Ángel Maireles, junto a las miles de fotos y carteles de su tienda Al Este del Edén.

La mitomanía pierde su último refugio

Al Este del Edén, templo del coleccionismo cinéfilo en Málaga, sucumbe a la crisis y a las nuevas tecnologías

Francisco Griñán

Lunes, 26 de diciembre 2016, 00:26

Lo primero que te encuentras al entrar es un album abierto por la A, aunque lo que llama la atención es una Z. Principio y fin que va de Antonio Banderas a su zeta de (viejo) Zorro en el cartel del filme. Principio y fin que también nos habla del punto y final de otra A, la de Ángel Maireles, que el próximo 5 de enero llegará a su particular Z con el cierre del mítico local Al Este del Edén, un templo de la mitomanía hollywoodienseque ha tardado en recorrer su abecedario de película casi 25 años. En 1992 abría sus puertas esta tienda de coleccionismo cinéfilo que convirtió calle Vendeja en lugar de peregrinaje de miles de aficionados y espectadores a la caza y captura de su estrella. Ya fuera una foto seductora de Marilyn Monroe, un fotocromo pasional de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, una guía viajera de Regreso al futuro, un poster estelar de La guerra de las galaxias... y así hasta 60.000 imágenes y artículos diferentes. «Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia», que diría el replicante Roy Batty en Blade Runner, cuyo poster luce en el expositor de carteles de Al Este del Edén. Aunque no tienen porque perderse, ya que, aunque este local echa el cierra, su propietario ha rebajado al 50% todo su estocaje de cine para que esta liquidación siga teniendo vida en las colecciones particulares de sus clientes.

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«Llevo dos años estirando este cierre. La crisis ha durado demasiado», se lamenta el madrileño Ángel Maireles, mientras suena por los altavoces una pieza de la banda sonora de El Padrino con sabor a réquiem. «El coleccionismo no es de primera necesidad y mis clientes se han ido jubilando o perdiendo los trabajos, mientras que la gente joven no tiene esta cultura», explica el propietario de Al Este del Edén, que convirtió su pasión en medio de vida.

«En las tiendas de coleccionismo nunca encontraba las cosas que iba buscando y siempre había pensado que debía montar mi propio local. Cuando me mudé a Málaga empecé a colaborar con una inmobiliaria que estaba en este mismo local señala con las manos los escasos 30 metros cuadrados repletos ahora de carteles, entonces de ofertas de casas y, cuando cerraron el negocio, vi que era la oportunidad de cumplir mi sueño», explica Maireles, que encontró rápidamente el nombre para su proyecto cuando hablaba con una amiga.

«Tenía una revista con la imagen de James Dean y lo vimos claro. Ademásque la gente dijera voy Al Este del Edén sonaba muy cinéfilo», relata este coleccionista antes que comerciante que insiste que no montó «este negocio por dinero, sino por devoción». «Desde luego, no me he hecho rico», apostilla Ángel Maireles que, con la liquidación del negocio, espera ponerse al día en el pago del alquiler, que asciende a 640 euros mensuales por el pequeño local situado en el corazón del Soho, aunque esta denominación ni existía cuando la tienda alzó su persiana mitómana a comienzos de los noventa.

El primer billete de 200 euros

Desde entonces ha vendido miles de fotos, cárteles libros y DVD, aunque también recuerda algún encargo peregrino. Como aquel coleccionista que llegó pidiéndole una muñeca hinchable con las medidas de Kim Basinger. Le dijo que se equivocaba de sitio. «Lo que siempre he disfrutado es el contacto con la gente y las tertulias cinéfilas que se montaban en la tienda», relata Maireles, que no olvida algunos clientes especiales, como Terenci Moix o Antonio Banderas. «El escritor entró y se puso a curiosear. Cuando ya vi que se sentía cómodo lo salude por su nombre y nos pusimos a hablar de cine y de sus libros», rememora el propietario de Al Este del Edén que tuvo que hacer una excepción con el autor de El día que murió Marilyn y Mis inmortales del cine, que se llevó un buen lote de imágenes. «Nunca he aceptado cheques, pero cuando sacó el talonario tuve que hacer una excepción con él», admite Ángel Maireles que, salvo aquel caso, sigue fiel a su política de cobros al contado. No tiene datáfono para tarjetas. Ni siquiera ordenador para encontrar las fotos. «Las guardo todas en mi cabeza», asegura este hombre de memoria prodigiosa que alza las manos para mostrar que tampoco es esclavo del reloj.

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«Para la película de Banderas El camino de los ingleses, me alquilaron varios carteles para ambientar una escena... esa fue la primera vez que me pagaron con un billete de 200 euros», señala Maireles que no oculta su debilidad por el actor malagueño. Y hasta lanza una idea: «Banderas se merece un museo en su ciudad».

Aunque Al Este del Edén tiene Facebook «Me lo lleva una amiga», confiesa el dueño, la alergia a la tecnología de Ángel Maireles y su devoción practicamente por el soporte analógico ha tenido también mucho que ver con el cierre de este singular comercio que, además de la crisis, ha sucumbido al coleccionismo por Internet. Un mundo que a este aficionado al cine no le interesa. «Me voy contento porque en estos 25 años he hecho feliz a mucha gente y ellos me han hecho a mi feliz con sus conversaciones»

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