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Antonio Javier López
Jueves, 23 de marzo 2017, 00:55
No ha pegado ojo en toda la noche por miedo a despertar de uno de esos sueños que parecen reales. Pero al final resulta que sí, que la llamada del día anterior para decirle que había ganado el Premio Hiperión de poesía había sucedido, que su segunda colección de versos había obtenido uno de los galardones más prestigiosos de las letras españolas, que todo esto viene a ser, a falta de un nombre mejor, eso que conocemos como realidad.
Así que Ángelo Néstore se disculpa con las secuelas de la vigilia, «por las pintas», por llegar unos minutos tarde de la hora convenida en la Librería Rayuela. Eso sí, no tiene previsto disculparse por sentir, por buscar nuevos horizontes para las fronteras mentales, por cuestionarse todo y contradecirse a menudo. Pienso, luego estorbo, reza su estado de WhatsApp. Y él no quiere estorbar, pero tampoco callarse. Lo decidió hace un tiempo.
Si mi padre me dice
Si mi padre me dice Sé un hombre
yo me encojo como una larva,
clavo el abdomen, bajo el anzuelo.
Blando, como un molusco sin concha,
me siento desmantelado, aguanto el tipo.
Me pregunto entonces
de qué sirve haber aprendido cuatro idiomas
si las palabras no se oyen bajo el agua,
si solo sé escribir poemas.
«Es necesario poner en tela de juicio el concepto de hombría», desliza Néstore (Lecce, Italia, 1986) como quien desenfunda con florete, tranquilo pero decidido. Actor, escritor, traductor, gestor cultural... Néstore se multiplica en la escena malagueña casi desde que arribó en la ciudad hace una década, traído por una Beca Erasmus y anclado aquí por amor. Y el amor y su ausencia cruzan Actos impuros, flamante Premio Hiperión, que casi coincidirá en la imprenta con Adán o nada (Bandaàparte), un poemario anterior, semilla del que ahora le pone bajo los focos.
Actos impuros pone en cuestión los géneros, el masculino y el femenino, en una aproximación a pecho descubierto a cuestiones como la maternidad, la vida en pareja o la aceptación de los otros. Quizá, sólo, de aquellos a quienes queremos. «Me alegra mucho que el jurado haya elegido un poemario que me parece arriesgado, es muy raro que le den un premio a un libro como este», reflexiona Néstore, que aspira a contradecirse para poder avanzar.
Porque a Néstore no le gusta demasiado la palabra fidelidad. Y cuando casi todo el mundo piensa en la entrepierna, él alude a la manera de pensar. Suele pasarle.
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