«El Teatro Cánovas ha perdido una línea de programación, pero estamos por recuperarla»

«No te lo vas a creer, pero lo que más me ayudó en esta profesión fue el toro mecánico», cuenta Antonio Navajas. Y no bromea. Los cinco años que estuvo al frente de esta atracción del Tivoli le sirvieron para conocer a ese ente abstracto que llaman público, descubrió sus gustos y aprendió a atraerlo. Aplicó esa enseñanza a su compañía Anthares primero, y a la gestión del Teatro Cánovas después. Han pasado 25 años desde que Navajas tomó los mandos del teatro de El Ejido, un tiempo en el que el escenario de la Junta se ha reinventado varias veces. La última, con su especialización en el teatro infantil y juvenil. La transformación le ha hecho ganar público este año roza los 30.000 espectadores, pero como contrapartida pierde una línea de programación arriesgada e innovadora que se convirtió en su seña de identidad. El coordinador del Cánovas que gestiona también la Sala Gades para danza y el espacio B para propuestas experimentales quiere recuperarla.

En diciembre el Teatro Cánovas cumplirá 25 años. ¿Qué ha conseguido en este tiempo?

Consolidarse como espacio escénico, algo impensable en 1991 cuando comenzamos con una programación para niños y jóvenes de autores vivos. Hemos pasado por diferentes etapas, pero siempre ha sido muy importante la creación de públicos.

En 25 años, ¿la escena malagueña ha ganado o ha retrocedido por culpa de la crisis?

Ha ganado. Cuando nosotros empezamos como compañía íbamos por los pueblos llevando el espectáculo pero también el teatro: las luces, el escenario, todo. Ahora vas a un pueblo y te encuentras un espacio escénico. Y hay una cantidad de creadores e intérpretes en Málaga excelentes, lo que les falta es saber comercializar y distribuir lo que hacen.

En muchas compañías solo hay dos personas que lo asumen todo.

Pero hay que sumar. El error del mundo de la cultura es que todos queremos ser Leonardos: «yo lo hago todo». Y Leonardo solo hubo uno.

Hace cuatro años decía:«Málaga es una ciudad cultural cainista, se devora ella misma. No deja crecer las iniciativas y los proyectos porque ella misma se corta las alas». ¿No ha cambiado nada?

Nada. Muchos piensan que lo que es bueno para mí es malo para ti, y no es así. Si a ti te va bien, a mí me tiene que ir bien. Pero esta ciudad no deja crecer a nadie.

Más concretamente, ¿en qué siente que se corta las alas?

Aquí al creador malagueño no se le apoya para nada, ni se le ayuda ni se le enseña a valerse por sí mismo.

Ahora ha nacido, por ejemplo, la Factoría Echegaray.

Es una idea estupenda y desde aquí apoyo la iniciativa de Juan Antonio Vigar. Es lo que hay que hacer.

¿El teatro se siente minusvalorado respecto a las artes plásticas? Se habla de Málaga ciudad de los museos, no de los teatros...

En términos económicos, por supuesto que se siente minusvalorado. Hay mucha más inversión en los museos porque se está trabajando en una imagen de ciudad, pero se olvida al creador malagueño. Yo no creo que ni Picasso ni Banderas sean una excepción, hay más picassos y banderas en Málaga pero hay que apoyarlos.

Por lo que dice, la Málaga, ciudad de los teatros parece muy lejana.

No creas. Hay muchos espacios escénicos en la ciudad y muchos están aún por descubrir. Una de las mayores redes de espacios escénicos la tiene la delegación de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Tiene una cantidad de espacios escénicos impresionantes.

¿E infrautilizados?

Utilizados con su centro, como era este. El Cánovas no deja de ser el salón de actos y la capilla del instituto Cánovas del Castillo. La Gades no deja de ser el salón de actos del Conservatorio de Danza. Y hay más. La ESAD, por ejemplo, está teniendo un gran éxito de público con los musicales; Gaona tiene un espacio escénico increíble, y está la Sala Falla del Conservatorio de Música. Hay muchos espacios, solo les hace falta brillo, enmarcarlo todo y venderlo. En definitiva, comercializarlo y distribuirlo.

Antes de ser gestor cultural fue hombre de teatro. ¿Es importante haber estado del otro lado?

Con la compañía aprendí a buscarme la vida. Aprendes que tienes que dar lo mejor de ti porque te contratan por un día pero el objetivo es que te vuelvan a llamar. Y aprendes que nadie te va a ir a ver porque te llames Antonio Navajas, tienes que trabajar para que te conozcan.

¿La conversión del Cánovas en teatro infantil fue una buena decisión?

Yo no hubiese sido partidario de hacer única y exclusivamente esa conversión a teatro infantil. Pero la decisión no es mía. Trato de hacerlo lo mejor posible, porque al dinero público hay que sacarle el máximo partido estés de acuerdo o no.

¿Málaga ha perdido oferta teatral con el cambio? ¿Dónde se ven ahora las propuestas más arriesgadas?

No se ven. La ideología estética del Ayuntamiento de Málaga no coincide con la que tiene el Teatro Central de Sevilla. Eso es lo que echa la gente de menos, esas apuestas innovadoras.

¿Cuál es su proyecto pendiente?

Compaginar y volver a los principios. Mi ideal de teatro en Málaga es lo que estamos haciendo más lo que hemos perdido. ¿Que lo hemos perdido porque había una crisis económica? Sí. Pero se nos paga para solucionar las cosas, y en eso estamos.

¿Lo ve factible?

Sí, con tiempo. En Málaga la Consejería de Cultura no ha cerrado nada, ha ampliado. Hemos perdido una línea de programación, pero yo y muchos estamos por recuperarla. Si no se hace ahora es porque las condiciones económicas no son las ideales.

¿Recuperar esa programación implicaría sumar nuevos espacios?

A lo mejor no hay por qué hacerlo aquí, se puede hacer en Torremolinos o en Vélez Málaga. Hay una línea de trabajo que estamos creando con diferentes municipios, solo necesitamos concretar cosas.

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