Alberto Jiménez está detrás de algunas de las propuestas musicales más sugerentes vistas y oídas en Málaga durante la última década y media y, con ese bagaje, aboga por una apuesta por la cultura local.
Publicidad
-¿Cuánto tiempo lleva trabajando como autónomo en el sector ... cultural?
-Desde que funde Malaparte Producciones, en 2006, he sido autónomo la mayor parte de estos últimos 14 años.
-¿Cuáles han sido sus principales proyectos hasta la fecha?
-Malaparte se constituye en su origen como una empresa de producción audiovisual y teatral, siendo mi primer proyecto como director y productor, un documental para televisión, «Sombra en el Paraíso» (2009) en producción con la RTVA, que fue elegido para representar a España en el año 2010 en el más prestigioso festival para producciones audiovisuales del mundo, el FIPA de Biarritz. Paralelamente, también ese año, soy el productor de «La Hora Feliz», la primera obra de la compañía teatral Caramala, que más de 10 años después, aún sigue representándose. Fue precisamente con la crisis financiera de 2008, que supuso una larga travesía por el desierto ante la imposibilidad de encontrar financiación para nuevos proyectos, cuando me refugie en la producción de eventos y programación musical. Lo que iba a ser una situación temporal se convirtió en mi hogar, con hitos como la programación artística de festivales como la pasada Fiesta de Todos los Santos en el Auditorio Eduardo Ocón, el Soho Music Sound (SMS Málaga), el WAU Festival, además de ser socio de Metrica, una de las promotoras de música electrónica más vanguardistas de Andalucía.
-¿Cómo está afectando la alerta sanitaria a su actividad?
-Desde el final de noviembre hasta principios de marzo es cuando se produce la mayor parte del trabajo de planificación y contratación de la temporada. Nosotros íbamos a comenzar la temporada el pasado 14 de marzo, y teníamos planificados más de 20 eventos a lo largo del año, de los que la mitad a día de hoy ya se han cancelado, y el resto, sabemos que difícilmente se van a poder organizar con una cierta normalidad. La incertidumbre, a día de hoy, es absoluta y la única certeza es que el mundo que conocíamos no va a volver a ser igual.
-¿Se has dado de baja como autónomo? ¿Por qué?
-Sí, me di de baja el 18 de marzo, porque no sabía si iba a tener algún tipo de ayuda, y tenía la certeza de que como continuase dado de alta, es probable que tuviese que pagar también el mes de abril, cuando llevo desde finales del año pasado sin apenas ingresos. Finalmente parece que sí podré cobrar el paro, aunque haya tenido que pagar al cuota completa de mes de marzo.
Publicidad
-¿Qué le parecen las medidas del Gobierno para paliar las consecuencias de esta situación en los profesionales de la cultura?
-El Gobierno parece que está tratando de dar soluciones a los autónomos, algo inédito en la historia de este país. Sin embargo, esa persona pusieron como Ministro de Cultura por tener un «perfil político» pero sin conocer el sector, ha despachado de una forma nefasta las reclamaciones del sector. Conviene recordar que esta crisis deja en situación precaria a más de 700.000 personas de forma directa, lo que supone el 3% del PIB del país, ademas de ser un complemento vital para otros sectores clave como el turismo. Es como si el Ministro de Industria, ante las reclamaciones del sector del automóvil para tratar de garantizar la supervivencia del sector del automóvil, obtuviese por respuesta que primero está la vida y luego los coches. Una obviedad innecesaria cargada de desconocimiento de una persona que no está cualificada para representar al sector y que debería dimitir.
-¿Ha pensado acogerse a algunas de las medidas anunciadas?
-De momento he solicitado el cese de actividad y el consiguiente subsidio de desempleo. Espero que además nos reintegren la cuota, ya abonada de marzo.
Publicidad
-¿Qué iniciativas concretas reclama para salir al paso de este escenario como profesional del sector cultural?
-La primera, por obvia, no deja de ser la más importante y es que se invierta en sanidad pública, porque al final, como se está demostrando, es el dique de contención que debe ser siempre fuerte para garantizar el estado del bienestar. A partir de ahí, es importante cambiar el modelo de gestión cultural, apostando por el valor de los productos locales e invirtiendo en ellos de forma decidida. Un buen modelo es Sabor a Málaga, que ha puesto en valor los productos gastronómicos de la tierra mediante la promoción y difusión en los mercados locales, nacionales e internacionales. Con la cultural sería bueno que se efectuase un proyecto similar que pusiera en valor las propuestas artísticas de Málaga, tanto en ámbito local, como el nacional y el internacional. Tenemos muy buenas propuestas, solo falta apostar por ellas.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.