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Sara Baras, en La Malagueta.
Sara Baras, olé y gracias

Sara Baras, olé y gracias

La artista gaditana vuelve a La Malagueta para demostrar por qué es una de las mejores representantes del flamenco a gran escala

Txema Martín

Domingo, 24 de julio 2016, 00:30

Voces trata de esa conexión que nos mantiene amarrado a los genios. «Es una voz que lucha por ser el eco de las voces que nos emocionaron», escuchamos decir al locutor Carlos Herrera, justo al principio. Frente a nosotros, mezclados entre las tres cuartas partes del aforo vendido, hay seis paneles que muestran las figuras de artistas a los que damos las gracias, seis maestros del flamenco que nos han dejado para convertirse en inmortales. Sara Baras, que también pertenece al terreno de lo eterno, vino anoche a la plaza de toros de La Malagueta a dar las gracias y, en cierta manera, a despedirse. El espectáculo Voces fue engendrado en el momento en el que la bailaora se enteró de la muerte de Paco de Lucía. Nunca pensó que le afectaría tanto. De la humildad que viene del agradecimiento y de la pena por la despedida nace este espectáculo, que es alegre porque no es solamente una hermosa pieza de afecto. Esto es mucho más, porque Sara Baras es una maestra del ritmo.

Es impresionante la capacidad que tiene esta mujer de inundar una plaza de toros entera con un flamenco que viene de las raíces. Aquí ni el cante ni el toque pierden su esencia porque es puro, puro como el viento. Sara Baras, que es capaz de hacer un flamenco para estadios con un arte que emerge de la intimidad de los tablaos y bajo la complicidad de la noche. La Malagueta resultó un escenario ideal hasta para quien echara de menos unas pantallas que nos dejaran contemplar el detalle. Si desaparecen las corridas de toros, ojalá queden las plazas para espectáculos magistrales como éste. Todos fuimos cayendo en un silencio roto por la música y las voces grabadas. Escuchamos a Paco de Lucía improvisar un poema: unas palabras preciosas sobre el mar, sobre cómo puede uno forzar la inspiración cuando su oficio es el arte.

El repertorio tocó más palos que homenajeados tuvo la noche. A cada maestro se le dio su espacio: Paco de Lucía por bulerías y seguiriyas, Camarón por taranta y así Antonio Gades (farruca), Enrique Morente (tientos y soleá), Moraíto Chico (soleá por bulerías) y Carmen Amaya enorme, por bulerías. Sara Baras fue la protagonista de la noche, junto a un cuadro de primer nivel. Hasta el vestuario fue deslumbrante. Y luego está José Serrano. Qué bonito tiene que ser que tu pareja artística lo sea también en la vida real para poder parir juntos hijos bellísimos como éste.

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