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Agustín Peláez
Jueves, 21 de julio 2016, 00:45
Su infancia y adolescencia la pasó en la aldea de Los Romanes, en el municipio de La Viñuela. Con 17 años se fue a trabajar a Marbella en los años en los que todos los famosos pasaban a pasar sus vacaciones a la Costa del Sol. De pronto se encontró frente un universo que sólo conocía por el cine y que le parecía inalcanzable e irreal, el de los artistas de primera fila tanto nacionales e internacionales. Era 1968. «Fue un cambio rotundo, de 360 grados. Pasé de estar en un pequeño pueblecito del interior de la provincia donde no pasaba a nada a vivir en Marbella, que se encontraba entonces en pleno boom», recuerda Rafael Reina Pérez.
Aunque jubilado desde hace cinco años, recuerda que como trabajador del sector hotelero, al que ha dedicado 44 años de su vida -actualmente tiene 66-, tuvo la gran suerte de trabajar en los mejores establecimientos de la Costa del Sol (Marbella Golf, Atalaya Park, Los Monteros, Continental e incluso Don Pepe, hoy convertido en gran lujo.
La mayor parte de su vida trabajó como facturista. Sin embargo, su profesión le permitió conocer de primera mano a personajes de primera fila. Conoció a actores como Sean Connery, Sofía Loren, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Cristopher Lee o la cantante Marie Laforet, por no menciona a Lola Flores, Juanita Reina, Imperio Argentina, Marifé de Triana, Raymond Nakachian y su esposa Kimera o Jaime de Mora, entre otras mucho famosos. La lista es interminable.
De hecho, Rafael atesora gracias a ello una de las colecciones más importantes a nivel nacional de fotografías dedicadas y firmadas, por muchos de aquellos personajes. Más de 15.000 fotografías que conforman actualmente su gran tesoro personal. «Tenía la imagen de gente famosa a la que nadie podía acceder, sin embargo cuando se encontraban en el hotel era gente normal», señala Reina, que recuerda que en sus ratos libres llegó a hacer de caddy master para Sean Connery, en la época en la que estaba casado con la actriz australiana Diane Cilento. «Llegue a jugar con el hijo, Jason», recuerda.
«En el trabajo había que mantener las distancias, pero cuando le acompañaba a jugar al golf en mis ratos libres, su hijo y yo no dejábamos de jugar», señala.
Rafael Reina Pérez tiene ahora 66 años. Con apenas 17, allá por 1968, dejó Los Romanes para trabajar en el sector hotelero en Marbella. Allí conoció a famosos como Sean Connery (al que acompañó como caddy master), Sofía Loren, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Cristopher Lee o la cantante Marie Laforet.
«Hasta que llegue a Marbella pensaba que los famosos no eran de carne y hueso, que no eran de verdad, que no existían, por lo que 1968 fue el año en el que desperté a la realidad, insiste. Recuerda que en las playas de Marbella o Torremolinos las turistas tomaban el sol el bikini, algo impensable para cualquier malagueño.
De hecho cuenta la anécdota de que cuando iba a Málaga capital acompañado por alguna extranjera con minifalda o en top para pasear por la calle Larios, «la policía se acercaba para echarnos de la calle porque decían que iban indecentes. No me ocurrió una sino muchas veces», afirma.
Todavía hoy Rafael no sale de su asombro y acaba de comprender como la Málaga de los años 70 era tan diferente de Torremolinos, dos poblaciones situadas a apenas 10 kilómetros de distancia. «Lo que cuento ocurría siempre que íbamos a pasear con turistas extranjeras al centro de Málaga», insiste.
Según Rafael Reina, la Costa del Sol de entonces era muy diferente de la actual. «Era la época del movimiento hippie, de las grandes discotecas, como Pipers de Torremolinos; de las salas de espectáculos, la música en vivo y los conciertos. Los turistas venía a liberarse, buscando marcha hasta la mañana siguiente. Había fiestas en todos los hoteles, era otra cosa», relata este testigo de la época dorada de la Costa del Sol.
Aunque como trabajador siempre mantuvo las distancias con los clientes, recuerda que «cuándo los trabajadores terminábamos el trabajo nos íbamos a las discotecas y allí nos codeábamos con los turistas y los famosos, gente que nos parecía inalcanzable. Uno de esos lugares de encuentro era la discoteca Piano bar», apunta.
Según señala, ha habido famosos con los que ha llegado a mantener una gran relación de amistad, como Imperio Argentina.
De toda aquella época, Rafael guarda su fantástica colección de fotografías firmadas y dedicadas, algunas posando incluso con los propios protagonistas. Asegura que nunca buscó el garabato a la carrera, sino el contacto directo. La mayoría de las fotografías que forman parte de su colección las ha conseguido en mano, presume. El resto las ha conseguido por correo.
Rafael reconoce que le han ofrecido por alguna de las fotografías grandes económicas, pero jamas ha comerciado con ello. Su deseo es que sus hijos continúen la colección, a la que tiene dedicada una habitación de su vivienda. Reina comparte su residencia entre Torremolinos y Canillas de Aceituno, a donde acude cada vez que puede. Actualmente es el presidente del Coro Coplero de Torremolinos, especializado en cantar coplas clásicas.
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