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Antonio Javier López
Martes, 14 de marzo 2017, 00:37
El Museo Picasso Málaga encierra la paradoja de erigirse como el más visitado de Andalucía (en 2016 batía su propio récord con 558.033 usuarios) y al mismo tiempo estar entre los menos frecuentados por el público local, con un 15% de usuarios malagueños según las estimaciones de la institución.
Con la mirada puesta en ese entorno cercano, los responsables de la pinacoteca cuajan ahora una nueva estrategia marcada por la renovación constante de sus contenidos más estables. La lucha se libra contra la idea de vista una vez la colección, vista para siempre. Así, el MPM plantea una suerte de doble velocidad en su discurso en torno a sus fondos de larga estancia. Primero, firma con la Fundación Bernard y Almine Ruiz-Picasso (FABA) un acuerdo de cesión de 166 obras por un periodo de tres años. Ese conjunto representa el sustrato básico de la nueva colección y se renovará cada tres calendarios. Y en un segundo nivel y velocidad esos fondos mutarán cada tres meses a través de modificaciones, sobre todo, en las obras sobre papel, que por motivos de conservación no deben prolongar su estancia en las salas expositivas.
«Mostrar su colección define la personalidad de un museo», sostenía ayer el director artístico del MPM, José Lebrero. Y parece que la personalidad de la institución será la del cambio constante. «Queremos darle un protagonismo renovado a la colección», apostillaba Lebrero. No en vano, Bernard Ruiz-Picasso ha reiterado su interés y deseo dirigidos a que su abuelo tenga un mayor protagonismo en la propuesta cultural del museo malagueño.
«Reestrenamos el Picasso», resumía la consejera de Cultura Rosa Aguilar. Y para acercar al público la vida y la obra del artista, el MPM plantea un discurso de marcada inspiración didáctica; cambia del recorrido temático por el cronológico; plantea una nueva sala permanente en torno al artista y planea el impulso de la investigación picassiana a través de especialistas del ámbito académico.
«La presentación va a estar animada por varias presentaciones y por el diálogo con otras obras», resumía Bernard Ruiz-Picasso, quien recordaba que la nueva colección se ha trabajado durante los dos últimos años entre las bambalinas del museo.
Para Almine Ruiz-Picasso, la ambición es ahora «mostrar lo que nunca se ha mostrado» del genio malagueño. «Nos encontramos en un momento muy activo que esperamos que se traduzca en mucho más interés por parte de los visitantes», añadió.
Lebrero acotaba en el paseo por las salas que el 85% de los usuarios escucha la audioguía completa. Señal de que lo que cuenta, interesa. Ahora la audición llegará en diez idiomas distintos. Y en todos ellos el museo quiere hacerse más comprensible.
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