Sorogoyen se dio a conocer con ‘Stockholm’.

De la nostalgia a la admiración, las series de Sorogoyen

El director de ‘Que dios nos perdone’, que empieza en junio el rodaje de ‘El reino’, descubre los títulos que le han marcado

MIGUEL ÁNGEL OESTE

Lunes, 24 de abril 2017, 00:23

El potencial visual y narrativo demostrado por Rodrigo Sorogoyen estalló en esa pequeña gran película, que fue un salto al vacío, titulada Stockholm. Antes había codirigido con Peris Romano 8 citas y había desarrollado una considerable trayectoria televisiva en series como La pecera de Eva o Impares, junto a otras que vinieron después. Como él mismo señala, es «dificilísimo, casi imposible, escoger solamente cinco series de televisión.

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Nuestra vasta cultura televisiva nos ha hecho conocer cientos de ellas y adorar varias decenas». Para su elección, el autor de Que dios nos perdone, explica que se ha guiado por distintos parámetros. «No es que sean las cinco series que considero mejores de la Historia. Ni las que más he visto a lo largo de mi vida. Si no, si puede decirse así, las que representan el mejor o mayor equilibrio para la que ha terminado siendo mi educación audiovisual. Algo en lo que se mezcla el interés y la admiración profesional con lo meramente hedonista, el simple disfrute de sentarse a ver en el sofá una serie de televisión». ¿Acaso no es eso lo que se persigue cuando una empieza un serie? Estas son las que admira y han hecho disfrutar a Rodrigo Sorogoyen.

Aquellos maravillosos años(ABC: 1988-1993)

«Tendría yo ocho o nueve años cuando la descubrí y me acompañó hasta los trece. Esa confusa etapa a la que llamamos pre-adolescencia. La misma etapa por la que atraviesa el protagonista y que es causante casi completamente de todas sus desventuras o por lo menos del prisma con la que las mira. Cuando ocurre esa simbiosis con un protagonista, cuando uno crece con él y le ocurren las mismas cosas que a él es difícil no sentirse fascinado por una ficción. Además en esta serie se juntaban dos conceptos que atacaban directamente a mis debilidades. La historia y la nostalgia».

Los Simpsons(FOX: 1989-)

«Es de animación, sí, pero puedo asegurar que pocos documentos audiovisuales hay en la historia de la televisión que aporten tanta luz a un reflejo socio cultural reciente como esta serie. Fui fanático de algunas temporadas, aproximadamente las diez primeras, pero a partir de un momento me dejó de interesar. Diría que por su decreciente calidad y supongo que también por mi creciente edad. Pero recuerdo capítulos memorables donde el humor absurdo y ácido se mezclaba con la crítica (o reflejo) social más acertada y demoledora. Nunca se contó la estupidez occidental con tanta inteligencia».

Arrested development(FOX: 2003-2005; 2013)

«Quería mencionar alguna serie poco conocida. Y Arrested development lo es para el gran público. Para mí y mi grupo de amigos siempre será una serie de culto. Producida por Ron Howard e interpretada por un reparto heterogéneo que contaba por un lado con actores ahora (y no antes) muy conocidos como Jason Bateman, Michael Cera, Jeffrey Tambor o Julia Louis-Dreyfus y por otro con apariciones estelares del tipo de Ben Stiller, Charlize Theron, Seth Rogen, Heather Graham. Además de la participación de lujo de Liza Minelli. Es una serie libre en su fondo y en su forma. Con situaciones y diálogos absurdos y desternillantes. Duró muy poco, pero desde el primer episodio es fuente inagotable de chistes que recordar con los amigos. La recomiendo encarecidamente».

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Crematorio(CANAL +: 2011)

«Por su valentía, su diseño de producción y su guión. Un verdadero ejemplo de que en este país se pueden hacer grandes series a la altura de cualquier serie extranjera. Aunque ya tiene sus años sigue siendo para mí el mejor ejemplo nacional. Supongo que todos esperamos con ganas la aparición de las nuevas propuestas de ficción nacional de las nuevas plataformas, Movistar, Netflix, HBO España Si se parecen a Crematorio en la solidez de su propuesta a mí ya me han convencido».

Mad men(AMC: 2007-2015)

«Para mí, LA SERIE. Me parece la gran obra maestra de la ficción por capítulos. No solo por su valor cinematográfico (dirección, diseño de producción, interpretación, ambientación, etcétera) sino sobre todo por la lección histórica de nuestra civilización. Mad Men habla de cómo y por qué hemos llegado a ser lo que somos (me refiero a la cultura y sociedad occidental). Habla de los hombres y de las mujeres y de su relación a lo largo de cincuenta años. De la familia como modelo unitario, pero también de su descomposición, de los valores sociales, de la política interior y exterior de Estados Unidos y por tanto del mundo entero, de cómo crece el país más poderoso del mundo (por ahora), y no hablo estrictamente de economía o política, si no de sus valores y de cómo éstos son vendidos y exportados. Los valores que hacen a una nación, a un pueblo o una sociedad, fuerte, débil, corrupta, moral, amoral, hipócrita, libre, enferma. La conformación de esos valores, encarnados en sus protagonistas es, durante ocho temporadas, lo que me ha mantenido pegado a la televisión a lo largo de los años. Y todo esto contado desde el punto de vista del mundo de la publicidad. Pero, ¿es que no ha sido la publicidad la que lamentablemente nos ha hecho ser lo que somos?».

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