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Joaquín Sabina
Canción protesta contra la reventa

Canción protesta contra la reventa

Tras las críticas de U2, Adele o Ed Sheeran, ahora es Sabina el que estalla contra las prácticas fraudulentas que aprovechan el vacío legal para hacerse de oro con las entradas. La polémica llega al Congreso

josu olarte

Lunes, 20 de febrero 2017, 00:23

Lo niego todo se ha convertido en un grito de rebeldía contra la reventa de entradas en internet. Joaquín Sabina se ha puesto al frente de la denuncia de las prácticas fraudulentas que aprovechan el vacío legal para sablear a los aficionados. El detonante ha sido una situación surrealista: esta semana se podían comprar tickets para el concierto de su gira en A Coruña el 22 de junio... que todavía no han salido a la venta. Toda una inversión de futuro que se une a sonados escándalos y al enfado de miles de seguidores de los artistas con más caché. Esta canción protesta no es nueva, pero suena cada vez con más fuerza en las instancias judiciales y va a llegar al Congreso de los Diputados.

Ciudadanos ha recogido el guante de las empresas promotoras de la gira de Sabina, que además de anunciar una querella por fraude contra las webs viagogo.com y viagogo.es apuntan directamente al Gobierno. Reclaman que se apruebe con urgencia una ley para prohibir la reventa on line con carácter general, «como ya se ha hecho en Francia y se está haciendo en Italia y el Reino Unido». En España sólo está vetada la reventa callejera, que ha quedado desplazada por las lucrativas operaciones en internet.

Lo que no ha cambiado es la raíz del problema: la oferta limitada de entradas para citas con gran demanda, sobre todo si se trata de estrellas de rock como AC/DC, Bruce Springsteen o Guns NRoses. Cualquier aficionado que se haya plantado poco antes de la hora estipulada ante una pantalla para adquirir en los portales oficiales una entrada virtual o eticket se habrá topado con varios problemas, tan habituales que los ha interiorizado. La web se colapsa y las entradas se agotan al tiempo que aparecen por doquier en portales de reventa a precios inflados a veces hasta límites hilarantes, si quedan ganas de reír.

El gran negocio surgido de la coyuntura de un sector refugiado en la música en directo es terreno abonado para organizaciones de especuladores con programas informáticos ideados para absorber miles de entradas, que luego rentabilizan en el mercado secundario donde operan portales como Seatwave, Ticketbis, Viagogo, Tengoentradas... Así lo denuncian promotoras como la agencia catalana Doctor Music, que ha impulsado más de 2.000 recitales desde 1982. Entre ellos, el que U2 ofrecerá en Barcelona, donde han tomado medidas para ponerse a salvo de la reventa.

Junto a los encargados de la gira mundial de los irlandeses, la poderosa Live Nation, y su página asociada de venta de entradas, Ticketmaster, han impuesto la obligación de que cada entrada lleve el nombre y el primer apellido del «asistente principal» al espectáculo. «La reventa anula todos los derechos asociados a la entrada, incluido el acceder al concierto», avisan. Los tickets se vendieron en ocho horas el 15 de enero. Aun así, al menos Ticketbis, Viagogo y Tengontradas ofrecen decenas de papeletas a partir de 220 euros y hasta por encima de 350.

La sospecha de que las propias promotoras derivan entradas al mercado secundario tomó visos de realidad hace unos meses cuando en el programa televisión Le Iene (Las Hienas) un directivo de Live Nation Italia reconocía que su empresa desviaba entradas a la reventa; una práctica ilegal que tanto las matrices españolas de Live Nation como de Ticketmaster han negado que se produzca en España.

La historia viene de lejos

Pero la historia viene de lejos. Doctor Music ya anunció la pasada primavera una denuncia contra las principales plataformas del sector en los departamentos de Consumo de Madrid, Cataluña y el País Vasco. Hizo de altavoz de las quejas generalizadas de los fans, indignados ante los precios que alcanzó la reventa de la última gira de Bruce Springsteeen. Apoyado por la principal asociación española de promotores musicales (APM), el fundador de Dr Music, Neo Sala, sostiene que las empresas de reventa «se nutren de profesionales que compran miles de entradas alterando la dinámica del mercado». Y su abogado Gabriel Rossy va más allá: «Engañan a los consumidores, haciéndoles creer que todo es seguro y legal. Venden entradas falsas, duplicadas y anuladas, que no sirven. Y ellos lo saben, pero lo ocultan porque si dijeran la verdad perderían el negocio».

Normativa obsoleta

  • 1982 El Reglamento General de Policía de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas prohíbe «la venta y reventa callejera y ambulante» de localidades y establece un límite del 20% en el precio de venta en establecimientos autorizados.

Niegan la mayor en Ticketbis, plataforma de reventa creada en 2009 en Bilbao por Jon Uriarte y Ander Michelena. En apenas siete años ha pasado de ser una start up fundada con 400.000 euros a liderar los mercados hispano y asiático con más de 400 empleados en 48 países. «Ofrecemos un servicio online legal, seguro y transparente a fans que, por alguna razón, no pueden asistir a un evento, para que puedan vender su entrada a otros aficionados», explica Uriarte.

Su modelo de negocio es sencillo. A cambio de mediar entre las personas que quieren vender sus entradas (no siempre con ánimo de lucro y a veces por valor incluso inferior a su precio oficial) y las que ansían adquirirlas, obtienen una comisión del 10% sobre los precios establecidos libremente por los usuarios.

Todas las compraventas quedan registradas y están gravadas con un IVA adicional del 21%. Esa transparencia fiscal es el argumento que esgrimen las plataformas como Ticketbis contra una prohibición que, a su juicio, fomentaría el mercado negro y obligaría a las empresas a operar y tributar desde otros países. La plataforma se autorregula para «desincentivar» el fraude. «Poner a la venta una entrada exige dar el nombre completo, dirección y una tarjeta de crédito sobre la que se cargarán penalizaciones si no se cumplen las condiciones del servicio».

Con estas precauciones no bastan para promotores y asociaciones de consumidores como Facua, que alegan indefensión. Saber si la reventa es o no ilegal en España sigue siendo la clave del asunto y entre los propios juristas hay discrepancias. Se parte de una regulación obsoleta, de 1982, pensada para evitar que en el año de Mundial de fútbol los alrededores de los estadios se convirtieran en zocos de revendedores. La proposición no de ley que debatirá el Congreso a instancias de Ciudadanos exige actualizar la normativa. Mientras tanto, para curarse en salud sigue siendo habitual ver anuncios tipo «vendo bolígrafo y regalo entrada para ver a Guns N Roses por 200 euros», un truco que, en caso prohibición legislativa, no evitaría incurrir en fraude de ley.

Como tercera vía, han surgido plataformas con un ánimo de lucro más comedido como la británica Twickets, que permite revender las entradas a su precio nominal más una pequeña comisión. De cualquier manera, ser fan de cantantes, grupos, artistas o equipos deportivos, sale siempre caro.

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