A por los 400 mil

¿Y qué esperar de este segundo debate? Hoy es San Antonio, patrón de los imposibles: pidamos menos silencios incómodos que en el primero. Los planos de algunos candidatos callados para respetar el orden o no meter la pata fueron demasiados, ay. Al final mejoró la cosa, pero la escaleta rígida de estos espacios sigue siendo una rémora. A Moreno me malicio que le habrán recomendado para hoy mantenerse sereno y sin aspavientos, pero quizá con menos carteles o papeles. A Espadas le habrán indicado un poco más de chispa, aunque su tono educado y las contrarréplicas le fueron bien. A Marín, quizá el más agitado y espontáneo, le vino de perlas quemar las naves el primer día: no sé si le quedará alguna para hoy. A Inma Nieto le haría falta desmelenarse más, aunque en su debut con picadores salió airosa y con buenos pellizcos, aunque algo lenta. Teresa Rodríguez fue todo lo contrario, intensa y quizá poderosa con su verbo ágil y sin florituras, donde mejor lució fue a la hora de bordar argumentos como quien teje croché a toda máquina. Y a Macarena Olona no sé qué le habrán sugerido: puede que seguir con su discurso de temas inquietantes y llamativa gesticulación; o puede que elevar el pistón y criticar a Canal Sur a saco hasta, quién sabe, salirse del plató. Sería minuto de oro, aunque recordemos que a Arenas una espantada le birló una victoria más que cantada. Veremos.