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SALVADOR HARO
Lunes, 12 de diciembre 2016, 12:14
Cuando hace diecinueve años vine a vivir a Málaga, el antiguo Museo de Bellas Artes ya había cerrado sus puertas, pues el palacio de Buenavista se disponía a albergar el Museo Picasso. De este modo, nunca hasta ahora había tenido la ocasión de ver la colección completa de lo que hoy es el Museo de Málaga, con la excepción de las presentaciones parciales de la colección en alguna exposición temporal o el conjunto de arqueología que se podía visitar en la Alcazaba. Demasiado tiempo cerrado.
Debo decir que me ha impresionado gratamente contemplar la colección del Museo, por vez primera presentado en su conjunto, en un magnífico edificio y con una destacable museografía.
Como decano de la Facultad de Bellas Artes, me congratulo de que por fin el alumnado de esta facultad, los futuros artistas del mañana, tengan la oportunidad de acercarse a esta colección de arte del pasado, que demuestra que la vocación artística de esta ciudad tiene una larga trayectoria en el tiempo y no es, como pudiera parecer, un fenómeno reciente. Es necesario dejar constancia de que los jóvenes que comienzan su carrera artística en la facultad, nunca hasta ahora habían podido visitar esta colección artística, pues por su edad la mayoría de ellos no habían aún nacido o eran niños muy pequeños cuando el antiguo Museo de Bellas Artes cerró sus puertas.
De la colección del actual museo, me gustaría destacar en primer lugar el impresionante conjunto escultórico que el visitante se encuentra al comenzar la visita, proveniente del antiguo museo loringiano. Este primer contacto con el arte de la Antigüedad, excepcional en sí mismo, es por otra parte un adelanto de la colección de arqueología que se puede ver a continuación, que recoge vestigios artísticos desde los inicios del hombre y que muestra cómo el arte ha presidido siempre toda actividad humana. Cerámicas, mosaicos, fragmentos de frescos, todo tipo de utensilios y objetos de arte, muestran al visitante el pasado histórico y artístico de la ciudad.
La planta dedicada a lo que se vienen denominando Bellas Artes comienza con una excepcional pintura que se hizo como boceto para la decoración del techo del teatro Cervantes, ejecutado por Ferrándiz y Muñoz Degrain, a finales del siglo XIX. De algún modo anuncia que lo más nutrido del Museo se consagra al arte de ese siglo, con interesantes obras de los autores citados, pero también de Denis Belgrano, Moreno Carbonero, Simonet, Sáenz, Madrazo, Sorolla.
Como puente temporal entre la colección de arqueología y la pintura del XIX, algunas excepcionales piezas de entre las que son de destacar las pinturas de José de Ribera o de Alonso Cano, o algunas figuras de Mena.
Para los estudiantes de Bellas Artes, la visita a este museo supone también el acercamiento a los métodos de trabajo tradicionales de los pintores. Por ejemplo, es posible ver alguna grisalla, un procedimiento pictórico que contrasta con la pintura 'alla prima' y que es de gran utilidad para los artistas.
En cuanto al siglo XX, destacan algunas obras de Picasso, un delicioso Franz Marc, obras de diversos artistas malagueños de principios del siglo XX, con una quizás excesiva presencia de Moreno Villa, y obras de algunos artistas locales mucho más próximos en el tiempo.
Como conclusión debo decir que me satisface enormemente, como artista, poder acercarme al arte de calidad hecho en el pasado, y como decano de la facultad de Bellas Artes, la posibilidad de contar con este recurso formativo para los artistas del futuro que ahora mismo se están formando en nuestras aulas.
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