Antonio de la Torre, a su entrada en la sala de la Térmica donde charló sobre su trayectoria.

De la Torre: «No gano otro Goya para no perder la gracia de la primera vez»

A las puertas de su novena gala como nominado a mejor actor, el intérprete protagoniza una charla divertida, cercana y «malaguita» en la Térmica

Regina Sotorrío

Martes, 31 de enero 2017, 00:22

Duró una hora y media, como cualquiera de sus películas. Pero aquí no hacía ningún papel. Era simplemente él mismo, Antonio de la Torre. Un tipo que pasa de la broma a la reflexión profunda en un segundo, que disfruta igual filosofando que viviendo un «momento Sálvame» con sus amigos presentes ayer en la sala. Salió a relucir el «malaguita» cercano que no se olvida del niño de Ciudad Jardín que fue, el actor comprometido que reivindica la dignidad de la profesión y el hombre sincero capaz de encontrar una explicación, «que no una justificación», hasta en los actos más reprochables. Incluso en las palabras de Rajoy admitiendo hace unos días que no había visto ninguna película española de 2016. «Una torpeza», un comentario «desafortunado»... «Pero sincero, y no creo que quisiera hacer sangre», añadió.

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Para todo eso, y más, dio su abarrotada charla en la Térmica dentro del ciclo Palabras mayores que coordina Luis Alegre. Un foro muy apropiado para quien este sábado volverá a ocupar una butaca como nominado en la gala de los Goya por Tarde para la ira de Raúl Arévalo. Será su novena vez en diez años. Y eso sí son palabras mayores. Recordó la sensación «irreal y hermosa» de la primera ocasión, y de momento la única, que se llevó la estatuilla a casa por AzulOscuroCasiNegro (2006). La película de Daniel Sánchez Arévalo le dio un nombre en el cine español y le abrió las puertas para que hoy esté en el exclusivo club del «dos por ciento» de los actores que viven con un «sueldo aceptable».

En aquella edición de 2006 competían «tres actores de verdad» y él. Se conformaba con el diploma que le dieron en la gala previa al día grande del cine, ya podía «demostrarle a los nietos» que él estuvo allí. Pero ganó. «Y creo que no lo he ganado más porque para qué, ya lo he disfrutado. Es como el primer amor, en verano de moraga, con un espeto... No gano el Goya porque no me da la gana, porque no quiero perder la gracia de la primera vez», bromeó el malagueño. Ironías aparte, admitió que este año «está muy difícil, pero no imposible».

De la Torre repasó su carrera desde el principio, desde que en séptimo de EGB se apuntó a un grupo de teatro movido por una «cosa narcisista». Lo abandonaría enseguida por «miedo», ese que «nos hace vivir por debajo de nuestras posibilidades». Años después un antiguo compañero le descubrió que su profesor, Don Antonio, lamentó la marcha de aquel niño «porque tenía madera de actor». «Me puso los pelos de punta, sentí mi vida como una película», dijo. Tuvo palabras emocionadas hacia sus padres, que no llegaron a verle triunfar: «Pero me habrían apoyado en todo». Ya lo hizo su padre cuando iba a aceptar un trabajo mejor remunerado pero lejos para poder costearle la carrera de Periodismo. En un guiño a Juan Antonio Morgado, jefe de Deportes de SUR hasta su jubilación y presente en la charla, rememoró entre risas sus años de becario en el periódico.

Habló de la actualidad del cine español y desmontó sus «falsos mitos». ¿Subvencionado? «Cada euro invertido en cine redunda en dos». ¿Monotemático? «Solo ocho de las últimas mil películas hablaban de la Guerra Civil». ¿Hay una marca España? «Es un invento, me toca las narices, se hace cine de distintos géneros». Y añadió: «El cine español se respeta mucho en todos lados menos en España». Sin embargo, no se «indigna» ni se «enerva» con las declaraciones del presidente del Gobierno. Aunque no comparte su ideología, le ha visto «pasarlo mal», y si algo le ha enseñado el cine es a ponerse en la piel del otro, «a entender más que a juzgar». Palabras mayores de Antonio de la Torre.

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