La doble vida de la agenda cultural de Málaga

Las instituciones culturales de la ciudad se han ido sumando en los últimos meses, de manera desigual, pero también creciente, a las retransmisiones en directo y a la grabación de sus actividades para luego ofrecerlas 'on line'. El primer resultado de esa tendencia es que el vaso medio vacío de los auditorios presenciales se ha visto compensado, incluso superado de manera notable, por las visualizaciones a distancia o en diferido de esas propuestas. Y en este escenario cobra especial protagonismo la labor desarrollada por La Térmica, la institución dependiente de la Diputación Provincial, convertido en mascarón de proa de esta apuesta digital junto a su extensión en el centro cultural La Malagueta.

«Nuestra estrategia digital comenzó en 2016, para nosotros apostar por esa línea era un enfoque absolutamente estratégico en un momento en el que lo digital era más una diversión que una posibilidad. Por eso, cuando se ha producido esta situación de restricciones de movilidad y de recortes de horarios, ya teníamos un largo camino recorrido y un público fiel, sobre todo entre los jóvenes«, esboza el director de La Térmica, Salomón Castiel.

No en vano, desde La Térmica detallan que su canal de YouTube había sumado hasta el 14 de marzo (inicio del primer estado de alarma) 760.000 visualizaciones, mientras que el 1 de diciembre registraba 1.058.138. «Esto supone un total de 298.138 visualizaciones desde que comenzó la pandemia. El 85% de contenido son conferencias y el 15% restante pertenece a La Nevera (vídeos que durante el primer estado de alarma protagonizaban personajes destacados del mundo de la cultura con recomendaciones culturales para hacer en casa) y vídeos promocionales. En estos meses el canal ha sumado 2.700 suscriptores nuevos de los 8.380 totales que tiene en la actualidad«, detallan desde el centro cultural de la Diputación.

La institución provincial también ha desplegado su estrategia digital en torno a la agenda desarrollada en el Centro Cultural María Victoria Atencia, con visualizaciones en su canal de YouTube procedentes de Estados Unidos, México, Argentina, Alemania, Chile o Colombia. Y justo esa ventana hacia la internacionalización de los contenidos es una de las bazas que destaca la gerente de la Fundación Rafael Pérez Estrada, Ana Cabello, a la hora de compatibilizar las actividades presenciales con el volcado de esos contenidos en Internet.

 «Esto viene para quedarse y tendremos que ir mejorando poco a poco, porque los aforos no van a estar al cien por cien en algún tiempo«, sostiene Cabello. «Nuestro deber como institución sostenida con dinero público es intentar llegar al mayor número de personas posible y en ese afán debemos ir más allá de lo local, que es algo que nos permite el formato 'on line'. Somos conscientes de que lo presencial tiene muchísimo tirón, por eso creo que va a convivir con la retransmisión en 'streaming' y con la grabación de todos los eventos para después poder colgarlos en nuestro canal de YouTube», prosigue Cabello.

La gerente de la Fundación Pérez Estrada pone como ejemplo de esa convivencia la conferencia presencial que la escritora Irene Vallejo ofreció en Málaga a principios de año y que ya suma más de seis mil visualizaciones en Internet con el seminario 'on line' sobre literatura infantil promovido por la fundación durante la crisis sanitaria, que tuvo 256 inscripciones. «Hemos tenido un retorno de la inversión brutal», defiende Cabello, sin olvidar el esfuerzo añadido que la adaptación digital de las actividades representa para «instituciones pequeñas» como la Fundación Rafael Pérez Estrada.

«Con la crisis sanitaria hemos consolidado nuestra política de digitalización», tercia el director gerente del Museo Carmen Thyssen Málaga, Javier Ferrer, quien añade: «Lo primero fue incorporar aplicaciones para el teletrabajo de la plantilla que se siguen usando y seguidamente, la programación de actividades educativas 'on line', hemos elaborado más vídeos para la comunicación en redes sociales, hemos establecido las retransmisiones en directo por 'streaming' de las conferencias y eventos de nuestros ciclos y también el audio-guiado de las exposiciones con el móvil propio«.

En ese contexto, Ferrer destaca que el número de visitas a las exposiciones virtuales alojadas en la web del Museo Carmen Thyssen –una de las grandes fortalezas digitales de la institución malagueña– ha crecido un 738% durante la crisis sanitaria en comparación con el año pasado hasta recibir casi 50.000 visitas.

«La adaptación no nos ha parecido complicada, quizás lo más haya sido la incertidumbre de ocupar decididamente un espacio nuevo. Es más costoso, pero ofrece una mayor visibilidad para el museo. Quizás lo más difícil –ofrece Ferrer– sea elaborar proyectos pensados en digital para escalar la diversidad de públicos de Internet y articular su sostenibilidad económica, la monetización de los contenidos digitales puede ser lo más complicado de toda esta operación. No obstante, la Colección Carmen Thyssen es un referente de la pintura y la cultura española y ya tenemos datos del interés que despierta en todo el mundo«.

Una ventana al mundo abierta también desde la agencia municipal que gestiona el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo Ruso y la Casa Natal de Picasso. Esta última, por ejemplo, recibe en su web más visitas de páginas desde Francia o Reino Unido que desde España. Una comunidad digital que roza los 3.000 suscriptores de sus boletines informativos entre los tres museos. Más de la mitad de esos usuarios (el 58%) procede de las páginas web de estas instituciones, según las estadísticas de la agencia, que envió diez boletines semanales desde la declaración del confinamiento la pasada primavera hasta la reapertura de estos espacios el pasado 26 de mayo.

Una comunidad al otro lado de la pantalla labrada también desde el CAC Málaga, cuyas visitas 'on line' a su colección han registrado un alcance cercano a las 18.000 personas, según las cuentas ofrecidas por el centro de arte.

Porque nada como contemplar una obra de arte en directo, como escuchar a un escritor o pensador admirado de cerca, pero si aprieta la pandemia, siempre cabe asomarse a la pantalla y encontrar allí, de nuevo, el refugio de la cultura.