Alaska: «Por suerte las redes sociales no existían en mis comienzos»

El resultado es 'La última tourné', una comedia de tono vodevilesco que retrata a una pequeña compañía de variedades obligada a renovarse ante los cambios que experimenta el país en los 90. Alaska, que se reencuentra aquí con el color de pelo pelirrojo, da vida a la vedette cómica del grupo al no cumplir con los cánones de belleza estándar. Algo que, para la Alaska de fuera del escenario, nunca ha supuesto un problema. «No, porque no he querido ser vedette, ni modelo, ni Miss España. Se trata de saber lo que quieres, tener en tu cabeza las cosas ordenadas y aspirar a aquello para lo que estás físicamente, genéticamente y emocionalmente capacitado«, reflexiona.

Paradójicamente, en esos años 90 en los que esta compañía se quedaba anticuada, la verdadera Alaska se colocaba a la vanguardia de la música con Fangoria. «Es verdad que nos quedábamos un poco fuera de los canales comerciales y de difusión porque no encajábamos por estar un pasito por delante. Pero yo creo que no era así, que lo que pasaba es que los otros estaban un paso por detrás«, apostilla. De hecho, asegura que nunca se ha sentido representante de la modernidad ni de una época. «Ni lo era a los 14 años porque la gente de 14 no era como yo cuando estaba en Kaka de Luxe, ni lo soy ahora porque la gente de 57 tampoco es como yo», admite.

En aquellos tiempos en los que Olvido Gara irrumpió en la escena con una estética rompedora «todo era mucho más educado» que ahora. «Si alguien pensaba que no debías llevar las cejas pintadas y partidas como las llevaba yo en los 80, al menos tenía la valentía de decírtelo a la cara». Ahora se valen de un perfil de Twitter o Facebook –falso si es necesario– para colocar a quien sea en el centro de la diana. «Por suerte las redes sociales no existían entonces», sentencia.

Incluso hoy mantiene a raya su presencia en el mundo virtual. Explica que solo hace uso de Instagram. «Nos gustó al principio porque era una imagen y no la tontería de estar expresando opiniones como si fueras tú Einstein y alguien tuviera que escucharte. A mí me divierte, me gusta, lo llevamos nosotros mismos, pero tampoco le doy más importancia», aclara.

Lo que digan los demás le preocupa poco, como canta en su himno 'A quién le importa'. «No hay que escuchar lo que dice la gente», mantiene. De hecho, ella reconoce sin complejos que le gusta el reguetón y se confiesa seguidora de programas del corazón como 'Sálvame'. «A mí me gusta lo que me gusta y punto, y me da igual si es alta cultura o baja cultura, no creo en esa división, creo que es todo lo mismo», afirma. Es más, afirma que prefiere la prensa del corazón a la actualidad política. «Sobre todo desde que la política trata a la política como prensa del corazón», argumenta. Por eso, y por evitar dar un titular que pueda ser sacado de contexto, Alaska elude hablar sobre la reciente exhumación de Franco del Valle de los Caídos o sobre la repetición electoral. «Que soy ya perro viejo en esto», concluye para no responder a las preguntas.

Ahora para Alaska es el momento del teatro, de una obra de puro entretenimiento que también encierra una moraleja: «Cambia si sientes que tienes que cambiar. Todos cambiamos todos los días, pero nunca hay que hacerlo por los demás o por la presión social«. Este sábado y domingo, en Estepona.