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A mitad del recorrido por la exposición, una imagen muestra a una mujer que mira traviesa mientras se lleva un retrato al óleo de un distinguido señor con casaca recién descolgado, a la vez que su cómplice está terminando de colocar en su lugar el ... cuadro de una joven. No sabemos quienes son, pero no hace falta para reconocer en esta obra el espíritu de la muestra 'Womankind', una suerte de retratos escondidos, ocultos, inéditos y silenciados de la mujer en el siglo XX que han sido rescatados por la artista María María Acha-Kutscher (Lima, 1968). Una revisión del imaginario femenino realizada a partir de fotos reales publicadas en revistas o atrapadas en álbumes familiares, en las que la autora interviene y transforma como si hubiesen sido tomadas con una mirada contemporánea. El resultado es una subversiva y estimulante exposición que colgará del Centro Cultural La Malagueta hasta el próximo 11 de julio.
Título: 'Womankind'
Autora: María María Ucha-Kutscher
Comisariado: Sema D'Acosta, con la coordinación de Comunicarte
Lugar y fecha: Centro Cultural La Malagueta (Paseo de Reding, 8), hasta el 11 de julio de 2024.
«Siempre ha habido fotógrafas que han reflejado su mundo, pero esta exposición pone a la mujer en el centro de la historia con estas imágenes documentales ficticias que reimaginan el mundo de las mujeres desde la libertad», ha explicado este viernes la propia creadora peruana afincada en Madrid en la presentación de la muestra, que exhibe un proyecto en el que lleva trabajado catorce años. Más de 500 collages fotográficos integran el montaje, que exhibe desde postales, como la de una mujer mirando desde las alturas los desafiantes rascacielos, a formatos gigantescos de hasta tres metros, como la de una granjera llevando en una carretilla la cabeza de la estatua de la libertad. Mujeres empoderadas, serenas, lectoras, contemplativas, trabajadoras, guerreras, reivindicativas, solitarias, relajadas, disfrutonas y modernas que atrapan por lo inusual e inesperado, pero también por su poderosa estética.
Tomando como base imágenes de libros antiguos, carteles, revistas o incluso retratos privados la artista reinventa estos originales al transformarlos en collages digitales que componen «un archivo ficticio pero verosímil que fabula sobre la historia silenciada de las mujeres del pasado», ha explicado el comisario de la exposición, Sema D'Acosta, que ha definido a María María Ache-Kutscher como una «artista de referencia del feminismo español». Ordenada en base a series temáticas, esta revisión iconográfica del siglo XX en clave de género tiene como frontera dos fechas claves, desde la conquista de las sufragistas del voto femenino a la introducción masiva de la píldora anticonceptiva en los años 60.
A ese marco temporal y estético marcado por el blanco y negro pertenecen las tres cuartas partes de 'Womankind', una antología que se completa con varias series en color que corresponden a la obra más reciente de la artista suramericana. Una colección final -expositivamente cierra el itinerario por la exhibición- que apela al aspecto más autobiográfico de la propia María María Ache-Kutscher que aborda directamente el edadismo, la madurez y la menopausia, «temas también silenciados», como ha subrayado el comisario, que ha recorrido la amplia muestra en las galerías de la propia plaza de toros, junto a la autora y el diputado de Cultura, Manuel López Mestanza.
«He querido mostrar mi propio proceso de envejecimiento que lo veo más bien como un crecimiento femenino», ha ilustrado la propia María María -su nombre doble es un homenaje a sus padres, María y Mario-, que usa imágenes de mujeres en diferentes carteles arrancados de la pared que dejan rostros y cuerpos ajados que para la autora son la metáfora del paso del tiempo. En estas últimas colecciones sobresalen las series 'Recuerdo las noches cuando solía dormir' (2023), en la que la artista afronta sin tapujos el imaginario de la menopausia a través de uno de sus síntomas más característicos, el trastorno del sueño, el insomnio y los sofocos, y 'Toma años llenar una cabeza de hebras plateadas' (2024), un políptico en el que la autora exhibe las canas de la mujer como una reivindicación de lo natural.
El pelo plateado no solo como apuesta artística, sino también personal ya que la propia creadora renunció a los tintes cuando siendo todavía joven comenzó a blanquear su cabellera. La aceptación de uno mismo y ese giro de la madurez como un avance más que como un deterioro cierran esta exposición que busca no solo la conexión estética, sino también emocional con el espectador, al que lanza una última serie recién salida del taller: ‘En el fondo del espejo me acecha la vejez’ (2024). Una invitación a mirarnos y aceptar la imagen que nos devuelve el cristal.
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