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Francisco Griñán
Miércoles, 12 de octubre 2016, 01:07
Hace 165 años que apareció. Enterrada en el Barranco de los Tejares, en la zona de El Ejido. Era una tabla metálica de más de un metro de altura con inscripciones en latín. Valía su peso en bronce. Por eso acabó en un almacén de Carretería para ser fundida y transformada. Hasta que Jorge Loring Oyarzábal, más tarde marqués de Casa-Loring, se enteró y rescató aquella antigüedad de su final en el horno. El estudio de los textos no tardó en revelar que aquellas eran las tablas de la ley de la capital: la Lex Flavia Malacitana. El bronce formó parte de la Colección Loringiana que reunió la acaudalada familia, aunque poco antes de morir, en 1897, el marqués vendió sus grabados jurídicos al Estado español. Entre ellos estaba la pieza malagueña, que pasó a formar parte de los fondos del Museo Arqueológico Nacional. Desde entonces, el regreso de estas tablas ha sido una reivindicación ciudadana y política, que se ha reactivado con la próxima apertura del Museo de Málaga en el palacio de la Aduana, donde ya se encuentra instalada y restaurada la Colección Loringiana.
El valor simbólico e histórico de esta pieza la más grande de los bronces jurídicos que conservaba Jorge Loring motivó hace un año al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, a dirigirse a la dirección del Museo Arqueológico Nacional para pedir la cesión de la pieza original. Según fuentes del equipo de Gobierno municipal, la solicitud fue denegada, por lo que se intentó un préstamo temporal que tampoco fructificó.
La Casona del Parque exhibe precisamente una réplica del original que se exhibe en la sala 19 del renovado Museo Arqueológico Nacional, que se reinauguró en 2014 y tiene en el documento legal malagueño una de las piezas fundamentales de la época romana. «Si estuviera en sus almacenes lo hubiéramos pedido para el Museo de Málaga, pero al formar parte del discurso expositivo inaugurado hace sólo dos años es complicada su cesión», reconocieron ayer fuentes de la Consejería de Cultura, que tiene previsto inaugurar el museo de la Aduana este año, aunque todavía no ha anunciado la fecha. En la sección arqueológica estará presente la Lex Flavia Malacitana a través de un vídeo que explica que, con estas tablas legales, la ciudad pasó de ser una localidad federada a convertirse en municipio del imperio romano.
Para que ese audiovisual se acompañe de la pieza original acaba de surgir en la plataforma Change.org la petición La vuelta al Museo de Málaga de la Lex Flavia Malacitana, que en apenas 24 horas se puso en marcha el pasado lunes ha logrado más de 300 firmas y ha sido retuiteada por el actor Antonio Banderas.
Intento de compra
Además de un reconocimiento para la ciudad, los textos del Municipum Flavium Malacitanum aportaron una nueva visión del derecho romano gracias a las investigaciones del especialista Manuel Rodríguez de Berlanga tras el descubrimiento de las piezas. «Entonces no se conocían tantos detalles del derecho municipal en la antigua Roma por lo que Málaga tuvo renombre en la comunidad científica del XIX por la Lex Flavia», explica el catedrático de Arqueología de la Universidad de Málaga, Pedro Rodríguez Oliva, que añade que si el marqués de Loring rescató este bronce de su destrucción, la venta al Estado impidió que las tablas acabaran subastadas y, probablemente, en el extranjero.
«Los grandes museos de Londres, París y Berlín se interesaron en su compra», revela el profesor que añade que, en su opinión, la amistad del marqués con el presidente del Gobierno, Cánovas del Castillo, fue la que hizo que el Estado pagara 100.000 pesetas del finales del siglo XIX por la colección de los bronces jurídicos. «Hoy día su valor es incalculable, pero si se compara con lo que Loring pagó un año antes por las esculturas clásicas de Villacevallos 1.500 pesetas hay una gran diferencia», asegura.
Rodríguez Oliva destaca que esta operación de venta fue «legal» y explica igualmente la presencia capital de la Lex Flavia en el discurso expositivo del Arqueológico Nacional. No obstante, se remite al caso precedente de otra emblemática pieza de la colección, la Dama de Elche, que fue cedida en 2006 para presidir la inauguración del Museo Arqueológico y de Historia de la ciudad alicantina. «Es una deuda que tienen con los malagueños y me encantaría verla aquí», confiesa el catedrático de Arqueología, que añade que hace una década pidieron el original del bronce malacitanum para la exposición en el Palacio Episcopal de Tiempo de púrpura. «Pero nos mandaron la copia».
Entre las piezas que se exhibirán en el Museo de Málaga, el Arqueológico Nacional ha depositado una Matrona sedente de Cártama, que está relacionada con la colección de estatuas romanas de los Loring. Un préstamo que abre la puerta al regreso de la Lex Flavia, cuya cesión tendría que ser solicitada por la Consejería de Cultura que gestiona el museo malagueño. Una petición que, en el caso de próximas exposiciones temporales, no se descarta desde la Administración autonómica.
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