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Cristina Pinto
Martes, 3 de octubre 2023, 23:13
Primera y única rectora hasta ahora de la Universidad de Málaga: Adelaida de la Calle. Eso fue desde 2004 hasta 2015. Ahora, ya jubilada y con un currículum histórico, recuerda cuando para ser catedrática tuvo que estudiar en el extranjero: «Muchos compañeros no lo hicieron y sí que lo fueron, pero las mujeres teníamos que cumplir todos los requisitos y ese era uno de ellos». Así lo explicó ayer en su cita con el ciclo 'Málaga, ida y vuelta' que organiza el Centro Cultural La Malagueta de la Diputación con la colaboración del Aula de Cultura de SUR y que vuelve con nueva temporada. En esta cita no dejó de lado su faceta más reivindicativa ni escondió su pasión aún existente por la educación: «Ya no estoy en los circuitos, pero si puedo decir algo que interese... encantada», confesaba con humor tras presentarse de la mano del redactor jefe de SUR y codirector del Aula de Cultura, Alberto Gómez, que condujo el diálogo. Y sí que contó cosas interesantes Adelaida de la Calle...
«En mi época, el número de catedráticas estaba en un 17%, ahora estará en un 23 o 25%. Eso ya dice algo... Estudian más mujeres que hombres, sacan mejores notas ellas que ellos, incluso leen la tesis más mujeres que hombres. Pero cuando la acaban hay un efecto tijera porque es época de fertilidad y como todavía se sigue pensando que los hijos son sólo para las madres pues hace que se rompa el sistema de productividad», profundizó la que fuera rectora de la Universidad de Málaga al hacer un análisis sobre la falta de mujeres en la cúpula. Ella llegó a ser «rectora de rectores» con su presidencia en la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, donde recuerda que a veces estaba ella sola, «o si no éramos tres o cuatro mujeres, no más».
Durante el encuentro con Alberto Gómez hizo un repaso por su vida, que comenzó en Palencia, siguió en Madrid, Canarias, Alemania, La Laguna y ahora está en Málaga: «Ante todo soy paleña», admitía De la Calle en una entrevista con SUR hace menos de un año. «De una familia clásica, pero tolerante», su padre les dejó claro que tenían que estudiar tanto los niños como las niñas y ella se decantó por la biología, aunque la química estaba entre sus favoritas desde el inicio. Adelaida de la Calle creció en plena dictadura pero, a pesar de que fuera una «época dura y comprometida», recuerda «aprender mucho».
Adelaida de la Calle
Un aprendizaje que empleó luego en la Universidad de Málaga, donde fue subiendo escalones hasta ser la primera rectora. Ella admitió ayer no haberse sentido amenazada por la gente joven: «Me daban impulso, me parece bien que haya alumnos que te provoquen para cambiar los esquemas. Cada vez están mejor preparados». Pero reconoció también haberse topado con la burocracia universitaria: «Los cambios en la Universidad son muy difíciles porque en el fondo somos muy conservadores en vez de ser innovadores».
Jamás se lo había planteado, pero cuando Susana Díaz –presidenta de la Junta de Andalucía en aquellos años– la llamó, tuvo una hora para decidirse. «Y dije que sí», describió De la Calle sobre su faceta como consejera de Educación. No se arrepiente, pero no todo son buenos recuerdos en esa etapa: «Salí llorando muchas veces del Parlamento, llegué a la política con demasiada inocencia. En la Universidad no es que seamos todos íntimos amigos, pero los cuchillos no salen nunca», comparó la que fuera rectora y consejera.
Adelaida de la Calle
Al principio de la conversación admitió que no es una etapa que le guste recordar demasiado: «Porque la vida parlamentaria no la he soportado ni la soporto. Me siento poco representada con los políticos en general, yo no tengo claro liderazgo ni ideológicamente ni personalmente. ¿Hay algún líder que pueda convencer? A mí, no», aclaraba De la Calle.
«Como ya soy mayor digo lo que pienso y me da igual», remató al terminar estas declaraciones. Será por eso que siempre le quedarán cosas interesantes por decir a Adelaida de la Calle, que ahora pasea cada mañana por El Palo y disfruta del barrio y de su gente. «Soy muy madrugadora, desayuno temprano y me voy a andar por el paseo marítimo de 'mi Palo', me paro con muchos a hablar y luego hago la compra. Cuando termino me subo a la casa, leo e incluso me bajo a la playa o piscina, si es verano. Luego por las tardes siempre tengo actividades porque en Málaga hay muchas cosas que hacer». Ella hace como el mismo ciclo en el que estuvo ayer: 'Málaga, ida y vuelta', porque siempre hay que volver y estar donde se es feliz.
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