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Pablo Alonso Herráiz, ayer minutos antes de su ingreso en la Academia de San Telmo. Ñito Salas
El académico papichulo

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La Academia de San Telmo se abre a América con el ingreso del malagueño Pablo Alonso Herráiz como representante en México

Miércoles, 9 de mayo 2018, 00:16

Pablo Alonso Herráiz podría haber salido de las páginas de 'Suave es la noche'. Su pelo liso domado por el fijador con la raya a un lado, su mesura aderezada por una conversación suculenta y vivaz, sus modales exquisitos conjugados con un fuego interior traen a la memoria algunos personales de la novela de Francis Scott Fitzgerald. «Se puede ser leal a la tradición y a la vez ser hijo de tu tiempo, ser testigo de la Historia y al mismo tiempo querer renovarla», ofrece en un resumen cabal de su ingreso ayer como académico correspondiente en México –donde está instalado desde hace más de una década– de la Academia de Bellas Artes de San Telmo.

Pocas decisiones como el ingreso de este artista y profesor malagueño ilustran el afán de renovación que la vetusta institución cultural maneja en su época más reciente. Las heridas cerradas con Eugenio Chicano y el Museo Picasso Málaga y el aire fresco traído por los nombramiento como académicos de gestores e intelectuales como José María Luna y Francisco Ruiz Noguera (éste último promueve la llegada de Herráiz junto a Sebastián García Garrido y el fallecido Antonio Garrido Moraga) encuentran en este ingreso una solución de continuidad más que sugerente.

Porque con Pablo Alonso Herráiz, la Academia de San Telmo no sólo se abre al continente americano, también flanquea sus puertas a un autor nómada y arraigado, intelectual y popular, combativo y sutil. Baste como botón de muestra la obra que el artista dona a la Academia con motivo de su ingreso: 'Mantequillla Papichulo Nápoles' (2017), el retrato de una chica en pose de boxeador con sombrero vaquero, peluca platino, camiseta y pantalón escuetos y ajustados, medias y zapatos de tacón. Poca complacencia con la tradición en una pieza salida de Papichulo Producciones, donde el autor da forma a sus propuestas, que en los últimos años han virado desde la pintura hacia la fotografía, la instalación y el vídeo.

Alonso Herráiz desarrolla desde hace más de una década su labor artística y docente en México

«Se trata –sigue Pablo Alonso Herráiz– de un proyecto de producción que entiendo también como parte de mi obra, que abarca desde la sociología hasta el diseño. Para mí, es una acción vinculada en su conjunto a la performance, es una obra más. Como artista me siento como un DJ que toma elementos y los va mezclando, 'sampleando', remasterizando y combinando».

La deriva creativa

El nomadismo, la deriva, la crisis del concepto de autoría, la imposibilidad de captar la esencia de las imágenes y el deseo contante de experimentación artística y académica surcaban ayer el discurso de ingreso del artista, titulado 'El proyecto mariposa: crisis y síntoma desde el diseño y el arte'. En él repasaba Pablo Alonso Herráiz algunas de sus acciones artísticas más recientes que ha presentado en México, Brasil, Colombia, Cuba y Perú.

Una labor artística que combina con su actividad docente en las universidades mexicanas de Ciudad Juárez y Guadalajara y al que ahora añade este nombramiento: «La propia idea de 'académico' hay que repensarla. Ahora debe cobijar a multiplicidad de voces, algunas apegadas a la tradición y otras no». Una modernidad radical sin estridencias, como en una novela de Fitzgerald.

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