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Antonio Javier López
Sábado, 28 de enero 2017, 00:46
El biorritmo acelerado de los tiempos impone la pauta, casi la exigencia, de la actualización constante. A esa dinámica no escapa la oferta cultural, más bien todo lo contrario. Y en el ámbito de los museos, esa manera de desenvolverse en el mundo cuaja en un prejuicio bien extendido entre el público: las novedades sólo esperan en las exposiciones temporales, porque vista una vez la colección de un museo, vista para siempre. Si a eso le unimos la competencia creciente, el asunto de captar la atención de la audiencia posible se complica. Así que el Museo Picasso Málaga (MPM), más que nadar contra la corriente, ha decidido ensanchar el cauce del río.
Porque el MPM ha decidido responder al nuevo escenario museístico en Málaga con la mayor renovación de sus fondos desde su inauguración. Porque cuando el MPM abrió sus puertas allá por octubre de 2003, la agenda expositiva de la ciudad apenas contaba con otro recién llegado como el CAC Málaga (que se inauguraba en febrero de aquel año), con la Casa Natal de Picasso y con no mucho más. En este tiempo se han incorporado el Museo Automovilístico (2010), el Museo Carmen Thyssen (2011), las filiales del Centro Georges Pompidou y del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo (2015) y el Museo de Málaga en el palacio de la Aduana (2016). Eso, sin olvidar a la clase media museística que también ha crecido con el Museo del Vidrio, el Museo Interactivo de la Música, el Museo de Vino y el remozado Museo de Artes Populares, por citar algunos ejemplos.
El escenario, por tanto, es bien distinto al de 2003, y el MPM ha decidido dar un golpe de timón con una notable renovación en sus fondos. La colección permanente del museo consta de 233 piezas donadas por Christine y Bernard Ruiz-Picasso, nuera y nieto del artista. Este último firmó en 2010 a través de su fundación un acuerdo para la cesión durante 15 de otras 43 obras, entre las que figuran algunos de los títulos más populares del MPM como son Olga Khokhlova con mantilla (1917), Paulo sobre un asno (1923), Susana y los ancianos (1955), Mujer acróbata (1930) y Madre y niño (1921), entre otras.
Una nueva etapa
Ahora, la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA) amplía ese préstamo hasta las 166 referencias, que permanecerán tres años en la pinacoteca malagueña. El acuerdo lo anunciaban ayer el propio Bernard Ruiz-Picasso junto a la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, y ambos coincidieron a la hora de adelantar que la alianza abre «una nueva etapa en este museo».
Bajando al detalle, de las 43 piezas cedidas hasta ahora, cinco permanecerán en Málaga mientras el resto serán nuevas incorporaciones. Ni Bernard Ruiz-Picasso ni la consejera especificaron qué obras llegarán al museo, si bien SUR ha podido confirmar que entre las que se quedan no figuran las piezas antes mencionadas y que hasta ahora han actuado como los iconos más reconocibles del museo. En concreto, de este conjunto inicial seguirán en el MPM Mujer a la puerta de un baile (1899), Busto de mujer sobre fondo blanco y pardo (1928), Cabeza de mujer (Françoise) (1945), Retrato de mujer (1943) y Fernande à la Mantille (1906).
Eso sí, desde el museo dejaron la puerta abierta al regreso de esas obras emblemáticas a través de su presencia en exposiciones temporales o en nuevos préstamos acordados en el futuro. Respecto al planteado ayer, tanto Aguilar como Ruiz-Picasso emplazaron a la presentación al público prevista el próximo 13 de marzo para conocer la nueva propuesta del MPM. Sí esbozó el nieto del artista que la cesión incluye pinturas, dibujos, esculturas y grabados y deslizó que entre la selección hay obras «muy famosas».
Hasta que se desvele la incógnita sobre el contenido de la nueva cesión, lo que hasta ahora se sabe es que el MPM cambia un préstamo de 43 obras a 15 años (del que ya se han cumplido seis) por otro de 166 piezas a tres años.De forma paralela, la Junta de Andalucía mantiene su asignación de 4,37 millones de euros para el funcionamiento del museo malagueño, que en 2016 batió su propio récord para consolidarse como el más visitado de la región con 558.033 visitantes.
El descendiente del artista defendió que a través de esta nueva presentación de los fondos de larga estancia del MPM «se podrán apreciar y descubrir las diferentes facetas de su obra y la variedad a través del tiempo». Porque, para el mecenas del MPM, después de trece años de vida, en el museo malagueño «había la necesidad de cambiar la manera de ver la colección».
Las palabras del director artístico del museo, José Lebrero, sirvieron para conocer algunos detalles más (pocos, eso sí) sobre lo que vendrá al MPM durante los próximos tres años. Lebrero añadió que las nuevas incorporaciones están datadas entre 1895 y 1972, es decir, cubren la práctica totalidad de la trayectoria picassiana. Además, «algunas han sido expuestas muy poco al publico», según el testimonio de Lebrero, quien acotó: «Esta nueva colección permanente ofrecerá más información acreditada sobre la vida de Picasso de un modo atractivo».
Además, Lebrero adelantó otro cambio significativo en las salas del MPM, ya que el nuevo discurso se organizará de un modo cronológico y no mediante ejes temáticos como hasta ahora. Será uno de los cuatro «argumentos» de la nueva colección del museo desglosados ayer por el director artístico de la institución.
Los otros tres serán «focalizar la atención sobre esa permanente vocación por explorar las posibilidades expresivas de cualquier soporte» de Picasso, «combinar formatos y técnicas para incidir en el carácter cíclico y procesual» de la producción del artista y ahondar en un programa académico que ponga el foco en «asuntos poco estudiados por la comunidad picassiana».
Acuerdo con Endesa
La nueva colección ocupará las salas que ahora se están reformando y que contarán con un nuevo sistema de iluminación que permitirá al museo ahorrar hasta un 78% en su consumo energético en virtud del acuerdo suscrito ayer entre el MPM y la Fundación Sevillana Endesa.
Además, el presidente dicha fundación, Antonio Pascual, destacó que el paso a la tecnología LED del museo evitará la emisión a la atmósfera de 13 toneladas de dióxido de carbono al año. Nuevas luces para nuevos contenidos que dejan todavía preguntas en el aire.
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