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Está claro que el humor le corre por las venas. Al conversar con él es difícil no soltar alguna que otra carcajada. Vaya, que lo de hacer reír le viene de fábrica, incluso sin darse cuenta. Santi Rodríguez nació en Málaga y tiene claro que ... es una suerte haber nacido en un lugar «tan increíble» como esta ciudad, a pesar de que a los pocos años de su nacimiento se fue a Jaén, donde ha vivido el resto de su vida, excepto en etapas como en la que se convirtió en el frutero de la serie 'Siete Vidas' durante más de cinco años. La pantalla y Madrid le han adoptado más de una vez. Volver a su tierra es un orgullo, aunque lo haga como un guiri en su propia casa. Lo de guiri no es por haber cambiado de nacionalidad ni nada de eso. Esta vez, la obra con la que aterrizará este jueves en la Finca El Portón en Alhaurín de la Torre es la que convierte al actor en un extranjero de su propia vida, que tras un largo recorrido sobre escenarios, programas de televisión y series tiene claro que 'Como en casa de uno…en ningún sitio'. Y el título del espectáculo no podía ser otro que ese.
«Esta obra nació hace once años y se trata de una vuelta al mundo en la que hacemos un recorrido por todos los países compartiendo anécdotas de esos viajes, algunos reales y otros no, haciendo sátira de las costumbres e idiosincrasias de cada país», explica a SUR Rodríguez. La obra comenzó a girar en 2013 por diferentes ciudades y, sin embargo, el guión sigue siendo el mismo, lo que cautiva a su creador por un simple motivo: «La mayoría de la obra sigue igual y sigue haciendo mucha gracia a la gente, eso me sorprende porque yo creo que cuando el humor está bien construido aguanta el paso del tiempo y eso quiere decir que la obra está envejeciendo muy bien».
Será este jueves, 18 de julio, a las 21.30 horas, cuando la Finca El Portón acoja las diferentes facetas del humorista. Desde un guiri con calcetines y unas chanclas a un guiri color gamba por tomar el sol. Para Rodríguez, lo curioso es convertirse en guiri cuando uno está fuera de su país mientras los locales del lugar al que viajas dejan de serlo. «Yo soy un tío muy simplón y esta obra surgió al darme cuenta de que reaccionamos a cosas que hacen personas de otros países de manera errónea, por ejemplo, cuando viajamos y pensamos que son raros, no nos paramos a pensar que decimos que raros para nosotros cuando venimos de fuera, y quizás a al revés es igual, a otros puede chocarles vernos a los españoles comiendo caracoles». Es por ello, por lo que en el espectáculo también hace un repaso por las cosas que a un extranjero le puede extrañar al visitar España.
Sumergido en el sentimiento de pertenencia y la importancia de viajar y conocer otros países, el actor malagueño invita al público a reflexionar sobre la cantidad de similitudes que hay entre la gente, a pesar de que cada uno sea de un lugar diferente. «Una de las cosas que busco con esta obra es que nos demos cuenta de que, por supuesto, somos distintos, pero que nos fijemos también en las cosas que tenemos en común, que seguro son muchas más de las que nos separan», señala el humorista refiriéndose a las numerosas ocasiones en las que una creencia, una preferencia por un equipo de fútbol o un pensamiento político puede ser motivo de disputa. «Pienso que el ser humano es maravilloso, tenemos que buscar qué tenemos en común y compartir esas cosas».
Al preguntarle por cuál ha sido su viaje favorito, teniendo en cuenta cuánto les han inspirado para crear este espectáculo, el destino llega tan rápido como su marea de chistes. «El país que más me ha gustado es Costa Rica, lo que ves allí no lo ves en ningún sitio, cuidan su tesoro natural de una manera envidiable de la que deberíamos aprender», asegura el actor, quien también tiene Londres entre sus preferencias.
«Cualquier sitio al que vayas con la mentalidad abierta te enriquece como persona». Él lo tiene claro, al igual que no duda en que el humor empieza por mirarse el ombligo a uno mismo. De hecho, hasta con el tema del idioma hace chistes porque como afirma, las generaciones de antes no lo tenían tan fácil para aprender idiomas. «Mi hija está trabajando en Disneyland París y lleva una chapa en la que dice que domina tres idiomas: inglés, español y francés. Eso me da una envidia muy sana porque es una manera de conocer cómo piensa mucha más gente y es maravillosa la facilidad con las que aprenden las nuevas generaciones cuando la gente de la mía que habla español normalmente solo sabe chapurrear unas cuantas frases y palabras en inglés».
Con esta parada en Alhaurín de la Torre, el actor tampoco deja de lado las miserias locales apuntando sin pelos en la lengua a políticos y otras figuras públicas, apelando a que «todos tenemos cosas que mejorar porque no están muy en condiciones». Pero lo que marcará el ritmo de la función serán las risas, ya que como dice Rodríguez: hay que reírse de todo. «Me río en una obra de teatro de haber sufrido un infarto, reírse siempre viene bien para analizar las cosas y mejorar, la risa es una de las mejores medicinas, lo tengo claro».
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