antonio a. gómez yebra
Martes, 22 de septiembre 2015, 19:08
Las madres judías tienen fama de invasivas y sobreprotectoras. La protagonista de esta novela ostenta plusmarcas al respecto. Se trata de una mujer que, preocupada porque su bebé pueda tener un soplo en el corazón, abre a su hijo en una mesa de operaciones y examina su interior, durante horas, para «inventariarlo» todo con calma.
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«Quería comprobar con mis ojos que todo estaba en orden», explica. Sucede en la página 30 del libro y para entonces la mujer, la doctora Dolly, ya ha matado a cinco o seis personas, también a varios animales. A uno de ellos le ha cambiado las orejas de sitio. Lo ha hecho con la mezcla de rutina y molestia con la que se toca el claxon en la gran ciudad.
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