega desde Málaga ... y se explaya en cada contestación. El tenor italiano regresa mañana domingo al escenario marbellí de Starlite después de que una bronquitis le obligara a aplazar la fecha inicialmente prevista. Natural de la campiña toscana y hombre de profunda fe católica, Bocelli se muestra orgulloso de sus orígenes, defiende que la calidad está por encima del género (lírico o pop) y evita a toda costa hacer de su ceguera una limitación. «El cuerpo humano es un prodigio sin precedentes y los canales de comunicación con el mundo son muchos». Como por ejemplo, la voz.
lugar Auditorio de la Cantera de Nagüeles de Marbella. Starlite Festival.
fecha Domingo, 27 de agosto.
Hora 22.30 horas. Apertura de puertas a las 20.00 horas.
entradas Entre los 159 euros de la entrada general y los 1.057 euros del palco platinum.
–Imagino que una afección en la voz es el mayor miedo de un cantante.
–Los cantantes tenemos que medirnos con el instrumento musical más delicado que existe. Al igual que los atletas, es importante tomar una serie de precauciones. «Si un violín Stradivarius se rompe, siempre puedes intentar comprar uno nuevo», decía mi maestro Franco Corelli, «pero la voz es una y, si falla, nunca podrás comprar otra». Afortunadamente fue una bronquitis banal y solo tuve que armarme de paciencia y descansar unos días.
–Algunos cantantes líricos evitan la música popular y solo interpretan ópera. Usted, sin embargo, incluye temas pop, canciones latinas y clásicas de forma natural en su repertorio. ¿Por qué?
–La búsqueda de la belleza guía mis elecciones. Mi formación es la típica de un cantante lírico, pero no por eso reniego del pop. Sigo los dos géneros con la mayor honestidad y calidad posible.
–¿Le ha valido las críticas de los más puristas de la ópera?
–Siento el máximo respeto por las opiniones de cada uno. Probablemente al principio una pequeña parte de la crítica de música clásica no entendía, y quizás tampoco le gustaba, el camino anómalo de mi carrera y esa respuesta del público tan rotunda. Pero si nos fijamos en el pasado y en artistas como Enrico Caruso o Beniamino Gigli, era absolutamente normal pasar de hacer ópera en el teatro a canciones populares en películas o en discos. El gran cantante prestaba su voz a una gran melodía, ya fuera una ópera o una canción popular.
–¿Esa versatilidad le ha permitido llegar a nuevos públicos?
–Espero que haya logrado dar a conocer, en contextos habitualmente centrados en otro repertorio y frente a grandes audiencias, mis obras líricas favoritas. La ópera es una forma de arte popular, no es un repertorio de la élite y es crucial que los jóvenes se acerquen a ella sin prejuicios.
– ¿Afronta de la misma manera un aria de ‘Tosca’ que ‘No llores por mí Argentina’? Es decir, ¿para usted tiene el mismo valor una pieza lírica que una canción popular?
–Desde un punto de vista técnico, entre la emisión de la voz natural que se utiliza para la música pop y la emisión lírica, las diferencias son menores por sorprendente que parezca. Dicho esto, personalmente siempre he tratado de no escoger mi repertorio cediendo a los prejuicios de géneros, yo persigo la calidad donde quiera que se encuentre. Prefiero la lírica, no es ningún secreto, pero cada género tiene sus obras maestras, capaces de emocionar, de divertir. Yo solo distingo entre la música hermosa y la música fea. Y es fácil de reconocer: la música hermosa es la que te ayuda a crecer y a desarrollarte espiritualmente.
–Está pendiente del estreno del filme ‘La musica del silenzio’, basada en su biografía. ¿Qué pensó cuando le dijeron que su vida sería una película?
–¡Me resulta casi paradójico que mi existencia puede ser considerada interesante hasta el punto de hacerla una película! Está basada en mi libro autobiográfico ‘La musica del silenzio’, es mi historia desde el nacimiento hasta los primeros logros.
–¿Ha visto la interpretación del malagueño Antonio Banderas?
–Antonio Banderas es un gran actor, versátil, inteligente, profundo. Estoy muy contento de que haya participado en el filme. Y estoy convencido de que ha logrado meterse perfectamente en la piel de mi profesor de canto, el maestro Luciano Bettarini.
–Cuando se ha llegado tan alto, ¿qué motiva a seguir en el escenario?
–Es la generosidad con la que me siguen en cientos de países lo que me da fuerzas para volver a subirme en el avión. La única manera de responder al cariño que me muestran es agradecerlo en persona, llegar a mis fans donde quiera que estén.
–De un pueblo de la campiña toscana pasó a recorrer el mundo con las mejores voces del momento. ¿Cómo lo hizo para no dejarse deslumbrar?
–Me siento orgulloso de haber nacido en la campiña toscana y de ser el fruto de una cultura campesina que me ha transmitido, a través de las enseñanzas de mis padres, aquellos valores que forjaron mi vida y mis elecciones. Valores que tal vez ahora expreso a través de la canción. Y siempre he tratado de aprender algo de cada uno de mis colegas.
–Dicen que el éxito se acompaña de soledad. Cuando se apagan los focos del escenario, está solo usted. ¿Lo siente así?
–Gracias a Dios tengo una familia maravillosa y muchos amigos queridos. El éxito es la suma, siempre provisional, de una serie de variables. La notoriedad por sí misma no es un valor y, en ocasiones, representa un obstáculo, porque en esas condiciones es más fácil perder el contacto con la realidad. Cuando a uno se le sube a la cabeza es un riesgo que fácilmente genera soledad, pero siempre he sido capaz de mantener ese peligro lejos de mí.
–Una vez dijo: «He visto cien veces más que quienes siempre hablan de mi discapacidad». ¿Aún hay quien no ve más allá de su ceguera?
–Respondo con una reflexión que espero aclare mi pensamiento: el cuerpo humano es un prodigio sin precedentes y los canales de comunicación con el mundo son muchos. Todo el mundo necesita acercarse a las herramientas que Dios le ha dado, tratando de usar sus habilidades y talentos.
–Creo que no le gusta hablar de este tema pero, ¿no cree que es un ejemplo de superación?
–Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de dar un buen ejemplo, representando un modelo positivo a través de sus acciones para sus hijos y la sociedad. Como creyente y católico, me parece fundamental poner en práctica esos valores que nuestros padres nos han enseñado. Y si puedo enseñar algo a las generaciones más jóvenes, diría que no se debe perder nunca la fe, hay que trabajar duro y fiarse del plan que Dios tiene para nosotros.
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