Cecilia Blanes.

El órdago de Cecilia Blanes a Shostakovich

La violinista, que acaba de debutar como solista con la OFM, trabaja como ‘freelance’ con orquestas nacionales y extranjeras

Regina Sotorrío

Miércoles, 8 de febrero 2017, 00:29

«Me la jugué, pero salió bien». Cecilia Blanes lo dice aliviada por la prueba superada y todavía emocionada. La joven violinista debutó el pasado viernes como solista con la Orquesta Filarmónica de Málaga en el Auditorio Edgar Neville. Una primera vez para la que muchos optarían por un repertorio asequible que mantuviera a raya los nervios, un romántico como Tchaikovsky o Mendelssohn, pero no fue su caso. Ella se atrevió con el Concierto nº 1 en la menor de Shostakovich. Una «apuesta a lo grande» porque «psicológica y físicamente demanda mucho del músico» que aceptó consciente de lo que suponía y que, a juzgar por los comentarios tras su actuación, ganó.

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Alicantina criada en Málaga, la joven de 25 años ha regresado a casa tras dos años formándose en la Royal Northen College of Music de Manchester, con Yuri Torchinsky de la BBC Philharmonic como tutor. Él fue, precisamente, quien la animó a «ir a por Shostakovich» para su debut solista. Dos años en los que perfeccionó la técnica gracias una beca de la Fundación Musical de Málaga al mejor expediente académico: Blanes terminó el Conservatorio Superior de Música con un 9,52. Y desde que regresó «ha sido un no parar».

Podría quejarse de la inestabilidad de su profesión, de la ausencia de plazas, de las pocas oportunidades que hay para los jóvenes músicos... Pero, sin obviar esos lastres, Cecilia Blanes le echa sentido del humor a su realidad en los últimos meses, de acá para allá para colaborar con diferentes orquestas sinfónicas. «Dando más vueltas que una peonza, pero una peonza contenta», añade entre risas. De momento, ejerce de violinista freelance en la sección de cuerdas de la Orquesta Filarmónica de Málaga donde su padre es solista de clarinete, Martín Blanes, la Sinfónica de Barcelona y la Royal Liverpool Philharmonic. En las próximas semanas se repartirá entre Málaga (donde estará en el concierto de abono de este jueves y viernes) y Barcelona, para marcharse en marzo a Inglaterra. «Los músicos freelance tenemos que coger muchos aviones», apostilla la violinista, con fechas cerradas en su agenda hasta final de temporada. Su «debilidad» es el repertorio sinfónico, pero como uno más de la orquesta. Reconoce que la vida de solista es «psicológicamente muy dura», por eso su «mejor opción laboral» sería formar parte de una orquesta y, de vez en cuando, dar conciertos en calidad de concertista. «Ese es el equilibrio perfecto entre las dos facetas de la carrera», confirma.

Intentará hacerlo desde Málaga, y el Brexit tiene parte de culpa. Cuenta que la decisión de Reino Unido de abandonar la UE ha dejado un «ambiente raro» en las calles, la inversión de las empresas en cultura se ha frenado... «Y los que somos de fuera nos sentíamos algo incómodos», relata. Por eso decidió establecerse de nuevo en casa, y desde aquí moverse por el mundo. «Y siempre con una sonrisa, porque cuando hay trabajo hay que saber valorarlo», concluye.

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