--1000x350.jpg)
--1000x350.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
FERNANDO MORGADO
Sábado, 14 de mayo 2016, 19:13
Entre el barullo de gente atraída por el programa de la Noche en Blanco era posible encontrar un oasis de paz. Estaba en los jardines del Museo Picasso, del que salían unas notas que invitaban a los viandantes de calle San Agustín a unirse a una fiesta que parecía privada, pero estaba abierta a todo aquel que quisiese. Solo unos pocos disfrutaban del concierto de jazz que el cuarteto The Farataos estaba ofreciendo en un entorno mucho más tranquilo que el de los pasillos del museo. Concha y Paco eran parte de esos privilegiados. Aunque en otras ocasiones han participado en las activdades de la Noche en Blanco, no parecía que hubiese nada que los fuera a mover de allí en toda la noche. Somos aficionados al jazz, solemos ir a los conciertos que se organizan y al festival. Este es un sitio encantador para escuchar esta música, confesaba Concha.
Aunque ya sin largas colas en la puerta, los pasillos del Museo Picasso eran un hervidero de gente por lo general poco familiarizada con el Palacio de Buenavista. Algunos se hacían 'selfies' en el patio y otros, más interesados en los cuadros, conseguían llegar hasta el protagonista de la colección del museo en este momento: 'Mural', de Jackson Pollock. Frente al cuadro estaban Amelia y Ángel, también haciendo fotos, pero por motivos menos narcisistas. Estoy haciendo un curso de fotografía y nos han encargado tomar fotos de arte abstracto en movimiento, explicaba Amelia, que junto a su pareja ya había tenido ocasión de ver los primeros minutos del concierto de Chenoa en la plaza de la Constitución. Solemos venir al museo cada vez que hay una nueva exposición. Volveremos a ver el cuadro de Pollock, pero a poder ser con un guía que nos explique algo más, apuntaba Ángel.
La música era el gran reclamo para las masas a la espalda del Museo Picasso, en la calle Alcazabilla, casi cortada en torno a las 22.30 horas por el recital de gospel del coro Hoy es Tiempo. Con la Alcazaba y el Teatro Romano como telón de fondo de excepción, la actuación repitió un nuevo pase una hora después, tal vez para aquellos que durante el primero aguardaban cola para visitar la fortificación musulmana. Un poco más abajo, algunos curiosos entraban en las hermandades de Estudiantes y el Santo Sepulcro, que aprovecharon la Noche en Blanco para abrir sus puertas de par en par a los visitantes. Mientras, la calle Abadía de Santa Ana disfrutaba de su propio programa de actividades. Desde la calle Císter podía oírse la voz de Gema Rodríguez, que entonaba a viva voz una serie de poemas acompañada de una guitarra en un escenario improvisado entre las terrazas de los restaurantes.
También se escuchaban notas desde el Parque, pues en el recinto Eduardo Ocón la Banda Municipal de Música interpretaba un programa especial relacionado con el eje temático de esta edición de la Noche en Blanco: las estrellas. Al terminar, muchos cruzaban el Paseo del Parque hacia el Rectorado de la Universidad de Málaga, donde debería haberse celebrado un concierto de bandas sonoras que tuvo que ser suspendido a última hora por enfermedad del pianista. Aun así, en la entrada posterior del edificio se formó una larga cola para visitar el proyecto de los estudiantes de Arquitectura de la UMA, una espectacular constelación de más de 9.000 estrellas de papel.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.