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William Seward Burroughs
De San Luis, Misuri, a Santiago, Chile. William Burroughs y Violeta Parra

De San Luis, Misuri, a Santiago, Chile. William Burroughs y Violeta Parra

Tal día como hay nacía William Burroughs, mesiánico en su concepción del lenguaje en tanto que virus que parasita y aliena la mente humana, y culminaba Violeta Parra su tercer y definitivo intento de suicidio

María teresa lezcano

Domingo, 5 de febrero 2017, 01:12

Tal día como hay nacía William Burroughs, mesiánico en su concepción del lenguaje en tanto que virus que parasita y aliena la mente humana, y culminaba Violeta Parra su tercer y definitivo intento de suicidio.

William Burroughs: del 5-2-1914 al 2-8-1997

El cinco de febrero de 1914 nacía, en la misuriana San Luis y en el seno de una familia inventora de una reputada máquina de sumar, William Seward Burroughs, quien no pasaría a la historia por sus dotes matemáticas sino por haber sido una de las principales figuras de la literaria Generación Beat. Burroughs, mesiánico en su concepción del lenguaje en tanto que virus que, habiendo elegido la mente humana como hábitat, lo parasita y lo aliena, pretendió dinamitar al inquilino con misiles anti sintácticos y balas de calibre semántico, a la vez que sintonizaba sus propias neuronas en el canal moduladamente frecuentado de la heroína en frecuencia modulada. La fusión produjo textos experimentales bañados en surrealismo e ironía, y no menos experimentales situaciones biográficas: hallándose en México en una de sus habituales huidas de la justicia estadounidense, William, ahíto de tequila y adormidera sintetizada, quiso emular con la señora Burroughs la hazaña manzanil de Guillermo Tell aunque con un vaso por fruto , quedando en este caso el vaso intacto y la cabeza de Mrs. Burroughs como una pomácea con gusanos de sangre. El apartamento en el que fue guillermotellada la señora Burroughs, situado en un viejo edificio de Ciudad de México, se ha ido convirtiendo desde entonces en centro de peregrinación de fanáticos del viejo gurú de la contracultura y ociosos varios, si bien sólo se puede acceder al exterior de la puerta marcada con un número 10 ya que dentro viven actualmente tres hermanas y cinco perros, que ladran denodadamente los canes, las hermanas protestan a coro y en levedad cada vez que alguien pretende rememorar in situ el amanzanamiento, o más bien el desmanzanamiento de Mrs Burroughs. Como dice el portero del edificio: Vienen grupos grandes de extranjeros, como si esto fuera la basílica. Hablan en inglés. Puros güeros vienen.

Violeta Parra: del 4-10-1917 al 5-2-1967

Cincuenta y tres años después del nacimiento misuriano de Burroughs, Violeta Parra se descerrajaba en Santiago de Chile un tiro en la sien derecha, culminando de este modo su tercer y definitivo intento de suicidio. La creadora del paradójico himno Gracias a la vida apostataba de ese modo tajante y sangriento de la composición y de la propia vida, Me ha dado la marcha de mis pies cansados/ Con ellos anduve ciudades y charcos, mientras en la a la vez cercana y lejana Nicaragua asumía el poder dinástico Anastasio Somoza Debayle, que de baile sabía poco y de canto aún menos, pero dirigía como nadie la hacienda nicaragüense con la ayuda de Dios y de la CIA, y en la a la vez lejana y lejana España se seguían sumando las reclamaciones por el alegremente llamado Incidente de Palomares, que suena a asunto menor pero en realidad fue un affaire de altura en el que un bombardero estadounidense B-52 que transportaba cuatro bombas termonucleares y una nave nodriza KC 135 cargada con ciento diez mil litros de combustible se amaron en orgásmica colisión, animando los cielos de la costa almeriense con unos fuegos artificiales de trilito y plutonio que quítese la pirotecnia clásica. Como era de esperar, el gobierno del general superlativo dijo aquí ni hay bomba ni volverá a haberla ni a verla, y envió a su ministro de turismo, el inefable e inabarcable Fraga Iribarne, a bañarse a Palomares como prueba de la inocuidad de sus aguas, en calzón y sonrisa tan superlativos como el general, y junto al embajador norteamericano que eligió un modelo turbo y una sonrisa errática de quien me mandaría a mí meterme en la diplomacia con la que está literalmente cayendo, gracias a la vida que me ha dado tanto. Y el canto de ustedes que es el mismo canto.

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