El alcalde de Málaga deja en 'impasse' el desalojo de La Invisible mientras dure el diálogo

Francisco de la Torre recibió al mediodía, pasadas las dos de la tarde, a los representantes de la Fundación de los Comunes (la que ‘habita’ la casa) con un planteamiento inicial: “Nuestra postura es seguridad y apertura en el uso”. Le acompañaban los concejales de Ordenación del Territorio, Vivienda y Distrito Centro, Raúl López, Francisco Pomares y Francisco Cantos, respectivamente. Su propuesta pasa por recuperar el inmueble de la calle Nosquera, de propiedad municipal, para comenzar la rehabilitación y convocar después “un concurso abierto a la participación de otros colectivos que tengan también inquietudes culturales, y que no sea exclusivo de la Casa Invisible”. Ellos, por supuesto, podrían concurrir en igualdad de condiciones que el resto: “Y si han hecho cosas interesantes, quien tenga que decidir sobre ese particular lo tendrá en cuenta”.

Y ese es el principal punto de discordia. Los ‘comunes’ se mantienen firmes en su propósito de seguir en la casa, un inmueble que entienden como parte “indisociable” del concepto de La Invisible. Insisten en que rehabilitar por fases, como parte de un proyecto artístico en sí mismo y sin que sea necesario su abandono, es posible. Una idea que defendieron con los pesos pesados de esta iniciativa sociocultural: Rogelio López Cuenca, Premio Nacional de Artes Plásticas; los arquitectos Kike España, Eduardo Serrano y José Manuel López Osorio (responsable del proyecto de rehabilitación); Libia Castro (Premio Nacional de Arte en Islandia, que lidera el proyecto de arte útil sobre La Invisible), la abogada Amanda Romero, el librero Carlos Sanjuán, el profesor de la UMA Florencio Cabello y otras integrantes del colectivo, como Ofelia Castillo y Paloma Esteban.

El alcalde transmitió al colectivo su “preocupación como propietarios del edificio” por el estado de conservación de una construcción del XIX y les comunicó que desde el Instituto de la Vivienda se ha iniciado un proyecto de catas para estudiar la estructura y los forjados para plantear “la respuesta mejor y más segura”. Para eso, claro está, es necesario que los técnicos puedan entrar en la casa. Ve “difícil” hacer compatible las obras de reforma con el mantenimiento de la actividad de la Invisible, como plantean sus impulsores. “Pero profundizaremos en ello esta semana”, apostilló el alcalde. Desde la Casa insistieron: “No hay ningún informe técnico que diga que no es posible la rehabilitación por fases”.

Los miembros de la Casa hicieron valer el peso cultural de La Invisible en el panorama nacional e internacional. Empezando por uno de sus principales valedores, el artista Rogelio López Cuenca, último Premio Nacional de Artes Plásticas. En su opinión, lo que no acaba de resolverse es el “estigma” de la ocupación, “que la irregularidad originaria del proyecto se quede en un ámbito simbólico”, como ha sucedido en proyectos similares repartidos por Europa. Cada derecho conquistado, argumentó, se ha logrado a través de un “desafío del orden del momento”, “desde los márgenes”. López Cuenca recordó, además, que ese asunto está resuelto desde que en 2011 el Ayuntamiento firmara la cesión temporal del edificio, un acuerdo que un año después no ratificó. Desde entonces, el estado legal es “cesión en precario” y no ocupación.

Y dijo más: “El proyecto de rehabilitación que estamos presentando está en consonancia con lo que se está ahora premiando en los congresos internacionales: que la arquitectura se parezca cada vez más a la acupuntura, intervenciones mínimas indispensables que no sean violentas ni traumáticas”. Un proceso que se plantea al mismo tiempo como “proyecto de arte útil”, con un seguimiento documental y otras manifestaciones artísticas paralelas, que ya ha conseguido el aval del Museo Reina Sofía -donde lo presentarán en otoño de este año-, del Museo Van Abbe de Holanda y de una universidad de arquitectura de Holanda.

“No sé a dónde hay que llegar, porque el reconocimiento está llegando de todos lugares y el mundo del arte contemporáneo está atento a la situación de La Invisible como activo importante para la ciudad de Málaga”, declaró a la salida de la reunión Kike España, que hace dos meses compartió mesa con el rey Felipe VI en la cena inaugural del Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Moderno (CIMAM).

El alcalde, por su parte, pidió a los ‘invisibles’ “empatía” para entender la posición del Ayuntamiento como propietario de un inmueble adquirido a principios de 2000 -para una futura incubadora cultural- del que tienen que garantizar la seguridad y que, por su carácter público, debe estar abierto a otros colectivos. Con las cartas boca arriba, Ayuntamiento y Casa Invisible se dan un plazo de una semana para reflexionar y se emplazan al viernes 20 de enero por la tarde para retomar las conversaciones. “Abiertos al diálogo, por supuesto que sí”, concluyó De la Torre.

“Ha quedado más que patente que las cuestiones puestas sobre la mesa son resolubles, tenemos esa actitud para poder llegar a acuerdos y encontrarnos”, manifestó por su parte Romero, que hizo una valoración “positiva” del encuentro. Eso sí, con una condición: “Tiene que garantizarse que la suspensión del desalojo se va a llevar a cabo”. De momento, el alcalde se compromete a no ejecutarlo si le llega la autorización judicial en estos días (solo falta ese trámite para poder entrar por la fuerza), pero no plantea aún su suspensión total. “Pretendo tener más claro el capítulo final de la negociación, con todo alerta por ambas partes. Qué es lo que queremos, para ver si ese camino es viable. Nosotros siempre seremos transparentes y honestos”, apuntó el regidor.