Alberto Gómez
Lunes, 25 de enero 2016, 00:24
La peculiar amistad entre Cela y Picasso, de ideologías distintas aunque unidos por el genio y el talento, se remonta a los años cincuenta. En junio de 1960, cuando el pintor del Guernica leyó en Cannes diez poemas que evocaban su infancia en Málaga delante de una pequeña audiencia entre la que se encontraban el fotógrafo David Douglas Duncan y los escritores Anthony Kerringan y Bob Schiller, Cela barajó la divertida posibilidad de editar un libro en el que él dibujaría y Picasso escribiría.
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Dos años después publicaron Gavilla de fábulas sin amor, aunque cada uno en su rol. La obra fue restaurada durante el proceso de intervención en los libros ilustrados por el artista con los que cuenta la biblioteca del Museo Picasso de Málaga. En el papel se puede ver al trasluz un sol y una gavilla.
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