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Cristina Pinto
Viernes, 26 de mayo 2023, 00:43
Tan divertida como sus colores. Tan inesperada como sus diseños. Tan auténtica como su propia marca. Así es Ágatha Ruiz de la Prada y así se mostró ayer en su visita al Aula de Cultura de SUR en un encuentro entretenido a la vez que ... lleno de intimidades con la presentación de su biografía, 'Mi historia' (La Esfera), en un escenario que, sin quererlo, estaba vinculado con la diseñadora: el patio del Centro Cultural Fundación Unicaja. Ella, sentada justo delante de Mr. Günter, el gato del malagueño Javier Calleja y protagonista de su gran exposición en este espacio, hizo una de sus primeras confesiones de la cita con el Aula: «Casualidades de la vida es que Calleja expuso en una tienda que yo tenía en París donde hacía exposiciones y justo ese día no pude ir. Fíjate, siempre compro a mis artistas pero, ¡coño!, de él no compré nada porque no estuve. Por eso cuando me enteré de esto tenía muchas ganas de ver su exposición», confesó llena de humor la diseñadora y aristócrata.
En este encuentro del Aula, que se celebra de la mano de Fundación Unicaja y Cervezas Victoria, Ágatha Ruiz de la Prada estuvo acompañada por la redactora jefa de SUR Ana Barreales y la coordinadora de Cultura del periódico, Regina Sotorrío, codirectora del Aula junto a Alberto Gómez. Ellas, con diseños coloridos de la marca, guiaron el encuentro para desgranar los detalles más atractivos de estas memorias de la diseñadora, escritas por el periodista Pedro Narváez. Junto a ellas anunció en exclusiva que habrá una segunda parte: «No lo he dicho nunca, pero planteo una siguiente».
Como ella misma dice, «la persona que se lea el libro parece que es íntima amiga mía». Desde la historia de su familia y la infancia pasando por sus tres abortos hasta llegar al que define como 'el innombrable', su exmarido Pedro J. Ramírez. La diseñadora no tiene pelos en la lengua en las páginas de este libro y no los tuvo ayer en el Aula de Cultura. «¿Qué es ser una niña pija?», preguntó Regina Sotorrío. «Ser una pija es una niña bien», contestó Ágatha Ruiz de la Prada, a lo que le añadió Ana Barreales: «¿Te sientes más cómoda metiéndote en ese mundo?». En esa respuesta recordó las fiestas de todos los jueves que ella hacía antes. «Allí venían los más aristócratas, yonquis, ricos, pobres, artistas... Creo que soy la persona que en más mundos se sabe mover del planeta; siempre me ha divertido muchísimo la mezcla», aseguró.
Habló de su familia, de las costumbres y de su infancia. «Lo primero que hacían era intentar que los hijos, nietos, bisnietos no trabajasen; estaba como mal visto. Mi abuelo decía que trabajar era una horterada tremenda. Y, como mi madre no trabajaba, le daba muchas vueltas a la cabeza y eso no era nada bueno, gracias a Dios ahora se empieza a hablar de problemas de salud mental, pero en alguien como ella que no había trabajado nunca eso es casi inevitable. Por eso mis trajes son algo para intentar animar porque, si te vistes de alegre, acabas estando alegre. Me puedo diseñar de todo, pero también me puedo diseñar una vida y hacer lo imposible por pasarlo lo mejor posible», admitió.
«En la historia de mi familia las mujeres han sido más ricas que los hombres», afirmó haciendo referencia a una de sus frases de 'Mi historia', un libro que ya va por la cuarta edición. «Por eso digo que llevo el feminismo en la sangre, porque en ellas no he visto a ninguna someterse a un hombre. Yo vengo empoderada de nacimiento», concretó. Sus trajes «extravagantes» en cenas con políticos y su valentía en los diseños han sido algunos de sus sellos que le han acompañado para demostrar que es una gran mujer. Y mucho más: «A mí me gustaría que la gente tuviese la sensación que he tenido yo de llegar a eventos serios con un traje de flores o uno de rueda. Como cuando fui a la cena de un conocido político vestida entera de verde y ellos disimulando como si fuera lo más natural», detalló entre risas.
Pero la moda de Ágatha Ruiz de la Prada va mucho más allá de los colores. «Antes la mujer, para tener que ser sexy, tenía que ir con tacones y enseñando; yo estaba muy flaca, pero me vestía de michelín. Mis trajes eran mucho más que los colores, eran las formas... Como si llevaras una escultura, eso es algo que refleja mi relación con el arte desde pequeña», puntualizó. Aunque en su marca siempre ha intentado trabajar «desde el sentido común, algo que muy poca gente tiene», añadió. Y habló de la «parte catalana» que tiene: «Intento no gastar más de lo que tengo». Todo con unos precios que han buscado ajustarse a la sociedad, porque ella prefiere «vestir a todas las niñas de España que hacer un traje a una princesa; siempre he preferido que mis trajes tuvieran precios justos».
Con 'el innombrable' vivió uno de los momentos en los que se le ha «encogido el estómago». Una de los asistentes que llenaron el patio del Centro Cultural Fundación Unicaja, le preguntó por ese momento. Ella le contestó que podría ser el momento en el que vio las imágenes de Pedro J. Ramírez con otra. «El del vídeo. No sé cómo llamarlo, no sé si es una infidelidad, es una guarrería. En realidad desde pequeña no creía en el amor», confesó. «He contado tantas cosas que tenía miedo antes de que saliera el libro, imagino que para él habrá sido incómodo, sobre todo el éxito». También habla en estas memorias de sus tres abortos: «Lo último que se me ocurría cuando aborté era decírselo a mi madre».
Entre sus confesiones, la de la historia de cómo se forjaron estas memorias en las que Pedro Narváez estuvo con la diseñadora durante dos o tres meses charlando todas las tardes. «Mi primer psicoanálisis ha sido este libro», señaló la diseñadora, aunque añadió que «algo» se ha guardado, aunque son muchas las intimidades reveladas en él: «Pedro ha sido muy respetuoso porque no fue nada cotilla ni nada pesado; si lo hubiera sido no le hubiera confesado tantas cosas».
A unos días de las elecciones, se sinceró, además, ante la pregunta de Ana Barreales: «En Madrid voy a votar a Isabel Ayuso porque no es que sea cien por cien de ella, pero la verdad es que ha hecho mucho bien a Madrid. Y bueno, tengo que decir que en Málaga adoro a vuestro alcalde, lo quiero más que a muchísima gente de mi familia», concluyó con humor Ágatha Ruiz de la Prada en este encuentro del Aula de Cultura de SUR que fue tan auténtico como ella misma.
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