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Gonzalo Rojo
Viernes, 12 de julio 2024, 02:00
El año 1927 vino al mundo en la vieja Isla de León un niño que con el paso de los años se convertiría en un ... excelente cantaor tanto de 'alante' como para acompañar el baile. Inscrito Andrés Álvarez Añino, convirtió su apellido paterno en Álvaro, al que agregó de la Isla, aclarando con ello su lugar de nacimiento y el primitivo nombre del actual San Fernando.
Miembro de una familia muy humilde, gozó de la facultad de hacer siempre lo que le vino en gana, y así, en los años de penuria económica que siguieron a la guerra, mostraba Álvaro en sus manos las llaves de su coche -coche que nunca existió-, o comentaba a sus compañeros que se marchaba de juerga a Cádiz, Sevilla o Jerez -juerga que no hubo- ante la sorpresa de ellos.
La primera ocupación que tuvo Álvaro fue la de repartidor de periódicos en su ciudad natal, con un hermano mayor que él llamado Vicente; pero por esa cualidad de hacer siempre lo que quería, pronto abandonó la repartida de periódicos y se dedicó a cantar, arte que ya practicaba con artistas de su tierra, en especial con José Llerena Ramos 'Chato de la Isla' y con el guitarrista Antonio Capineti, sobrino del famoso José Capineti Rodríguez.
Deseando encontrar nuevos horizontes en el cante, Álvaro se marchó a Madrid domiciliándose en el Callejón del Gato, próximo a la plaza de Santa Ana. En Madrid grabó varios discos y entró como cantaor en el ballet de Rosario, en el que estuvo desde 1953 a 1955. Estando precisamente en este ballet, el Ayuntamiento de La Isla solicitó su colaboración para intervenir en un festival cuya recaudación iría a la Campaña de Navidad de 1953. El acto tuvo lugar en el Teatro de las Cortes y en él intervinieron también el Chato de la Isla y Capineti.
El año 1958 entró Ávaro de la Isla a formar parte del ballet de Mariemma, y al siguiente año debutó con el elenco del tablao madrileño El Corral de la Morería. Los años 1960, 1961 y 1962 los pasó trabajando en el tablao Torres Bermejas y al siguiente año, 1963, se incorporó a la compañía de Antonio, así como al espectáculo del tablao Los Canasteros, de Manolo Caracol. En este deambular por los locales madrileños, en 1964 trabajó en el tablao El Arco de Cuchilleros. En sus últimos años alternó sus actuaciones en los establecimientos madrileños con giras por el extranjero con distintos grupos flamencos. El 14 de julio de 1969, con 49 años de edad, falleció en Madrid.
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